Varios días después
Habían pasado varios días desde que Mónica había muerto y se había vuelto a un fantasma, y ya había decidido qué iba a hacer, iria a conocer el mundo durante unos meses y luego volvería a Venosa, eso claro, si aún no se enteraba cuál era la misión que le tenía el arcángel.
Mónica se encontraba en su habitación guardando su ropa en una maleta, había descubierto que cada cosa que tocaba, o a cada persona que tocaba al momento de quitarse el dije, desaparecía con ella, Fiorella le insistía para que fueran ambas, pero Mónica no la dejó ir porque Fiorella aún estudiaba, y eran más importantes sus estudios que salir a recorrer el mundo con su hermana.
- ¿Estás segura que deseas irte sola? Sabes que puedo acompañarte si eso deseas. - Dijo Fiorella mientras entraba a su habitación y se sentaba en su cama.
Mónica ríe y sigue guardando su ropa en su maleta, pensaba en llevar una con lo esencial mientras tanto.
- Quiero ir sola primero, no quiero encargarme de ti, sabes que cuando termines las clases puedes ir conmigo, claro, y eso si nuestros padres te dejan. - Aunque Fiorella estuviera de vacaciones, ya faltaban pocas semanas para que ella comenzara sus clases.
- ¿Cuál es el primer país que visitarás?
- Estoy pensando en ir a Alemania, a Berlín y luego a Colonia, desde que era pequeña siempre quise ir a esos lugares.
- ¿Y luego de visitar a Alemania a dónde irás?
- Voy a ir a Inglaterra, luego a Estados Unidos, y por último, a un país de Latinoamérica. - Dijo Mónica mientras seguía guardando sus cosas, ya le faltaba poco para acabar.
- Sí que planificaste bien lo que harías, bueno, te extrañaré hermana, me estarás enviando por correo, ¿no?
Mónica asiente y termina de guardar sus cosas, ya estaba lista para irse.
- Ya terminé, supongo que ya es hora de irme, ¿puedes llamar a nuestros padres y a Elizabetta? - Le pregunta Mónica a Fiorella mientras cargaba su maleta y comenzaba a caminar saliendo de su cuarto.
Fiorella va a llamar a sus padres que estaban en la cocina y a Elizabetta que estaba en su cuarto y todos se detienen en la entrada.
- Bueno, este es el adiós. - Mónica deja la maleta en el suelo y comienza a abrazar a cada uno por separado.
- No dudes en llamarnos cuando llegues. - Dijo la madre de Mónica mientras la abrazaba.
- Eso haré, los extrañaré.
Mónica se aparta, agarra la maleta con su mano derecha, y con su mano izquierda, se quita el dije y lo guarda en el bolsillo de su pantalón desapareciendo al instante.
- Los amo. - Dijo antes de salir atravesando la pared y luego estirar su brazos izquierdo y volar.
- “Veamos, tengo que ir al hotel que queda cerca del aeropuerto."- Pensó mientras volaba, como era invisible, su pelo no se movía por el viento; y así estuvo, volando durante horas, hasta que llegó a la entrada del hotel, pero decidió meterse en un baño que estaba vacío y sacar el dije del bolsillo de su pantalón y metérselo alrededor de su cuello apareciendo al instante, Mónica se acomoda su cabello y sale del baño cargando su maleta.
Mónica mira el reloj que estaba en la pared, eran las 7 de la noche en Berlín, por lo que se acerca a donde estaba un hombre frente al servicio y lo mira.
- Gute Nacht (buenas noches), yo había pedido una reservación por teléfono, me dijeron que tenía que venir a esta hora.-
- ¿Name? (¿Nombre?) –Pregunta el hombre mientras buscaba en una computadora.
- Mónica Valentini.
- Aquí está, le tocó la habitación 145, ¿por cuantas noches dijo que se quedaría?
- 1 semana.
- Son 600 euros. - Le dijo sin dejar de ver en la computadora.
Mónica saca de su bolsillo los 600 euros y se los entrega.
- De acuerdo, aquí tiene su llave, ¿necesita que llame al botones para que lleve su equipaje? - Le pregunta el hombre cuando terminó de contar el dinero y le entregaba su llave.
- No, yo puedo sola, gracias. - Le dijo Mónica mostrando una sonrisa.
Mónica agarró su maleta que había dejado en el suelo y se puso a ver el lobby del hotel, le parecía hermoso, tenía cuatro sofás de color marrón en el medio del lobby y en medio una pequeña mesita con unas revistas encima, había una gran alfombra de color azul que le daba vida, al lobby, además de tener varias flores adornando el lugar.
Mónica mira la llave, allí decía que su habitación se encontraba en el tercer piso, por lo que se acercó al ascensor y cuando iba a presionar el botón, un joven se acerca y lo presiona primero.
- Genehmigung (permiso). - Dijo, cuando se abren las puertas del ascensor, el joven entra y Mónica entra detrás de él.
El joven presiona el botón del ascensor, Mónica se da cuenta que había presionado el tercero.
- ¿Boden? (¿piso?). - Le pregunta el joven esperando presionar otro botón.
Mónica mira al joven, tenía el cabello rubio y los ojos azules, suponía que no debía tener más de 30 años.
- Dritte (el tercero). - Dijo Mónica mientras se pegaba a la pared del ascensor.
- Tú no eres de por aquí, ¿cierto?
- No, soy de Italia, ¿Cómo lo sabes? - Le pregunta Mónica ladeando un poco su cabeza.
- Por tu acento, se nota que no eres alemana. - Dijo el chico riendo, Mónica siente un poco de vergüenza al escuchar su risa, y, que, si fuera humana, sentiría como sus mejillas se sonrojarían.
- Mi nombre es Christopher, Christopher Mack. - Dijo mientras se ponía al lado de Mónica.
- Yo soy Mónica Valentini. - Le dijo Mónica sonriendo, no podía negar que Christopher le había parecido muy amable.
- Yo vine de vacaciones con mi hermanita de 8 años, ¿y tú viniste sola o con alguien?
- Vengo sola, quise darme el gusto de conocer Berlín. - Mónica ve como Christopher se acercaba cada vez más, provocando que ella lo mirara sonriendo.