Mi adorado amante, siempre presente para mí, quien me brindó consuelo en mis noches más oscuras y me rescató de caer en un abismo interminable lleno de pesares y recuerdos.
Lamento mucho, amado desconocido, no poder seguir amarrándote a esto. Sé que te duele tanto como a mí, y que te estoy causando más daño del que mereces... sujetándote a algo sin futuro, algo que yo misma arruiné en el momento preciso en que elegí volver con él. Lo siento, mi querido amante, entiendo que tu amor por mí es más profundo que el suyo, pero no supe apreciarte y te perdí. Estaba tan cegada por un amor que no supo valorarme.
No te imploro que me perdones, sería injusto de mi parte... soy consciente de que cometí un error, que mis acciones te marcaron y, sobre todo, que extinguieron la posibilidad de estar con alguien que realmente me amara, como tú.
Lamento profundamente no haber creído en la posibilidad de ser amada de verdad. Te pido disculpas por mi ceguera, no tenía la intención de dejarte ir, pero mi temperamento volvió a ganar y fracturé tu corazón.
Sé que esta situación es irónica; me encontraba tan confundida. En ocasiones, me resulta difícil avanzar debido a la oscuridad de los pensamientos que llevo a cuestas.