Decías que mi sonrisa era como un Universo,
lastima que te dí todas mis estrellas.
Decías que yo era tu cielo, tu cuerpo celeste, tu cometa, tu bola de fuego
lamentablemente ya me apagué.
Decías que me amabas
pero llenaste mi cuerpo de galaxias moradas.
Podías incluso presumir que veías el brillo del Sol en mis ojos,
y yo de a ratos también podía verlo en los tuyos,
pero entonces llegaba una oscura noche sin Luna en tus pupilas.
Era tan aterrador.
Eramos la colisión de dos mundos opuestamente doloroso.
Eramos cosmos y sentía mucha vergüenza de que fuéramos descubiertos.
Eramos destello que intentábamos tapar con un dedo y mucho maquillaje.
Eramos un eclipse, con momentos radiantes de a ratos y oscuros luego.
Tu corazón estaba repleto de agujeros negros,
y parecía que querías llenar el mío también.
Te amaba, pero amarte dolía.
Conocías cada asteroide de mi cuerpo.
Y yo juraría que podía formar constelaciones con los lunares de tu cuerpo.
En menos de un año el campo magnético que había entre nosotros
repentinamente desapareció.
Porque lo único que querías de mi era la fusión de nuestros cuerpos.
Y no quería ver la verdad, que caía como si tuviera gravedad extra.
Nuestro amor fue una estrella fugaz, tan fugaz como mi vida,
me volviste efímera.
-S.M Doufor.