A ti, a quien observo desde lejos, quien despierta mil y una emociones en mi pobre corazón. Bastaron unas cuantas palabras para que me llenaras de ilusión.
Tú, mi deseo prohibido, aquel al que no me atrevo a reclamar como mío.
Te encuentras cerca de mí, pero un abismo nos separa, uno que no deseo cruzar... ¿quizás por miedo?
Eres un sueño latente que no quiero dejar escapar.
Sólo puedo contemplarte desde lejos, y eso me basta, pues no me siento capaz de derribar la gran muralla que se erige entre nosotros.
Has hecho que mi pobre corazón sienta amor, una emoción que alguna vez dejó de palpitar, pero que revivió por ti.