VIOLETA
Ross y yo pasamos toda la tarde en su habitación. Le envié un mensaje a Alexander para saber qué le pasaba; no me respondió, se me hacía raro. Ayer estábamos bien y hoy no me dirigió la palabra, esperaría que se le pasara lo que tenía y así podemos hablar.
La ayudé a buscar lo que se iba a poner para la tarde. Iba a salir con la Señora Daniela a visitar unos amigos y como su pequeña hija era amiga de Ross, ella quería ir. ¡Tiene más ropa que yo! Nos decidimos por un vestido color rojo a juego con unas zapatillas negras, lo apartamos de los otros vestidos. Me dice que tiene sueño. Vamos a la cama, mientras que le canto una canción ella va cerrando sus ojos hasta quedarse dormida. Reviso nuevamente el celular y nada de Alexander.
Salgo de la habitación y al llegar a la sala, está el amargado de mi jefe, pero no está solo, está con la misma chica que el otro día. Me le quedo viendo solo por un momento, no quiero darle mucha importancia. Salgo al jardín, no quería verle la cara a ninguno de los dos, siento su mirada, lo ignoro.
Me siento en una de las sillas que había alrededor del jardín, el clima estaba nublado. Escucho unos pasos, al mirar, era Alexander. Sigo con lo mío, disfrutando del preciado sol que hay.
—¿Me vas a ignorar? —Se sienta a mi lado.
—Duele que te hagan lo mismo ¿Cierto? —Me río en su cara.
—A veces eres insoportable, Violeta —Sus palabras llegan como una daga en mi corazón.
Me quedo viéndolo con la boca abierta. ¡Ahora soy una insoportable! ¡Este hombre es único en su especie! Me levanto y me voy, lo escucho llamarme, pero sigo mi camino. ¿Quién se cree que es para venir a hablarme como a él le da la gana? Está muy equivocado.
Entro en la casa y voy por un vaso de agua, una de las chicas me pregunta qué tengo y con una sonrisa le digo que nada, que solo estoy un poco cansada; termino de beberme el agua y subo para ver a Ross. Al entrar a su habitación, todavía sigue durmiendo. Me acerco para despertarla para que coma, ya es la hora del almuerzo, ella se queja al principio y se arropa más, me río. De tanto insistir, se despierta y va a cepillarse. Salimos y vamos al comedor, ya está Alexander y su famosa amiga. ¡Lo que me faltaba! Nos sentamos, nos sirven la comida, un total silencio hay en la mesa; solo me concentro en la comida y poder salir de esta tortura.
No quería comer más, me sentía incómoda y la comida no me pasaba. Suena mi teléfono y era un mensaje de Marcos, lo abro.
"¿Paso por ti?"
Le respondo.
"!Claro que sí!"
—Violeta, es de mala educación estar pegada al teléfono mientras estamos comiendo. —Sin mirarlo, guardo mi celular.
No soporto lo amargado que a veces suele ser. Espero que se ahogue con la comida. Ross termina y esa es mi excusa para irme con ella, dejando a los tortolos sumergidos en su amor, noten mi sarcasmo.
Fui a buscar los libros para colorear de Ross, nos sentarnos en el mueble y ella me enseña cómo pintar sus dibujos. Me reía cuando me decía que el color del vestido tiene que ser del mismo de los ojos para que se vea más bonito el dibujo. Así pasamos toda la tarde, yo disfrutando de su compañía; jamás pensé agarrarle tanto cariño a Ross, es un amor. No vi a Alexander, la señorita perfecta ya se había ido y le prometió volver, la escuché decir. La señora Daniela llega y se sienta en el mueble mientras se quita sus tacones.
—Violeta —Se nota el cansancio que tiene — Disculpa la tardanza, ya puedes retirarte.
—Gracias. Iré por mis cosas.
Subo a la habitación de Ross y tomo mi bolso junto a mi celular. Cuando abro la puerta para salir, aparece Alexander, intento esquivarlo, pero me impide el paso. Cruzo mis brazos y lo miro.
—¿Te puedes quitar? Quiero irme y así no ver tu cara un minuto más.
—Te llevaré —Este hombre cada día está fuera de sus cabales.
—¡Ni lo sueñes! Ya tengo quien me haga el favor —Me llega un mensaje de Marcos que está afuera —. Acaba de llegar.
No me dice nada. Ahí está mi respuesta para irme. Me despido de la Señora Daniela y de Ross con un abrazo. Salgo de la casa, me subo al auto y saludo con un beso en la mejilla a Marcos, él se asombra, pero no dice nada. Veo en la ventana de su habitación a Alexander mirándome, por eso lo hice, si él quería jugar, yo podía hacerlo y mejor que él. Marcos me pregunta cómo estaba el trabajo y le dije que bien, quitando que me estaba comiendo al hijo de mi jefa, todo perfecto.
Llegamos al edificio, no se baja, me dice que necesita hacer unas cosas y que viene más tarde con comida china. Subo las benditas escaleras porque el ascensor lleva una semana dañado, llego a mi departamento con el corazón a millón. Abro la puerta y está Talía acostada en el mueble acariciando su barriga, me acerco y se la beso, me siento a su lado poniendo sus pies en mis piernas.
Me quedo un buen rato así antes de quedarme dormida, decido recoger mis cosas e irme a mi habitación a dormir un rato.
*****
Siento que me llaman, pero escucho lejos a la persona, poco a poco abro los ojos y es Talía que está en la puerta de mi habitación.
—Pensé que habías muerto, ya Marcos está aquí con la comida —Asiento, todavía con el sueño en mí.
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Editado: 02.09.2025