OLIVIA
—Disculpe señorita, me dejaría bailar con su amiga. —le dice Patrick a Estef.
—Por supuesto, solo que debe tener cuidado, porque ella tiene dos pies izquierdos, y no me hago responsable si sale lastimado. —dice Estef mientras ríe.
—No se preocupe, lo soportare. —me mira y sonríe.
Estef me deja y Patrick se pone en frente mío. Empieza a sonar una canción, era una muy curiosa, hermosa, pero dolorosa a la vez.
El toma mi cintura y extiende su otra mano, yo sujeto su hombro y tomo su mano.
—Olivia… —dice Patrick.
—¿Sí?
Nuestras miradas chocan, nuestros corazones hablan, y nuestras almas se abrazan.
—Gracias por haberme escuchado hace tiempo. —sonríe.
—Gracias por confiar en mí. —sonrío.
Bajo mi mirada de sus ojos; porque yo no podía confiar en él, y no era simplemente confianza, si no que, era miedo. Miedo a como fuera a reaccionar, miedo a como me reprocharía, miedo a como fuera a dejarme.
—¿Qué sucede? —dice y alza mi rostro.
Mis lagrimas querían salir, igual que mi alma, igual que mi corazón.
—Patrick… yo… —la voz se me entrecortaba.
—Tranquila, ¿sí? —empieza a secar mis lágrimas.
—Vine a Madrid a escapar de mi ex novio.
Lo dije, y veo como su semblante cambia. Pero en el fondo trasmitía algo que me hacia sentir segura de lo estaba saliendo de mi
—Olivia…
—Él me golpeo en muchas oportunidades, y creo que llego a abusar de mí. Siempre me hizo sentir mal, me hacía sentir ridícula, me odie por mucho tiempo, nunca me dejaba salir, menos vestirme como yo quería. Mis padres y mis hermanas, jamás lo supieron, menos Estefany. Tenia miedo de que, si hablaba, él podía hacerle daño a mi familia. Nadie sabe esto, absolutamente nadie. Esto lo guarde en el fonde de mi corazón, y esto causo que se hiciera un hueco, muy profundo, que ya no se puede cerrar, con nada ni nadie.
Había soltado todo, mientras mi cabeza reproducía aquellos días dolorosos. Patrick me abraza, podía sentir su alma llorar, su corazón me consolaba, y sus besos en mi cabeza me calmaban cada vez más.
—Perdón por todo lo que has tenido que pasar. No sabes lo impotente que me siento y de no poder hacer nada.
—Lose, lo peor de todo esto, es que hasta en mis sueños me persigue.
—¿Y fue así como te lastimaste la rodilla?
Solo asentí.
—Todo esto me mata cada vez más, mis recuerdos me torturan y mi alma esta cansada, siento que mi corazón late cada vez mas lento, y mi cuerpo pesa. Lo que mas me duele, es no poder decirle a mi familia y amigos, ya que tenia miedo de que él les hiciese daño.
—Olivia, escúchame. Se que es difícil hablar cuando sufres algún abuso, ya sea físico, psicológico y otros más. Pero quiero que sepas esto, y que siempre lo recuerdes cuando te sientas así. Todo en algún momento pasará, no todo dura para siempre, el dolor cesará, el amor se acabará, y podrás descansar en paz. Eres valiosa, eres importante, eres hermosa, eres inteligente, eres amable, eres tan buena que nadie merece ese corazón. Tal vez no entienda tu dolor, pero siempre estaré a tu lado para cargar ese peso contigo, porque si caes, yo caigo contigo, porque si tu ríes, yo rio contigo, si tú lloras, yo lloro contigo, si tú amas, yo te amaré también.
Eso me hizo llorar aún más, todo lo que había dicho, era lo que siempre necesite escuchar. Estábamos tan cerca, éramos como dos planetas a punto de chocar, solo que, si chocábamos, uno de los dos, terminaría más destruido que el otro y los meteoritos lastimarían a alguien más.
A su lado estaba segura, solo que no sabia si era mi único lugar seguro aquí.
Me dirijo al baño para poder limpiarme, yo seguía sin poder mirarme al espejo, no podía. Tenía miedo de que él podría volver.
Escucho que tocan la puerta, pero no hago caso, hasta que me doy cuenta que es Estef que entra sin esperar más, se lanza hacia mí, y me abraza.
—Livi…
—No digas nada Estef.
—Pero Livi, ¿porque no confiaste en mí?
—Estefany —me separo de ella—, no es cuestión de confianza, es miedo. Miedo a que no me crean, a que piensen que estoy exagerando, a que piensen que es solo un invento mío. A eso le tengo miedo.
—Olivia —se acerca y me toma de los hombros—, nos conocemos desde que tenemos 12 años, te conozco de casi toda la vida. Sabes que siempre te voy a creer, yo también tenia mis sospechas, pero esperaba que tu me lo dijeras, porque sabía que, si te lo decía, tu ibas a negarlo. Te conozco, y sé que odias que te digan eso, pero es la verdad. No sabes lo mucho que me duele que hayas pasado por eso, y mas aun sola, sin decirle a nadie, y cargar con todo ese peso.
Y ahí lo había entendido todo, estaba rodeada de gente que me apreciaba, me quería, me amaba. Pero en el fondo yo no me apreciaba, ni me quería y menos me amaba.
Todo era como un carrusel. El carrusel nunca deja de girar.
Nuestra vida es como un carrusel, al principio puede dar miedo, pero luego agarras confianza y experiencia, pero de tantas vueltas te mareas y hay un momento de nuestras vidas donde nos perdemos, unos suben otros bajan, pero nunca deja de girar.
Vivía en una familia llena de amor, y muchos piensan que donde en una familia haya amor, los hijos sabrán elegir bien con quien compartir su vida. En mi caso no, a pesar de mis padres de amaban y daban ejemplo de un amor sincero y armonioso, yo me fije en alguien que me hizo sentir lo contrario. La familia influye mucho en el crecimiento en cada uno de sus hijos, pero eso no nos dicen que nosotros los hijos, haremos todo bien como ellos.
Porque también nos equivocamos, cometemos errores, pero esos errores no terminan de la mejor manera.
En algún momento de nuestras vidas, vamos a caer, ya sea con algo, o con alguien. Yo lo había hecho, pero cuando alguien quiso salvarme, ya era demasiado tarde.