Luego de acomodar mí cuarto, bajé a la sala, simplemente a no hacer nada importante. Me acomodé en el sillón y encendí el televisor eligiendo una película de terror, la cual ni presté atención, por estar entretenida con mi celular.
Al escuchar la cerradura de la puerta abrirse, instintivamente mi cabeza se volteó hacia esa dirección.
—Hola Cielo—saludó mí mamá con unas bolsas en la mano.— ¿Me ayudas con la maleta que está en el auto? Es que tengo cosas nuevas para decorar el cuarto de Keyla.
—¡Hola ma! Por su puesto—le dí un beso en la mejilla y como una niña obediente fuí directo a buscar su maleta.
—Bien, ¿Qué te parece?—preguntó después de colocar el último adorno en el cuarto.
—Es genial ma, estoy segura que le encantará— aseguré. Mí mamá era la mejor en su trabajo. Toda la casa estaba decorada por ella, con su gusto sofisticado y moderno.
—Okey, vamos a comer fuera, ¿si? Muero de hambre y estoy muy cansada para cocinar. Así que ve y cámbiate, que luego tendremos que pasar por Keyla en el aeropuerto.
Luego de comer en el restaurante Charlie's , fuimos directo al aeropuerto. El vuelo de Keyla llegaría en media hora, así que con mi mamá nos tocaba esperar.
—¿Y cómo te fue en el viaje? —pregunté, tomando asiento.
—Muy bien, cariño. La gente de New York que me asignaron, tienen gustos muy finos, y sabes que es la zona en la que más me destaco.—respondió con entusiasmo en sus ojos— Eso sí, voy a tener que volver en una o dos semanas para ver cómo sigue el trabajo.
—¡Qué bueno, ma!—dije muy alegre, tomando su mano para depositarle un beso.
—Si hija, pero sabes que no me gusta dejarte sola, lo último que quiero es que pienses que estoy muy ausente.¿Por lo menos saliste a pasear con tus amigos?—preguntó.
—No soy un perro—me reí.
—¡Oye! Sabes a lo que me refiero...
—Sí, ma. No te preocupes por mí. A demás, estoy acostumbrada a esto. Lo bueno es que vendrá Key, y me hará compañía. —Intenté animarla y le sonreí.
—Bueno, cariño. Enserio no quiero que vuelvas a pasar por lo mismo que antes, por mi culpa.— agachó su cabeza— esta vez no me lo perdonaría.—al instante supe de qué hablaba. Pasé mucho tiempo sola, aún estando con la compañía de mi mamá.
Aunque ya está todo olvidado, ese motivo me hizo la persona que soy ahora, y me dejó marcada para siempre.
—¿Mami? Por favor... Ábreme la puerta, si? No has comido nada, ma. — toqué con desesperación, pero mi mamá no abandonó nunca su calma.
—Scarlett, cariño, Estoy bien. No tengo hambre. Ve a cenar, y ponte dibujitos, ¿si? Todo está bien.— la voz de mi mamá era ronca, debido a estar llorando por horas.
—Pero mamá, no voy a comer sin tí. Regresa a la mesa por favor.—intenté inútilmente abrir la puerta, pero estaba cerrada. Gruesas lágrimas adornaban mi rostro.
Estuve largos minutos esperando su respuesta, pero nunca llegó.
Fuí hacia el comedor, y volví a cerrar la caja de pizza, para luego dirigirme a mi habitación.
Esa noche, lloré.
Lloré porque me sentía abandonada.
Lloré por mi maldita suerte.
Lloré porque me dolía.
Lloré porque lo necesitaba.
—¿Por qué nos hiciste esto a nosotras, si nos dijiste que nos amabas?—murmuré para mí misma. Tal vez sólo tenía 9 años, pero era conciente de todo el daño que aquel hombre, le había hecho a mi mamá.
—Tranquila mamá, eso no va a pasar.—hablé sumida en mis pensamientos, mi vista quedó postrada en el piso.
Luego de unos minutos silenciosos, avisaron que el vuelo donde estaría Keyla acababa de llegar. Nos levantamos con mí mamá y fuimos hacia donde salían los pasajeros de aquel vuelo.
Pasaron demasiadas personas, y luego de unos minutos apareció Keyla con una enorme valija en la mano. Ni bien me vió, fue corriendo hacia donde me encontraba y me atrapó en un fuerte abrazo.
—Ay Scaarlii!!! Te extrañé muchooo!
—Y yo a tí Key!— poder verla frente a frente luego de todo un año, era realmente maravilloso.
Nuestro abrazo se rompió, para que ella fuera directo a los brazos de mi mamá.
—Tíaaa!! Qué lindo vertee!..
—Cariño, te he extrañado demasiado...
¿acaso eso eran lágrimas?
Si. Mi mamá ya estaba llorando. Pero la entendía, ella enserio quería a Keyla. Y todo un año sin ver a su única sobrina debe ser demasiado.
Yo me uní a ese abrazo, queriendo quedarme ahí por siempre.
Ellas son mi familia.
Y siempre fue y será así.
Cuando llegamos a nuestra casa, acomodamos a Keyla en su nueva habitación. Y como era de esperarse, a ella le encantó, y no paró de agradecerle a mi mamá, sin dejarla respirar, debido a sus fuertes abrazos.
Luego bajamos todas para la sala, y fuimos directo a la mesa. Mí mamá había comprado una tarta de limón para acompañarla junto al té.
—Key, aún no entiendo cómo convenciste a la tía Lilly.—dije antes de dar un sorbo a mi taza.
—Pues, no fue nada fácil—respondió intervalando su mirada entre mi mamá y yo.— le dije que ya era mayor de edad, y que podía hacer mis cosas por mi propia cuenta. Además que la universidad donde siempre quise estudiar, está aquí. A mi papá ni me gasté en preguntarle, ya que no se molesta ni en saber si por lo menos sigo viva, y además dejó de darle la mensualidad a mi mamá por más de cinco años.
>>Y bueno, también me ayudó demasiado el novio de mi mamá. Él la terminó de convencer, y además me dió dinero para mis tres primeros meses de alquiler. Y ahora sólo me toca buscar un empleo, y hacerme tiempo para estudiar.
—¿Cómo está Jorge? Fue muy amable de su parte, en pagar tus primeras mensualidades — inquirió mamá, con su cálida sonrisa que tanto la identifica.
—Bien, muy bien. Ahora que van a estar sólos en la casa, deben estar más relajados. Siempre lo quise como si fuera mi papá, y bueno, se me va a ser imposible no extrañarlo también.