A veces no somos concientes de lo rápido que pasa el tiempo, más cuando tenemos una preocupación rondando por la cabeza...
Pasaron dos meses desde la graduación, y mis ojos lo vieron tan condenadamente deprisa.
Kina en unas pocas semanas se irá a San Francisco así que no pudimos vernos, ya que está atareada con demasiadas preparaciones. Nolan venía a verme y salíamos a pasear cada vez que podíamos, ya que su trabajo lo tenía un poco ocupado. Y Keyla ya se inscribió a la universidad y está en la búsqueda de un departamento.
Así que, otra vez yo, estando en la nada misma.
Hoy era domingo, casi seis de la tarde. Me encontraba sóla, ya que Keyla había salido a ver un departamento a veinte minutos de aquí.
Mi atención estaba fija en un libro policial, ya que no tenía nada más importante que hacer. Me concentré tanto en las letras de éste, que casi no me dí cuenta la hora que era, hasta que mi estómago crujió por hambre. Busqué mi celular, y me dí cuenta que ya eran las diez de la noche. Comencé a preocuparme por Keyla, así que decidí llamarla.
—Scarli.
—¿Dónde estás, Key? — pregunté.
—En la casa de una amiga que vive cerca del departamento que fuí a ver. En un rato voy para la casa.
—Está bien prima, cuídate.
Estuve esperando, y se hicieron dos horas más, desde que hablé con Keyla.
Maldición, ahora también me preocupa mi mamá.
Decidí llamarla, para comprobar que estuviera bien.
—Hola mamá, ¿Por dónde andas?
—Lo lamento cariño, tuve un inconveniente, cuando llegue a casa te lo contaré todo.— dijo un poco entusiasmada y feliz.
—Está bien ma, te espero.
Bajé a la sala por un vaso de agua, y quise volver a timbrarle a Keyla, pero en ese momento escuché la cerradura de la puerta abrirse.
—Hola Scarli... —saludó entrando a la casa.
—¿Sabes qué hora es?— pregunté un poco molesta.
—Si, lo siento — se rió— es que pasó el tiempo volando... Anda, no te molestes. ¿Ya cenaron?
—No aún mi mamá no llega, pero voy a ir arreglando la mesa.
—Que raro... Bueno Scar, adivina.
—¿Uhm qué cosa?— pregunté y ella rodó los ojos.
—Pues si te digo que adivines, y luego te digo qué tienes que adivinar, ya no tiene sentido— bufó.
—Okey... A ver... ¿que te gustan tanto los aguacates, y si pudieras, te casarías con uno?— dije pensativa.
—Eso no tiene sentido.
—Dame una pista— exigí tomando asiento en el sillón.
—Tiene que ver, con una de las actividades que hice hoy...
—¿Una de las actividades? Sólo fuiste a ver un departamento y a visitar a una amiga. —tomé una pausa para pensar mejor.—¡Oh!
—¡Si Scarli!
—¿Pero te gustó el departamento? ¿Cómo es?—pregunté viendo a mi prima acercarse hasta mí.
—Pues no es muy grande, pero es bonito, y barato.
—¡Oh genial!
El sonido de la puerta, llamó toda nuestra atención.
—Hola, niñas.— saludó mi mamá.
—Hola tía.
—Hola ma.
Le contamos a mi mamá que Keyla por fin ya encontró un departamento, y el lunes tendrá que ir a firmar el contrato.
—¡Es estupendo, cariño!— exclamó abrazando a mi prima.— Yo también les traigo noticias. Es más para tí, Scarlett.—sonrió alegremente.
—¿Qué pasó ma?— su sonrisa se me contagió.
—Me trasladan a Londres en el trabajo, y Adrien también se iba para allá, así que ahora irá con nosotras.
Silencio.
Eso fue lo único que se oía, luego de la noticia de mi mamá.
Keyla me miró con preocupación, y mi mamá no entendía por qué estábamos tan serias.
—¿Pasa algo? — preguntó preocupada.
—Mamá, es sólo que no- no sé si quiero irme de aquí.—confesé sin poder mirarla.
—¿Pero por qué? nunca tuviste ningún inconveniente en mudarte. A demás me parece apropiado, Londres es un buen sitio, quizá allá hagas la universidad.
Keyla sólo se mantuvo en silencio observándonos.
—Mamá, creo que será mejor que vayas sóla.
Esas palabras les tomó por sorpresa a ambas, y luego de un largo silencio, mi mamá volvió a hablar.
—Scar, siempre fuimos las dos hija, ¿por qué ahora sólo me quieres abandonar? — susurró con pesar, para tomarme del rostro suavemente. Pude notar el brillo de su mirada partida, a punto de soltar lágrimas que deseaban salir en libertad.
Maldición.
Maldita vida.
Jodida suerte.
Sabía que en algún momento, iba a llegar éste día.
Sólo deseaba que no fuera tan pronto.
—Es sólo que me gusta aquí. Tal vez si Key acepta, podría ir a vivir con ella por un tiempo, y buscar un trabajo.
—Si, yo no tengo ningún problema con eso.— habló mi prima, apoyándome.
Las lágrimas en los ojos de mi mamá se hicieron presentes, y comenzaron a salir.
—Cariño, sé que no fui la mejor madre del mundo, y que cometí errores imperdonables...— tomó una pausa— Pero aún así, tú me entendiste y me apoyaste siempre, sin soltarme la mano, así que si lo que quieres es quedarte, lo entenderé. Enserio estoy tan agradecida de tenerte como hija.— acarició mi rostro, y me dedicó una sonrisa, para luego limpiarse sus lágrimas.— Saquen la comida de las bolsas y coman, yo iré a dormir. Tuve un día muy agotador.— dijo antes de desaparecer de nuestra vista.
Siempre que mi mamá quería llorar, se encerraba en su habitación para que no la vea cuando lo hace.
Quise ir a buscarla y darle un abrazo, pero sabía que ella necesitaba su espacio.
—Scarli, enserio tienes todo mi apoyo.—habló mi prima, luego de estar un rato en silencio.
—Gracias Key...— murmuré.
—Pero vamos a tener que compartir habitación, — dijo haciéndome sonreír. —Te quiero Scar, haz lo que creas correcto.— depositó un suave beso sobre mi frente, y se perdió de mi vista, cuando se adentró a las escaleras.
Haz lo que creas correcto.
Lo que crea correcto.
Dejar a Nolan por irme a Londres, no me parecía correcto.
Dejar a mi madre sóla, por no querer a abandonar a Nolan, tampoco parecía serlo.