Si fueras para mi

Capítulo 2

- ¡Mónica, despierta! - Gritó Natalia desde la oscuridad, Mónica abre sus ojos y aun así no logra ver nada.

- ¿Natalia? ¡¿Dónde estás?! ¡¿Estás bien?!- Pregunta Mónica mientras trata de mover sus dedos para así esperar tocar a Natalia, pero no podía sentirlos, no podía sentir su cuerpo y sentía como algo le atravesaba su abdomen.

- ¡No lo sé! ¡Tengo miedo, Mónica! ¡No quiero morir! ¡No siento mi cuerpo! - Gritó Natalia comenzando a llorar.

- Espera…me estoy comenzando a sentir mareada…creo que…voy a…-  Dijo Mónica antes de sentir como la oscuridad se apoderaba de ella, lo último que escuchó fue a Natalia llamarla desesperada y como lentamente se fue apagando hasta solo sentir silencio a su alrededor.

 

-…

-…

-…

- ¿Mónica?

Mónica estaba acostada en un piso que parecía transparente y se comienza a levantar lentamente.

- ¿Estoy muerta? -  Pregunta Mónica mirando al hombre que usaba una túnica marrón.

- Si. - Dijo mientras se acercaba lentamente a Mónica mientras bajaba por unas escaleras.

- ¿Y Natalia?

- Ella también murió, pasaron varias horas para que las pudieran rescatar y sus heridas eran graves, aunque, las tuyas fueron más profundas y moriste a los pocos minutos del accidente.-  El hombre se detiene a pocos pasos de Mónica y ella coloca sus manos en su cintura comenzando a llorar.

- ¿Por qué? - Preguntó luego de llorar por unos segundos.

- Solo…era su tiempo.

- ¿Y quién es usted? -  Le pregunta Mónica ahora cruzando sus brazos.

- Soy el arcángel Gabriel, mensajero de Dios. -  Dijo estirando sus brazos y mostrando sus palmas.

- ¿Y dónde está Natalia?

- Me temo que no puedo responderte esta pregunta…

- ¿Por qué? ¿Dónde está ella? - Preguntó Mónica dando unos pasos hacia él, no podía negar que estaba muy preocupada por su mejor amiga.

- Lo lamento, pero lo que me corresponde decirte es que ella ahora está en un mejor lugar.

- ¿Y por qué yo estoy aquí?

- Porque tienes una misión que cumplir.

- ¿Misión? ¿Cuál misión? ¿Reviviré o algo por el estilo? -  Le pregunta molesta, ¿por qué ella debía cumplir una misión y no se pudo haber ido donde se fue Natalia?

- Eso es algo que te diré luego, lo que te diré es que no precisamente “revivirás” porque tu cuerpo no despertará, sino que serás un ser invisible que no puede ser visto a simple vista humana, pero, usarás un dije con una piedra de lapislázuli y tendrás pintado en tu cabello una línea gruesa de color azul.

- Pero… ¿Para qué voy a usar el dije si voy a estar invisible?

- Porque con el dije puesto sobre tu cuello, podrás mantener tu apariencia humana, pero sin él, no podrás ser vista, solo serás escuchada por los humanos.

- ¿Seré como un fantasma? - Le pregunta Mónica ladeando un poco su cabeza.

- Sí, podría decirse que serás parecido a esos seres que tú llamas “fantasmas”.

- Qué asombroso…- Dijo Mónica susurrando.

- Ahora te mandaré a la Tierra, despertarás a las afueras de Venosa teniendo el dije en tu mano para que puedas decidir cuándo ponértelo, luego te contactaré para explicarte más las cosas, que te vaya bien, Mónica, y suerte.

Aparece una gran luz blanca que ciega a Mónica y ella cierra sus ojos, a los pocos segundos, la luz se fue apagando y Mónica despierta tirada en el piso a las afueras de Venosa siendo aproximadamente las 9 de la mañana.

Ella se sienta y siente en su mano izquierda el dije.

- Es bonito…- Susurra, ella recuerda todo lo que le había mencionado, se levanta, y lo guarda en el bolsillo de su pantalón.

- Veamos si puedo volar…- Dijo Mónica, esperaba que al ser fantasma, pudiese volar, ella estira sus brazos hacia arriba y comienza a volar, se sentía como si fuese uno de esos personajes de la televisión que tanto veía cuando era pequeña.

- ¡Esto es asombroso! - Gritó mientras pasaba entre las nubes.

Mónica se detuvo al notar un montón de personas a las afueras de su casa, decide bajar y ve a sus dos hermanas llorando.

- No puedo creer que de verdad se fue, y pensar que yo le insistía para que me llevara a esa fiesta, si yo hubiera ido, también hubiera muerto. -Dijo Fiorella mientras pasaba un pañuelo encima de su boca.

- Yo no puedo creer que de verdad muriera, y Natalia, dicen que Natalia duró más tiempo viva que Mónica que al pasar varias horas y no había nadie que la rescatara, murió. - Dijo Elizabetta cruzando sus brazos.

- Niñas, el funeral de Mónica y Natalia será en unas horas, prepárense. - Dice la madre de Elizabetta y Fiorella que iba saliendo de su casa y se acercaba a ellas.

- De acuerdo mamá. - Dijo Fiorella guardando el pañuelo en el bolso que cargaba, su madre se aleja acercándose a otras personas que estaban detrás de ellas.

- ¿Sabes? Si hubiera sabido, hubiera tratado mejor a Mónica o no la dejo ir a esa fiesta. - Dijo Elizabetta mientras comenzaba a entrar en su casa seguida por Fiorella.

Mónica se detiene cuando prácticamente le cierran la puerta en la cara, ¿ella podría atravesarla? Eso era algo que no le había dicho el arcángel Gabriel.

Lo piensa por unos segundos, da un profundo respiro, estira su pie hacia la puerta y ve como lentamente iba atravesándola.

- Esto es tan genial. - Pensó Mónica asombrada mientras metía el resto de su cuerpo.

Al quedar del otro lado, ella comienza a buscar a sus hermanas, ambas estaban en la habitación de Mónica sentadas en su cama.

- Extraño a Mónica. - Dijo Elizabetta mientras se acostaba en la cama de Mónica y estiraba sus brazos.

- Yo también, no sabes cuánto daría por verla una última vez.-  Dijo Fiorella para colocar su mano derecha sobre su rostro.

Mónica siente cierta tristeza por lo que sus hermanas estaban pasando, deseaba ponerse el dije para que ellas la vieran, pero no, aún no era tiempo, tenían que esperar hasta después del funeral, al menos, eso pensaba ella.



#13635 en Novela romántica
#6733 en Fantasía

En el texto hay: romance, drama, romancejuvenil

Editado: 09.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.