—Entonces... ¿Fue por lástima?
—¿Qué? Ruby, no.
—¿Entonces?
—Ruby, yo te adoro, lo sabes —intento acercarse y Ruby se alejo poniendo una separación entre ellos.
—Ese es el problema —se paso las manos por el rostro limpiándose las lágrimas, sin embargo seguían saliendo más de aquellos ojos a los que Keaton tanto amaba —Tú... —agarro aire, buscando poder decirle todo lo que quería decirle —Tú sabías cuan cerrada me encontraba yo en el amor y aún así en menos de un mes siento de todo por ti, quizás siempre lo sentí y me negaba, quien sabe —Keaton nuevamente intento acercarse y Ruby volvió a poner espacio entre ellos —Tú me adoras, pero yo te amo...
Jueves, 01 de diciembre de 2022.
01:32 horas.
Daba entrada la madrugada, toda la isla estaba oscura, se supone que debía de estar durmiendo, se suponía, pero fue su mismo cuerpo el que la despertó.
—Cof... Cof...
Ruby se paró, llevándose la mano el pecho, le dolía, lo sentía oprimido y sumándole a eso el hecho de que se levantó tociendo. Ni siquiera podía dormir, hace media hora que había terminado de hablar con su mejor amigo y ya estaba despierta, nuevamente.
Hace poco le empezaron esos síntomas, nadie lo sabía, había hecho la ley del hielo, nadie debía siquiera enterarse de que estaba enferma. Ruby era una mujer fuerte y no dejaría que nadie la viera débil.
Arrastro su brazo hasta su teléfono una vez su toz se calmó.
—Agh... Qué manera de empezar diciembre —se quejo, recomponiendo se en la cama.
No iba a poder dormir. Las únicas personas que sabían que estaba enferma eran aquellas que la atendían cuando acudía al ambulatorio.
Siempre que amanecía tociendo, se calmaba, pero cada cierto tiempo le regresaban los ataques, solo la podía calmar una nebulización.
Se arregló como pudo, rápidamente, antes de que la toz y el malestar en el pecho regresará a ella.
Se puso un mono deportivo color gris, una camisa de manga corta color negra, estilo top, que dejaba a la vista su ombligo, unos tennis negros y arreglo un bolso con un peine, crema de peinar, algo de dinero en efectivo y su tarjeta de crédito.
Puso su mano en la manilla de la puerta cuando el malestar regreso a ella.
☃️☃️☃️
06:50 horas.
Keaton empezó su día como de costumbre, bien temprano para trabajar.
Se puso el uniforme de la empresa que constaba en un pantalón negro, una camisa blanca manga larga casual con botones, una chaqueta negra y unos zapatos negros casuales.
Se dirigió al estacionamiento del edificio para retirar su carro, un bugatti divo color negro, dándose cuenta que el de su amiga Ruby no estaba.
¿Dónde se habrá metido? —se pregunto, poniendo a sonar unos villancicos.
☃️☃️☃️
09:52 horas.
Ruby despertó en una camilla con un leve dolor de cabeza, presiono el botón para llamar a la enfermera y en cuestión de minutos llegó donde ella.
—Señorita, ¿Cómo se siente?
—Bien, deseo irme —informo.
—Primero el doctor desea hablar con usted, es acerca de su estado de salud.
—Sí, sí, yo estoy bien, dígale que me fui y punto —Ruby se paró de la cama a pesar de las protestas de la enfermera.
—Señorita, por favor, se lo suplico, escuchelo aunque sea —pidio lo más amable posible.
—Escucha —Ruby la miro —No importa cuánto pidas o supliques es mi salud, mi decisión y si me quiero ir, me iré, punto —agarro su bolso y se encamino hacia la puerta.
—Eso es de muy mala educación, señorita Gallegher —antes de que pudiera salir había llegado el médico.
Un hombre algo mayor, de tez blanca, pelo canoso, delgado, tenía un pantalón gris, una camisa azul oscuro, una bata blanca y zapatos grises.
Ruby rodó los ojos —Usted no decide por mí, así que con permiso —intento pasarle por el lado para salir, siendo detenida en el proceso —Bien, ¿Qué es lo que quiere? —se llevo una mano a la frente.
—Lleva un mes asistiendo seguido con los mismos síntomas, todo apunta a que puede estar padeciendo del corazón, sin embargo usted se niega a qué se le realicen cualquier tipo de exámenes.
—Es mi vida —se señaló —Si tengo algo es mi problema, si muero por no atenderme es mi problema, no él de ustedes —lo miró fijamente —Todos morimos tarde o temprano, doctor —intento irse, siendo detenida, nuevamente —¿Ahora qué?
—No se irá hasta que se realice unos exámenes y la vea un cardiólogo, vino aquí a atenderse y si se va y le sucede algo quedará en nuestra conciencia —se explico el doctor —Si se niega, llamaremos al joven Keaton Holmes, o a alguien de su familia.
Ruby frunció el ceño.
—Está bien —accedio —Pero de aquí no debe salir que yo me realice unos exámenes, ni lo que salga, ¿Entendido?
A Ruby le valía pepinos lo que le saliera en los exámenes, lo que le dijera su familia o cualquier externo a ella, pero Keaton era alguien que siempre había estado para ella, le conocía desde muy niña y nunca la había abandonado, en pocas palabras, era el único amigo de verdad que tenía y no se perdonaría que se enterará que está enferma, mucho menos por otra persona.
12: 22 horas.
—¡Ruby Gallegher!
Los resultados que Ruby debía llevarle al cardiologo tardaron dos horas y media en estar listos.
—Al fin, muchas gracias —agarro los exámenes y se dirigió a la consulta del cardiólogo.
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Editado: 22.12.2022