Robert.
Tyler agita su mano desde adentro del auto de sus padres, muchas veces no parece un profesor, sino un niño.
—¡chao!—será tonto, se dice ‘ciao’ en italiano, no ‘chao’.—¡arribadarchi!—a esto me refiero, él no habla italiano, así que su pronunciación es fatal. Ahora lanza besos al aire—¡moa, moa!
Dios mío…
—¡cuídense!—Viviana está a mi lado con una gran sonrisa—¡adiós, Tyler!—mi amigo nos lanza un último beso
Los señores Jones, también, se despiden agitando sus manos y luego su auto vuelve a ponerse en marcha y desaparece por la calle.
Nos adentramos en el edificio y empezamos a subir las escaleras, espero a que Viviana me diga algo sobre la conversación que tuvimos, pero no veo alguna intención de verla hablar, está feliz, con una pequeña sonrisa genuina en su delicado rostro.
—Tyler me encanta—me dice cuando entramos al departamento
¿Qué? Me quedo estático por lo que acabo de escuchar.
—¿cómo que te encanta?—Viviana va al baño y escucho el grifo del lavamanos abrirse. No me contesta.
Le gusta Tyler… mierda. ¡Él se supone que es mi mejor amigo! Oh no… no follará con mi chica. No lo hará.
Viviana regresa a la sala—es muy chistoso, es un lindo chico—su cabello rubio cae sobre sus hombros cuando tira de la liga que lo sujetaba
—no es un chico, es un profesor—me cruzo de brazos por su respuesta
—igual que tú—sonríe—¿quieres café?—me pregunta mientras llega a la cocina
—no, gracias
Ya es de noche, estoy viendo el programa ‘History’ en la televisión de la sala. No puedo concentrarme, desde hace media hora, Viviana me pidió que le prestara mi libro de ‘Orgullo y Prejuicio’, por supuesto le dije que podía leerlo cuando quisiera, es más, me ofrecí a estar con ella… y me dijo que no.
Ya me cansé, voy a buscarla, me levanto del sofá pero me vuelvo a sentar rápidamente, al escuchar la puerta de la habitación abrirse.
—¡me he enamorado!—me alegra escucharla feliz. Ladeo la cabeza para verla caminar por el pasillo. Me mira y sonríe más si es que eso es posible—¡amo al Señor Darcy!—se desploma a mi lado y suspira
Me quedo mirándola como un completo imbécil, acaricio su mejilla, al sentir mi contacto, me mira con una sonrisa inocente y sus bellos ojos verdes brillan con emoción.
—ya debemos ir a la cama—dice observando la ropa que traigo puesta y no la piyama—mañana debes trabajar y yo también
Doy un beso en su frente a lo que ella responde haciendo un gesto gracioso con su nariz, retengo las ganas de besarla y estrecharla entre mis brazos. Lo intentaré con ella, está decidido.
—vamos—agarro su mano y nos vamos a la habitación
~*~
—¡se puso como loca! ¡mierda, que tiene en la cabeza!—algunos profesores se nos quedan mirando, más bien a Tyler, quien grita eufórico
—baja la voz—le digo
—en serio, Robert—continúa—Penélope creía que ya éramos novios ¿qué le pasa? ¿yo con ella? ¡jamás! Así, never, never—sacude sus manos
—eso te pasa por darle ilusiones—termino de comer las papas fritas que me comprado. Parezco adolescente comiendo comida chatarra
—¿yo?—pregunta ofendido—ella solita se hizo ilusiones conmigo. Este cuerpecito aún no está listo para una relación seria—bebe de su coca cola
Río sin poder evitarlo. Tyler es un dilema.
—¿cómo está tu muñequita?—lo fulmino con la mirada
Mastico otra papa. Más vale que Tyler no tenga ninguna intención con Viviana. Ella es mía. No oficialmente, pero lo será.
—antes de ayer, cuando nos dejaron en el edificio… me dijo que le encantabas—de pronto, los ojos de Tyler brillan como árbol de navidad
—oh bueno—agita su mano—yo encanto a todo el mundo, eso… eso es genético, es tan normal
—ya idiota
Dos horas después, termino de dar las clases pendientes de Literatura. Regreso a casa a pie, no quise usar el auto por la mañana. No me causa sorpresa no ver a Viviana, el reloj de la pared de la cocina marca las 2:17 pm, sigue en el trabajo.
Me doy una ducha rápida y me cambio de ropa por una más casual y cómoda. Llego a la sala y enciendo el reproductor musical, empieza a sonar ‘Thinking out loud’ de Ed Sheeran.
Escuchar música y cocinar, relaja. Un estofado no nos caerá nada mal, lo primero que hago es sazonar el pollo y lo pongo a cocinar, corto las patatas y las cebollas y también, los agrego.
Me es imposible tararear algunas frases de la canción.
—and I’m thinking bout how… people fall in love in mysterious ways… maybe just the touchf a hand…
(y estoy pensando en cómo… las personas se enamoran de maneras misteriosas… tal vez por tocarse las manos…
Escucho una risita lo que me hace callar. Me volteo y veo a Viviana de pie en la entrada, parece un angelito caído del cielo, su esbelto cuerpo está cubierto por una remera holgada de mangas largas, color blanco, unos cortos shorts jeans, unas zapatillas bajas, también blancas y se ha peinado formando una trenza de lado. Sonríe tiernamente y a la vez con diversión.
—no me mires tanto que me desgasto—se cruza de brazos, aún con esa sonrisa
Apago la hornilla que está calentando la comida. Me acerco lentamente a Viviana y le extiendo mi mano, con la palma hacia arriba.
—baile conmigo, señorita—le digo con voz sensual
Acepta mi petición—encantada, profesor
Nos adentramos al centro de la sala, la sujeto con firmeza de la cintura y la hago bailar, sus brazos suben hasta rodear mi cuello, siento sus manos acariciar mi cabello, que increíble sensación… tan sutil, tan único, tan propio de ella.
La suelto unos segundos y la hago girar rápidamente a lo que Viviana responde con una carcajada, la atraigo nuevamente a mis brazos, esta vez lleva sus manos a mi espalda, formando un abrazo. La tengo tan cerca que estoy tentado a besarla, así como si ella fuese un fruto prohibido. Pero no voy a besarla, no hasta que ella me lo permita.