Habíamos acordado que nos veríamos en una cafetería a eso de las cinco de la tarde.
Tengo que aclarar que no soy alguien que le gusta encontrarse con los chicos al estilo de tener una cita.
Yo era más simple.
Si alguien me parecía atractivo, se lo decía. Y viceversa.
Salía con hombres sin compromiso alguno... ya saben para calmar mis hormonas y evitar enamorarme.
Tomé una ducha rápida, para luego secar y planchar mi pelo. No es que no me gustaran mis ondas naturales, pero personalmente creo que me queda mucho mejor liso. Luego decidí vestirme, eligiendo un jean blanco, junto a una blusa azul, y unas zapatillas del mismo color.
Nolan es muy atractivo, y me di cuenta que muchas chicas en la preparatoria se le quedan viendo como si fuera la última barra de chocolate en el mundo cuando lo ven pasar, y no las culpo, porque sí, es ridículamente sexy el condenado...
Pero simplemente no me gusta, o por lo menos no se parece en nada a los chicos con los que anteriormente estuve.
Abrí la puerta de vidrio, y entré a la cafetería donde habíamos acordado vernos. Tenía la temática de los años 80, adornado con colores pasteles, y cuadros de autos lujosos de aquel momento. Comencé a caminar, pasando por algunas mesas, y pude distinguir a Nolan, sentado al lado de una ventana, concentrado en la conversación coqueta que mantenía con una mesera del lugar. Al parecer hasta la vestimenta que tenían los empleados, era también de ésa época.
Con pasos firmes me dirigí en donde ellos dos se encontraban, para luego saludarlos amablemente.
Sólo Nolan correspondió a mi saludo, mientras que la mujer me inspeccionaba de los pies a la cabeza.
—Aquí les dejo los menús. Avísenme cuando se decidan.— dijo secamente antes de desaparecer de nuestra vista.
—Creo que no le caiste bien...— murmuró en una media sonrisa.
—Pero si no me conoce— bufé mientras leía el menú, para elegir que tomar.
Al final me decidí por una malteada de fresa junto un cupcake de vainilla con chips de chocolate, mientras él se pidió un Latte macchiato con un cupcake de chocolate.
Nolan a simple vista no parecía un chico que se deje intimidar. Si bien tampoco tiene la fachada del "típico Bad boy" pero podría decir que se ve bastante agradable, y sorprendente en este momento, lo noté un poco nervioso.
—Bueno, dime Nolan, ¿para qué me invitaste aquí? — solté de repente, sonando un poco brusca con mis palabras.
—Para conocerte, quizás ser amigos, no lo sé. ¿Siempre eres tan ruda y directa? Lo del otro día fue accidental, no quise tratarte mal.
—Pero lo hiciste.
—Siento haberlo hecho... Y enserio quiero remediarlo, por eso te cité aquí.
—Uhm, okey. Es un tema olvidado...
—¿Entonces ya estoy perdonado?
—Claro.
—Pues te mereces un nuevo inicio, así que... Un gusto, Soy Nolan.— acercó su mano para que la recibiera, pero sólo obtuvo un ceño fruncido de mi parte.—Oye, para empezar de nuevo, tenemos que presentarnos otra vez...—dijo mirando su mano que aún esperaba la mía.
Rodé los ojos y una sonrisa ladina se apoderó de mi rostro.
—Ehm... Scarlett— dije antes de estrechar su mano.
—Muy bonito nombre Ehm Scarlett.
Tal como creía, Nolan no era para nada parecido a los chicos con los que estuve... Si, era realmente hermoso, pero su actitud y simpatía, me hacían querer tenerlo como un amigo.
Compartimos una agradable conversación, mientras me hablaba de ésta ciudad, y todos los maravillosos sitios que tiene.
Luego de pasar la tarde juntos, él me acompañó hasta mi casa, hablando y caminando a la par...
—¿Entonces sin resentimientos?
—Sin resentimientos.— sonreí levemente.
—Al principio creí que eras más antisocial...
—Y no te equivocas. En éste momento estoy odiando tu presencia.— mentí con exagerado sarcasmo, haciendo que Nolan se ría.
—Tienes que pasarme tu número—dijo aún entre risas, para sacar su celular del bolsillo de su pantalón, y entregármelo. Tardé unos pocos segundos en reaccionar, pero lo recibí anotando mi número en su celular, y luego me timbré, así el registro de llamadas de mi teléfono registraba el número de él.
—Bien, al parecer te juzgué mal, no eres un mal chico— le entregué el aparato, a la vez que frenamos nuestros pasos enfrente de mi casa.
Él sonrió con suficiencia tras mi comentario.
—Gracias, lo sé. Y lo mismo para ti Scarlett, me agradas. —le sonreí— Te mandaré un mensaje, para seguir hablando contigo... Aún hay más cosas que quiero saber sobre ti—dijo antes de despedirse y alejarse de mi.
Y así fue...
Pasaron los días y hablaba con él por teléfono todo el tiempo. Ya cuando tomamos más confianza, Nolan y Kina venían a mi casa y mirábamos películas juntos. Los tres nos llevábamos muy bien.
Kina me contó que estaba saliendo con un tal Nick, que es amigo de Nolan hace más de un año.
Mi mamá ya los conocía, y Kina se quedó a dormir unas cuantas veces en mi casa.
En estos cinco meses la pasé mejor de lo que creí, ya que me hice dos buenos amigos.
O bueno...
Hasta que...
Era un lunes por la tarde cuando cayó Nolan a mi casa sorpresivamente. Mi mamá se había ido de viaje por un par de días, claro que él lo sabía. Trajo helado y la idea era ver películas.
—Espera, que llamo a Kina para que nos acompañe.— le dije tomando mi celular, ya buscando su número.
—Scar, es mejor estar solos, sólo por hoy. — soltó un poco nervioso, tomando el control remoto de la televisión, a la vez que se sentaba en el sillón —a demás creo que hoy salió con Nick.
Decidí no darle importancia a su forma extraña de actuar, así que tomé asiento al lado de él, y me dediqué a observarlo.
Hoy estaba vestido con una camiseta roja, junto un jean negro. El pelo lo tenía un poco desarreglado, pero igual le quedaba bien.
—Cuando me miras así, puedo llegar a pensar que te gusto. —dijo entre risas.