Manuel
Diana me estaba abrazando y besando de una manera tan brusca, me sentía tan incómodo, lo único que quería era alejarla e irme a otro lugar.
—Mira a llegado Alma y Mariano— dijo Diana para después salirse de mis brazos y caminar hacía ellos.
Me quedé admirando la belleza de Alma. Su pelo castaño iba recogido en una trenza, su maquillaje no era tan cargado y su vestido le daba un toque perfecto.
— ¡Manuel te estoy hablando, hazme caso!
— Perdón Diana, ¿que decías?
— Ven vamos a bailar, tenemos que empezar nosotros—me jalo y me llevo al centro de la pista, empezamos a bailar mientras los demás se iban incorporando y gritaban de la emoción. Al parecer todo era bueno, la comida, la música, el ambiente... Lo único que tenía que soportar era ver a Alma bailar con Mariano. Parecían felices.
Pasaron alrededor de dos horas y algunos ya estaban demaciado sobrios. Algunas parejas se la pasaban en la piscina, mientras otras estaban bailando. Yo estába esperando a que Diana se quitará su vestido para que pudiera meterse a la piscina. A lo lejos pude ver qué Alma conversaba con Alex; trate de tranquilizarme, no quería armar todo un show aquí y menos en el estado que tenía, la verdad ya me encontraba algo sobrio. Lo que hice fue sacar mi móvil y envíar un mensaje a Alex:
Te veo en el patio trasero, si no vas te arrepentirás
No esperé a que Diana saliera de el baño y me dirigí a dónde acordé. Cuando llegue tuve que esperar unos cinco minutos mas, el estúpido de Álex no fue puntual.
— ¿Necesitamos hablar de algo?— dijo una voz a mis espaldas
— Te lo advertí Álex, no quiero que cometas una tontería. Esto es serio, no quiero que vuelvas a meterte con Alma, de lo contrario no tendrás perdón y te arrepentirás.
— ¿Disculpa, acaso tienes algo que ver con ella?— dijo con tono burlesco
— Mira... eso a ti no te importa, no me hagas perder tiempo y solo has lo que te digo— dije para después entrar en busca de Diana, quién ya se encontraba en la piscina en compañía de algunas chicas. La verdad es qué no tenía ganas de entretenerme y me senté en un rincón del salón, mientras tomaba una bebida alcohólica y al mismo tiempo observaba a Mariano salir en compañía de Alma. Algo que realmente me molestó y no se porque razón.
Bastó una hora más para que todos los invitados se empezarán a ir. Dejándo solo a los meseros, a Diana y a mí. Nosotros dos ya no estábamos en buen estado, pero aún así caminamos hasta llegar a su casa, en dónde no había absolutamente nadie, así que tuve que subirla hasta su recamara y asegurarme que no empezará con las locuras que hacia siempre que estába muy tomada. Me acerque a mi chamarra para sacar mi celular y hablarle a mi chófer, le tenía que avisar que la fiesta había terminado y necesitaba que viniera a recogerme
—Manuel— sentí los brazos de Diana rodear mi cintura. Voltie y ella me besó de manera muy loca y atrevida, después nos acercamos poco a poco a la cama, dejándome caer y sentir su peso sobre mi.
—Diana, no--- no quiero que cometamos un error— dije para después alejarlabun poco de mi.
— Hablas como si fueras inocente. Vamos, tú lo deseás
Para decir verdad no sé equivocaba, no era la primera ves de ella ni la mía. Así que segui la corriente. La bese con rapidez pero muy cuidadosamente. Ella me quito la playera y paso sus manos por mi abdomen marcado, haciendo que yo enloqueciera, después con ayuda mía quitó el pantalón dejándo ver el bóxer color negro que llevaba puesto. Con lentitud pase mis manos en sus curvas, para poder encontrar el cierre de su vestido y poder bajarlo hasta dejarla en ropa interior. Diana comenzó a mover sus caderas haciéndome gemir muy bajo; yo no esperé más y quité el sostén para luego colocarme encima de ella y poder besar sus pechos de una manera que ella empezó a sentir placer y comenzó a soltar algunos quejidos que me exitaron tanto llevandome al extremo de quitarle la braga con lentitud y juguetear con ella para luego girarla y tirarla al suelo. Algo que nos causo risa a los dos. Ella bajo con rapidez mi bóxer dejandolo en un rincón de la habitación. Antes de que yo pudiera penetrarla, ella sacó de su bolso un condón sabor fresa y lo colocó en mi parte, dejándome erizado por lo experta que era en éso.
— Manuel— gritoo cuando por fin adentré mi parte en su vagina.
Comencé a moverme con lentitud para luego ir apresurando poco a poco los movimientos, baje mi rostro hasta sus pechos y comencé a morderla con suavidad, haciendo que ella comenzará a llegar a su orgasmo. Algo que yo aún no lograba.
Así estuvimos hasta dar lo último en nosotros y quedar rendidos en la cama.
¿Quien lo iba a imaginar? Terminé en la cama con la que solía ser mi mejor amiga.
Me levanté antes de que dieran las 5:30 de la madrugada. Quité la mano de Diana que estaba en mi pecho y comencé a buscar mi ropa alrededor del cuarto. Me vestí, baje las escaleras y salí de la casa para no ser sorprendido por sus padres. La verdad es que si se dieran cuenta lo que sucedió anoche, lo más seguro es que yo terminaría muerto. Entre a mi casa sin hacer ruido para que mis padres no se dieran cuanta de la hora en la que llegaba, me adentré a mi baño y comencé a darme una ducha. Mientras me bañaba pensaba en Alex y lo que había ocurrido la velada anterior. Tenía que hacer algo para que ese estúpido no abriera la boca y fuera con el chisme a Diana o a Alma, si ellas se enteraran yo terminaría manchado y eso no me agradaba. Si Diana tenía que enterarse tenía que ser por mi propia cuenta, no necesitaba que alguien más lo hiciera por mi. Pero eso sería en cuestiones de tiempo. Mientras tenía que volver hablar con Alex para calmarle un ratito su ansía que tenía hacia Alma.
Editado: 14.06.2020