Creo fielmente que las personas si se pueden clasificar; pero no me malentiendan, no pienso que se puedan clasificar de manera discriminatoria. A lo largo de mi vida he clasificado a las personas en tres tipos:
Las bengalas; ese tipo de persona que llega a tu vida por azares del destino, ilumina tu vida por unos breves instantes pero que indudablemente comenzarán a apagarse y su luz morirá con ellas.
Las lámparas; son con quienes, a pesar de no estar ahí todo el tiempo, puedes contar con que estarán para darte luz cuando lo necesites.
Los fantasmas; la clase de persona que pone tu mundo de cabeza y que en realidad ya no está físicamente en tu vida pero la encuentras en pequeños detalles de tu rutina, personas que, no importa el tiempo que te hayan iluminado, te marcaron de una o de muchas maneras.
Y era un placer para mí decir que había conocido al menos a una persona de los dos primeros tipos y que había salido librado de que algún fantasma se atravesara en mi vida pero tal vez nunca había pensado en ello detenidamente.