No quedaba nadie en la escuela, a excepción de unos chicos que estudiaban, tu y yo.
Viniste corriendo hacia mí. Te disculpaste por todo y luego me besaste. Unas mariposas empezaron a revolotear en mi estomago... ¿Qué digo mariposas? Eran elefantes saltando dentro de mi estómago.
Pero luego recordé quien eras, quien era yo, todo se esfumó. Me separé de ti y corrí directo a casa.
Emma.