Una demacrada figura andante
sobre mi hombro veo de soslayo.
En mi pecho siento el terror gestante
y aunque sigo mirando, mi grito cayo.
El fantasma ululaba amargos alaridos al aire
almas blancas que de él se apartan
y pesares como cadenas sus pies arrastran.
Lamentos que mostraban su eterno sufrir
la negra figura hacia mí se giró
solo para descubrir
que ese fantasma soy yo.