Sentir y pensar

La poesía

Ahora entiendo

lo que quería decir

aquel viejo borracho que

vivía en pensiones asquerosas

y se sumergía cada vez más en

la raíz de la creación.

 

Si no nace de uno mismo, no sirve.

Si no te hace gritar y te revienta

el alma a empujones para salir, no sirve.

Si no te araña y te carcome cada intestino, no sirve.

Si no te deja en paz ni en tus pesadillas, no sirve.

Si no te susurra lujuriosas palabras

en tus momentos de soledad, no sirve.

Si no te hace llorar y te incita al suicidio cuando

estás en lo más bajo, no sirve.

Si no camina a tu lado en

los tiempos de incertidumbre, no sirve.

Si no te maldice cada vez que te sientes en paz, no sirve.

 

Así es la poesía,

un coro angelical y una blasfemia al mismo tiempo.

Una bendición y una maldición.

Un estilo de vida y un estilo de muerte.

Un sentido del dolor y un sentido del amor.

 

Pensamiento lírico, le dicen.




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