Shoganai

Capítulo 49. El castigo de Eider (Parte 1)

Eider estaba esperando el momento, estaba más consciente de su alrededor por lo que sucediera, pero, eso no era suficiente. Ella se encontraba nerviosa, más de lo que podría estarlo nunca, sufría más seguido de ataques y aunque eran pequeños nadie podía ignorarlo, su cara se ponía roja, respiraba irregular, no dormía por las noches lo que hacía que siempre tuviera unas ojeras gigantes, Eider no se preocupaba por ello, para nada, estaba más a la expectativa de lo demás que de ella misma, aun cuando todos los día se miraba al espejo.

A pesar de que todo el mundo estaba preocupado por la chica de los ojos verdes, nadie se acercaba a preguntarle, nadie le dirigía la palabra, ni sus amigos japoneses, ni los profesores, mucho menos Akiyama Kaito, lo raro es que ni siquiera Alex se acercaba, simplemente le miraba preocupado, pero nada más. La chica después supo que se había dicho que todo estudiante y docente que le dirigiera la palabra fuera de lo necesario sería castigado, eso, más que enojarla, le hizo decepcionarse, así que el miércoles que se supone que le tocaba dar clase, fue a dirección a decir que ya no quería darlas.

—¿Luján-san? —pronunció el director en un susurro. Ese hombre mayor podía verse aterrador y duro -que si lo era- pero siempre estaba al pendiente del bien de sus estudiantes y trabajadores, y Eider era ambas, aparte de ser extranjera, al director le entraba una especie de tristeza al ver a la adolescente de aquella manera, lo comprendía, claro, pero no podía hacer nada, pues ella había faltado a las reglas de ética y legales.

—Está bien, Alex puede manejarlo —respondió con una sonrisa —Sé que todos han sido amenazados de que no me dirijan la palabra, eso sólo lo hace incómodo, no sólo para mí, sino para ellos, es mejor así, prometo no causar problemas, ni siquiera me notarán en lo que resta de mi estadía, gracias —hizo una reverencia muy profunda, posiblemente podía tocar con las palmas de las manos el piso —adiós.

Eider salió de la escuela sin ser notada, salió completamente sola, necesitaba de alguien, alguien que pudiera ayudarla, pensó en ir a la cafetería con Kenshin, pero él era muy cercano a Alex y no quería preocuparlo como para que rompiera las reglas pues eso sería muy malo para él como estudiante de intercambio, así que, colocándose sus botas negras, salió en busca de alguien que pudiera ser su apoyo sólo por hoy.

 

Llegando la clase de inglés, todos estaban a la expectativa, los últimos días habían estado todos muy incómodos, cuidando su apariencia y acciones, las clases con la castaña eran entretenidas, excelentes, con mucha información, eran simplemente agradables que era muy difícil mantener el control. Cómo siempre, todos los ahora estudiantes se encontraban en un salón para que en cuanto llegaran los chicos irse cada quién con su profesor, hablaban de lo que hacían en el día o de algún evento próximo, pero últimamente lo único que podían hacer era hablar de Eider, claro que también hablaban de Akiyama -con él ahí presente- pero al verle tan bajo de ánimo y muy distraído sólo podían hablar de la chica con miradas “discretas” hacia el profesor.

Alex entró por la puerta, los profesores iban a salir, pero él los detuvo y sostuvo un papel en el aire para darles a entender que tenía algo que decir. —Bueno, no quiero perder muchos minutos de clase, así que seré breve y preciso, pido que no digan nada—Alex tenía un tono entre advertencia y frustración, uno que nunca le habían escuchado del tiempo que ha estado en la escuela, lo que les hizo saber que era en serio. Así que todos tomaron asiento, dispuestos a escuchar lo que tenía que decir — Eider renunció, así que me haré cargo de ambos grupos de ahora en adelante.

El aula quedó en silencio, un silencio de sorpresa, Kaito negó y apretó los labios, queriendo golpear a sus compañeros por eso, pero no fue necesario ya que Yamada-sensei habló: —Ay por favor, no se quieran hacer los sorprendidos —dijo, todos le voltearon a ver —era obvio que la pobre chica no iba a aguantar tanta presión, se le notaba, estaba abrumada y completamente sola, tener que lidiar con nosotros más tiempo iba a acabarla.

Himura-sensei asintió —Yamada-san tiene razón, al menos yo que soy su profesor lo noto, y me duele porque conviví con ella, es la mejor de mi clase, y verla como baja de nivel de repente me hace sentirme mal, le han dado varios ataques, sufre en silencio porque no quiere que nadie rompa con la regla de dirigirle la palabra, hasta parece que carga con una maldición.

Una de las profesoras asintió —Además, no le podemos echar la culpa a la pobre chica, tampoco a Akiyama-san para ser exactos, yo podía ver la conexión que tenían incluso desde que se odiaban, no es justo, básicamente estamos terminando con la inocencia de una chica, estamos, prácticamente asesinándola.

—No lo pudiste haberlo dicho mejor, Sayaka— apoyó su amiga, Alex levantó los brazos para reclamar silencio.

—De acuerdo, al menos todos sabemos que está afectada, pero también sabemos que no podemos hacer nada, de puro milagro estará viva para cuando termine la estadía aquí en Japón. Ahora, abran sus libretas en el último apunte, voy a preguntarles.

 —Lo siento mucho Eider-chan, ¿te quedarás a dormir? —preguntó el chico dándole una galleta, ella la aceptó mientras asentía.

—¿No tienes problema con ello, Kazuki? —Preguntó ella, después de tragar la galletita, el chico sonrió mientras negaba, Eider le respondió la sonrisa y esperó a que fuera la hora de salida de su amigo.

Al final, la chica extranjera se quedó en la plaza cerca de la casa de Alex, pensando a dónde correr, dónde quedarse, le dijo a su hermano que se quedaría a dormir en casa de un amigo, nadie de su familia sabía lo que Eider pasaba en la escuela, nadie sabía que sus amigos ya no le hablaban, incluido Alex, así que podían creerle que se encontraba en casa de un amigo, así que no dijo nombre, sólo dijo aquello. En su mente no conocía a más personas, hasta que llegó a su mente el chico que trabajaba en el conbini cerca del vecindario de Alex, y recordó que ya se había quedado con él, así que no dudó ni un segundo en caminar directo al trabajo del chico y preguntar si podía quedarse con él.



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En el texto hay: amor prohibido, japon, alumna y profesor

Editado: 15.07.2020

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