S.H.E.L.T.E.R. I : El rey no-muerto

II

Con sus ojos puestos hacia arriba, no dejaba de mirar a la ciudad a la que había entrado.

El largo viaje le había dejado sus ropas oscuras, todas sucias y pesadas.

No se dio cuenta, pero él se quedó contemplando la maravillosa imagen que parecía haber sido sacada de algún cuento.

Esta magnífica ciudad, construida en este sitio, no se podía comparar con otra ciudad vista antes por él.

Estas construcciones, databan del periodo precámbrico, tomando como referencia la era del tercer planeta, perteneciente al sistema solar del primer hombre.

La ignota ciudad ciclópea, había estado oculta por incontables existencias y parecían ya haber sido levantadas totalmente en el tiempo mencionado.

Por algunos lugares, estaban varios árboles que estaban parados, topando casi las paredes de las grandes casas oscuras, que parecían ser los que los habitasen no fueran humanos.

Tales arboles eran sumamente gruesos y altos.

Se podía ver envueltos a sus cuerpos; las gigantes y gruesas venas colgadas de algún tipo.

Eran tan grandes como el torso de una persona, colgaban hasta muy abajo y por algunos sitios, llegaban hasta los suelos.

Estos árboles no estaban plantados de ninguna forma.

Si no que estaban sobre la superficie de las piedras de la calzada.

Incluso, entre las piedras y estos; muchos tenían varios pedazos de madera, muy bien cortados en planos y anchos.

Habían sido puestos así apropósito y unidos entre ellos, de punta en punta, haciéndoles aún más altos. Hasta llegar a la altura planeada, haciendo que desaparezcan en las alturas por la oscuridad.

Lo único que escuchaba era el silencio. Era así.

Era intangible de algún modo, pero también podría llamarse sonido, sonido de la nada.

Estas calles, grandes y empedradas; por donde alguna vez, alguien seguro camino; estaban hechas de piedra de basalto. Tenían formas cuadradas y en algunos lugares cambiaban su forma, girando un poco y dando forma a un camino a seguir a otra avenida.

El joven desconocido, miro a su lado derecho y vio una gran calle ancha, que se perdía más adelante, cubierto en partes por las sombras por falta de luz.

No vio ni escucho nada, aparte de la lampara de mano que había sido puesta en el suelo, justo en la mitad en donde se cierran las puertas. Una pequeña y delgada mariposa se movía sobre el objeto que emanaba luz.

Al tomar la lampara, la pequeña salió volando para perderse de su vista.

Todo era un silencio sepulcral; solo escuchó el eco de un calzado golpear el suelo de piedras en algún lugar.

El, aun no creía que había venido hasta aquí de tan lejos, y ver estas edificaciones de un mundo oculto, de uno ajeno al humano. Por lo menos eso le decían sus ojos.

Había llegado solo guiado por una misteriosa voz que oyó dentro en su mente. Ahora, ni siquiera la voz de antes, le decía algo.

Los ecos de alguien caminando, desaparecían por las espaciosas avenidas que veía.

Quería conocer más de este lugar, o como es este lugar fue construido.

Aunque estaba muy lejos; uno ruidos parecían acercarse por el frente.

El sonido cada vez se hacía más fuerte.

Instintivamente, él se acercó a una vivienda y trato de abrir la puerta, pero estaba puesto el seguro.

Sabía que, si rompía una de ellas para entrar, atraería más la atención de mala manera de las personas que los habitan. Aunque no parecía que vivieran aquí, supuestas personas.

Después de varios intentos, logro abrir una puerta.

En esa silenciosa vivienda, parecía ser que fuera recién creada.

Sabía que no era el único ser viviente por aquí. Era imposible que la naturaleza haya creado un sitio así. Menos pensaba, que sea el primer hombre que descubrió esta ciudad, y la opción la descarto de inmediato.

—¿Quién demonios puede ser?...

Ahí escondido, espero viendo por la puerta apenas entreabierta, y ansioso que apareciera quien era la persona de quien provenía los sonidos.

Quitándose las ropas sucias que ya no les servían, pensó:

(¿Estará el dueño de esta casa?... ¿Tal vez alguien me estuvo mirando detrás de las cortinas desde otra vivienda?... ¡No lo había pensado! ¡Demonios!).

Esta vez, el sonido no era solo de una persona, si no que eran varios.

—¡Soldados!

Se preocupó, porque tal vez lo traten como un invasor, un espía, o algo peor por haber entrado sin permiso. Pero siguió esperando.

—¿¡A dónde fue quien me dejo la lampara!? ¡Maldición!

Pronto los sonidos se hicieron fuertes y ahora podría ver de quienes realmente se trataban.

Mirando a escondidas desde detrás de la puerta; había hecho una expresión de desconcierto total en su rostro.

 

 



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En el texto hay: fantasia, horror cosmico, accion

Editado: 06.03.2021

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