"El eco de tu voz,
que me persigue en mis horas de
insomio
es un lamento
Y pienso:
"Quizás estás triste"
Quizás estás solo bajo el firmamento...
Tu soledad se funde en mi presente
con las manos crispadas
Intento en vano, atrapar el viento
Que se lleva el eco de tu voz ...
Y un suspiro me dice:
" No podrás, se disolvió, lo siento"
(Corina Bruni)
Comimos en un silencio sepulcral. El sonido que se oía era de los cubiertos al rozar los platos o de el agua cuando bajaba por la tráquea. Incómodo era poco. Después denun rato Gabriel se relajó un poco me di cuenta pprque sus hombros no estaban tensionados. Antes de tomar valor carraspeó, se limpió la boca con la servilleta y luego preguntó:
- Te gustó el lugar?
- Es una zona muy linda- contesté sin mirarlo mientras comía un trozo de tortilla.
- Ya vas a ver como los fines de semanas es más tranquilo. Hay muchas oficinas alrededor por eso el movimiento pero los domimgos apenas pasan buses- me miró y sonrió.
No parecía él, el Gabriel que se presentó en mi casa, que no tenía miedo de abrazarme o de decirme alguna verdad. Esté parecía más introvertido, que me hablaba o me trataba por obligación.
Después de ese incómodo momento contesté en monosílabos. Terminé de comer, junté y los lavé en la pileta. Sería lo mejor para matar el tiempo y perderlo de vista en estas cuatro paredes, a parte de los dormitorios.Había un lavavajillas pero eran pocas cosas y no sabía usarlo! Sé que no tendría mucha pero no era necesario y no faltaría oportunidad para que Dante me eexplicará. Cuando me di vuelta él ya no estaba y agradecí no tener que mirarlo.
Cuando Dante llegó yo ya estaba pronta en pijamas para acostarme pero no para dormir. Esté era un pijama nuevo , el otro me había desehechó de el.
Golpeo suavemente la puerta y cuando oí su voz que preguntaba si estaba dormida, salté de la cama y abrí. Largué una especie de chillido al abrazarlo, no era que hacía años que no lo veía, era solo la emoción.me abrazó, acaricio mis cabellosprotectoramente y beso mi coronilla - Ahora yabestas aquí- sonrió sinceramente y yo asentí timídamente.
Bebimos un té y estuvimos más de una hora charlando, cuando quisimos acordar eran la 1 de la madrugada. Dabte trabajaba d etarde aunque fuera sábado. Nos despedimos cada uno yendo a su cuarto pero con la tranquilidad de que tiempo no nos iba a faltar. Dí vueltas en la cama un buen rato. No era que el colchón fuera duro o que esté tuviera insectos. Era mi mente que no dejaba de trabajar. Siempre pensaba en Tomás, hasta dormirme sin dejarme de lamentar.
Me desperté temprano, antes de las 8 am, temprano para lo poco que dormí. En realidad me despertaron unos ruidos a cacerolas. Me levanté tomé una ducha y cuando salí de ésta me encontré con Dante en la cocina. Me invitó a desayunar a M, donde me dino que hacen las donnas más ricas.
Estuvimos otro gran rato de caharlas, me contó que estaba conociendo a una chica, pero que no era seguro. Era una compañera de trabajo. Y aunqje el me lo niegue le brillaban los ojos cuando hablaba de ella. Me reí negando con la cabeza. Él estaba hasta las manos. Hasta quedó rojo de vergüenza. O quería admitir, su realidad, se quería hacer el duro aparentando uan dura coraza, claro como si yo no lo conociera. Tomé mi capuccino antes que se enfriará. Me ponía de charla y me olvidaba que estab bebiendo. Después caminamos hasta la plaza Matriz , era hermosa. Uno de los edificios más antigüos alrededor. La plaza estaba rodeada de palomas, esperando que algún turista las alimente.
Cuando vimos la hora ya era pasado el mediodía, teníamos que almorzar y él luego debía irse a la Marina. Antes de retirarse me pidió que no me quedará encerrada. Que saliera donde fuera. Me dejó un juego de llaves encima de la mesada d ela cocina. Así que después de organizar mi ropa en la cómoda decidí salir.
Cuando estaba por girar la llave en la cerradura la puetta se abrió. Era Gabriel.
Quedé unos segundos sin reaccionar. Él estaba con su uniforme en tonos en azul, el medio sonrió de sastifacción al ver que yo lo analizaba, permitiendo ver sus oyuelos.
- Buenas tardes- me saludo con un beso en la mejilla- Vas a salir?- cuestionó con el seño fruncido. A lo primero respondí con un saludo de cabeza y a lo segundo contesté
- Si viy a dar una vuelta- medio seca fui en el momento pero es que él era indescifrable. No sabía cual era el verdadero Gabriel.