Los colores del bello cielo azul
comenzaban a difuminarse con distintos tonos de naranja
logrando un atardecer.
El calor me abrazaba fuertemente
en la playa,
donde la arena acariciaba mis pies suavemente
calentándolos,
mientras yo los hundía como una pequeña infante,
Sola, parada allí,
lo único que hacía era observar
y sentir el sofocante Sol
quemando mi piel.
Las olas intentaban llegar hasta mi,
pero nunca lo lograban,
me perseguían sin obtener nada.
Mi mente se refrescaba con recuerdos,
los dulces recuerdos del Verano contigo,
que permanecerán vivos hasta el próximo solsticio
y sólo por ti.
-S.M Doufor.