KRISTIN ROTH
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Nuevo post de SHE, un escándalo total que obtuvo un máximo de dos mil comentarios en tan solo tres minutos de haber sido publicado. Los profesores lo llaman como un fenómeno bloguero que está colapsando la aplicación local de la universidad.
Las quejas de los padres está causando que el director trate de tomar medidas en el asunto desde lo que pasó con Whitney y el profesor Stephen Koulson.
<<Eso sí que fue una caja de Pandora>>.
La clase de historia contemporánea me llama tanto la atención que no me doy cuenta cuando siento que algo ligero golpea mi cabeza, al tocar el suelo lo tomo y reviso el contenido.
"Lindo cabello, nerd".
Frunzo el ceño, el chiquillo estúpido de Elliot Dunne lo volvió a hacer. Aprieto la mandíbula conteniendo la rabia y fingiendo que no he recibido nada. La clase de historia vuelve a interesarme, haciendo que olvide lo de hace rato, solo hasta que una notificación aparece en mi teléfono.
—Señorita Roth, por favor apague el teléfono —me quedo absorta leyendo el mensaje de un número desconocido —. Señorita Roth.
—Es tut mir leid, Lehrer —la profesora procesa lo que acabo de decir —. Digo... Lo siento...
Ignora mi presencia y sigue con la clase. Vuelvo a ver de reojo mi teléfono.
Número Desconocido: Hola.
Número Desconocido: ¿Nos vemos en la biblioteca?
Respiré hondo, lo último que necesito es perder la compostura por una persona que obtuvo mi número de no sé dónde. Ignoro el mensaje un momento para prestar atención a la clase, pero una llamada entrante me altera al punto de caerme de mi asiento como una estúpida.
—Señorita Roth, ¿Le pasa algo? —pregunta la profesora en un tono preocupante.
—¿Puedo ir al baño? —murmuro para ambas.
Ella suspira revoleando los ojos al mismo tiempo, me indica que puedo irme. Al salir del salón, me dirijo a la biblioteca, no sé quién me espera, pero tengo curiosidad de saber que sucede.
Llego al sitio donde se supone que aquel desconocido que obtuvo mi número de teléfono, reparo los estantes llenos de libros ordenados alfabéticamente, mientras camino a paso lento. Mi curiosidad me lleva a la bodega escondida de la biblioteca, entro a esta y empiezo a hurgar los libros viejos de historia y política.
—Así que este es tu fetiche —la voz del niño rico me saca de mi lectura histórica —. Tiene sentido, eres toda una nerd.
—¿No crees que al estar en el siglo XXI, ya esos términos están pasados de moda? —ataco.
—Entonces, ¿como podría llamarte? —se acerca a mí, quitándome el libro de mis manos, lo observa con detenimiento —. ¿Eres fanática de los políticos?
—Me gusta la política... —me encojo de hombros.
—¿Conoces las leyendas de irlanda? —pregunta él con extrema curiosidad.
—Algunas... —me alejo de él para buscar otro libro.
—Cuéntame una —pide, mi paciencia ya llego a su límite.
—¿Por qué me citaste aquí? —posé mis ojos sobre los suyos, quería que me dejara en paz de una vez.
—... Quiero conocerte, es todo —entrecierro los ojos.
—Pues, yo no quiero que me conozcas.
Me voy del lugar a paso rápido, tenía que llegar a tiempo al aula, si no tendría una falta muy grave. La campana suena indicando que ya acabó la clase, al llegar a la puerta, la profesora se encuentra alli arreglando sus cosas mientras que los demás estudiantes salen del aula.
—¿Te tragó el baño, nerd? —el comentario de Elliot me saca de mis casillas, pero antes de hacer algo, Damon me toma del brazo para evitar que cometa un asesinato.
—Ignóralo, no vale la pena —cierro los ojos calmando mis ganas de golpearlo.
—¿Por que tardaste tanto? —inquiere Karey.
—Estaba en el baño... —esperan a que les explique más a detalle del porqué de mi demora —... La puerta se atascó y no pude salir hasta que otra chica entró.
Que buena excusa, Roth.
—Vaya, las puertas deben estar muy oxidadas —menciona Danielle.
Asiento en respuesta.
Tomo mis cosas que las estaba cuidando Karey, se van dejándome atrás, busco mi teléfono y no lo encuentro en mi bolso. Entro al aula de clase, estaba sobre mi mesa, lo tomé y revisé las notificaciones que tenía pendientes.
Un millón de comentarios al último post de SHE, un récord la verdad. Me quedo ahí por un par de minutos hasta que escucho la puerta cerrándose de golpe, el rostro de Elliot Dunne aparece a través de la pequeña ventana que está en la puerta. Su rostro burlesco me enoja el triple, intento abrir, pero está trabada.
—A ver qué tan inteligente eres, Roth —se sigue burlando en mi cara.
—¡Sácame de aquí, Dunne! —vocifero con rabia.
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Editado: 12.03.2024