Él captó mi atención, no sé por qué,
tal vez por su evidente hastío, me percaté
posiblemente, tan igual al mío.
Absorta en mi propia ausencia
me acerqué despacio, sin notarlo apenas.
Siento mi decadencia
corriendo bajo mi piel
un veneno por mis venas
y por mi garganta la hiel.
La magia siempre estuvo en ti,
me dijo con calma
y con voz doliente.
Pero aún se vislumbra
lo negro de tu alma:
Nunca serás suficiente.