Shtorm – Operación Tormenta

I

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El sujeto ingresó, con paso lento y sigiloso, a la lánguida y blanquecina sala de hospital, esta era amplia comparada con aquellas atiborradas de camas y numerosos enfermos quejosos que él recordaba; pocos tenían, en la Unión Soviética, acceso a tanto espacio en una clínica. «No importa el tamaño, no hay nada más deprimente que una habitación de hospital», pensó. El individuo se detuvo, con gesto de profundo respeto, y agachó su cabeza; después de levantarla nuevamente, observó, al final de la sala, al paciente que yacía postrado en la cama. Un oficial con insignias de mayor de la KGB susurró algo al enfermo, entonces, Yuri Vladimirovich Andropov pareció despertar del profundo sopor en que se encontraba. Andropov levantó con dificultad su temblorosa mano izquierda, señalando al sujeto que se acercara, este, como impulsado por un resorte, obedeció de inmediato, el mayor aproximó presuroso una silla al borde del lecho del enfermo, el invitado tomó asiento con su rostro algo desconcertado; con gran esfuerzo, Andropov giró la cabeza para indicar al mayor, con voz queda:«Déjenos a solas, Vasili, asegúrese de que nadie nos interrumpa». El mayor asintió y salió rápidamente cerrando con cuidado la perlada puerta.

Andropov se removió incómodo en su lecho para luego ordenar: «Páseme los lentes, Vladimir Vladimirovich». Este los tomó prontamente de la mesita que se encontraba justo al lado, después de colocárselos, el rostro amarillento del líder soviético pareció cobrar, por un instante, el brío de años anteriores. «El brillo de la Ródina, como el de mi existencia, lentamente se apaga —se quejó—, mi vida ha estado signada por la austeridad, y marcar siempre distancias con las lisonjas que conlleva el poder, ambas son peligrosas compañeras, hacen perder el norte de nuestro liderazgo respecto de los objetivos de la revolución». Andropov hizo una ligera mueca de dolor, después de unos segundos, prosiguió su soliloquio:«La dirección del partido está hoy, a pesar de mi esfuerzo por limpiarlo de tanta basura, en manos de decrépitos corruptos y envanecidos con el poder que les dan sus cargos, insensatas momias que en medio de su enceguecida vida disoluta no ven venir el apocalipsis de la Unión Soviética». Un acceso de tos lo interrumpió, el sujeto, sorprendido por lo que estaba escuchando, observó una jarra de agua en la mesita, sirvió el líquido en un vaso y se lo entregó.

Luego de beber un par de sorbos y devolverlo, el moribundo líder continuó:«Debimos reemplazar a Leonid Ilich años atrás, el culto a su personalidad, acompañado de su adicción al alcohol, sumieron a la dirección del partido en años de inacción; mientras el estancamiento económico, como un enemigo agazapado, crecía y era ignorado, nuestro país necesitaba acompañar los tiempos cambiantes, en vez de ello, dimos la espalda a la modernidad, engolosinados con las gestas del pasado, encerrados en nuestras cómodas dachas bebiendo vodka y comiendo caviar». La mirada de Andropov permaneció fija en el ventanal, donde se podía observar la caída de delicados copos que anunciaban el inicio de una nevada; la voz pausada, frágil, volvió a escucharse: «En circunstancias como esta, no sé cómo calificar al destino. ¿Es una ironía, sabe usted? Tengo la claridad en mi mente y el poder suficiente para cambiar el rumbo de esta gran nación, sin embargo, el espectro de la muerte ronda esta habitación, mis días, qué cosas digo, tal vez mis horas, están contadas». El individuo, que perplejo presenciaba sentado las palabras finales del hombre más poderoso de la URSS, intentó decir algo. Andropov lo detuvo en seco levantando levemente su mano: «No, mi tiempo en esta vida es escaso, debo terminar lo que quiero decirle». El sujeto inclinó su cabeza con reverencia, guardando un prudente mutismo. «Cinco años, ese era el tiempo que requería para enderezar el rumbo de este pesado barco llamado URSS, lamentablemente no tendré ese tiempo, lo poco que me queda de vida se escurre como el agua entre los dedos de mis manos». Otro gesto de sufrimiento pareció reflejarse en el rostro de Andropov, le tomó unos segundos sobreponerse, luego de tomar un segundo aire, expresó: «La juventud debe tomar las riendas de nuestra nación, Mijail Serguéyevich es una esperanza para la prosperidad de la nación, de igual forma Alexander Nicolaevich; sin embargo, dudo mucho que después de que estas dolencias renales me lleven al sepulcro y me rindan todos los honores con la pompa que caracteriza a los miembros de nuestro partido, uno de ellos sea elegido para sucederme, tristemente el politburó ya seleccionó a otra momia para asegurarse que sus privilegios se conserven, dé como un hecho que Konstantin Ustinovich será el próximo secretario general del partido, una buena noticia sin duda para esos vejetes, pero un pésimo augurio para los destinos de la Ródina».

Andropov continuó. La gélida, penetrante mirada de Yuri Andropov se posó sobre su silencioso interlocutor durante unos segundos, que para el joven individuo parecieron siglos, el líder soviético lo exploró con sus insondables ojos, el joven se estremeció ligeramente. «Alcánceme esa carpeta roja que está en la parte inferior de la mesita», indicó, el individuo presto la colocó en sus manos, luego de ello, Andropov cerró los ojos unos instantes, pareció que perdía el conocimiento, no obstante, tamborileaba lentamente sus dedos sobre la carpeta, el sujeto se disponía a levantarse para dar aviso al mayor de que algo malo podía estar sucediéndole cuando se escuchó nuevamente su voz cansada: «Permanezca sentado, simplemente estoy organizando mis ideas; debe usted saber que tiempos difíciles se aproximan para nuestra amada nación, en lo interno y también más allá de nuestras fronteras; Occidente querrá tomar ventaja de nuestras debilidades, probablemente logren su cometido, la carpeta que usted acaba de entregarme puede contener una buena parte de la solución para evitarlo, o… para tomar venganza, según sea el caso; quiero que usted la conserve». La voz del individuo se escuchó por primera vez: «¿Por qué me entrega esta información, camarada secretario general?».



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En el texto hay: investigacion, militar, guerra

Editado: 18.10.2022

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