Si Me Entiendes

Capítulo 6: La llave

Han pasado casi 24 horas desde que vi al hombre del bosque por última vez. Su rostro desapareció demasiado rápido entre los árboles como para entender lo que quería de mí.

La música que suena desde la cocina me revuelve el estómago. Estoy de pie frente a la mesa del comedor, pensando de qué forma cruzar su mirada otra vez. Una voz en mi interior me susurra que puede ser demasiado peligroso, pero no tengo miedo.

Las agujas del reloj marcan las 10:05 y estoy impaciente. Por primera vez en mucho tiempo experimento una sensación que creí haber olvidado: Entusiasmo. Estoy entusiasmada por volver a verlo: es como si por un momento me hubiera olvidado por completo de lo sucedido en la habitación gris.

Todas las criadas de la casa están en sus habitaciones y creo que es el mejor momento para escaparme.

Abro la puerta de la entrada y dejo que la suave brisa desordene mi cabello.

La noche encantadora es aún más encantadora fuera de la casa: pienso que es la noche perfecta para cruzar al hombre del bosque nuevamente.

- Ten cuidado Gretel.

Nadie me habla. Es mi voz, advirtiéndome. Su eco retumba dentro de mi piel, buscando salir por mi boca.

Pero no hay nada de lo que cuidarse: Ese hombre despertó una nueva sensación en mí que por primera vez no es tristeza ni desamparo. 

Algo en ese hombre me hace querer desentrañar todo el misterio en él.

Cruzo la línea que divide la calle del bosque y me adentro entre los árboles. La tierra es húmeda bajo mis pies. Intento mirar todo a mi alrededor, pero nada puede verse. Me pregunto si el hombre estará allí, esperándome en el roble de madera gris.

Finalmente llego al lugar, pero para mi sorpresa no hay rastros de él.

Me siento entre sus raíces como de costumbre a contemplar la oscuridad del bosque: tal vez sea lo único que contemple esta noche.

Estando aquí sentada pienso que la alegría que había en mí se deshace con el correr de los minutos, y que no soy capaz de retenerla: me entristece pensar que no ha venido.

No sé qué hora es, pero algo me dice que el hombre del bosque definitivamente no vendrá por mí.

- ¿Qué te hace pensar que no vendría esta noche?

El hombre se aparece entre las sombras y se detiene a unos metros frente a mí. Sus ojos son de color gris y su parecido con los míos me impacta: son una copia exacta. Su cabello es oscuro y se pierde en la noche. Viste una remera y pantalones color negro. No puedo dejar de contemplarlo.

Su voz se oye tan clara que por un momento me hace creer que está hablándome al oído, pero no: está a unos varios metros de mí. Hacía tiempo no escuchaba a alguien hablarme con esa claridad.

- ¿Por qué me miras así? ¿Te resulta extraño no escuchar mi voz distante y lejana, como te sucede con otros? – Su voz ahora me susurra, pero sin perder la claridad.

En ese exacto momento hay una pausa. Como si el tiempo y el espacio se detuvieran frente a mí. 

¿Cómo sabe este hombre que tengo dificultad para escuchar la voz de algunas personas? En mi mente se figuran todos los episodios que tuve con Claire.

- Pensé que si podías leer mi mente lo sabrías todo. – Mis palabras salen despedidas de mi boca como si no estuviera pensando lo que digo.

Lanza una carcajada.

- Pues verás, solo puedo leer lo que es obvio en ti. Sé de tus problemas para escuchar la voz de algunas personas porque yo también lo sufro, y algo en tu mirada me dice que eres igual a mí. Además, tú también puedes leer mi mente: somos más parecidos de lo que piensas.

No puedo creer lo que está ocurriendo. Me pregunto cómo es posible que un desconocido sepa tanto sobre mí. ¿Y por qué pretende que yo adivine lo que piensa? 

- No tiene sentido lo que me dices – Vomito mis palabras nuevamente sin pensarlo.

- "Pongámoslo a prueba"

- ¿De qué forma?

- ¿Lo ves? Nunca te dije de ponerlo a prueba, solo lo pensé y tú lo has leído.

- Mientes.

- "No es cierto. Fíjate en mis labios"

Por increíble que parezca es cierto. No mueve sus labios y sin embargo sus palabras se oyen claro en mi mente. Es como si estuviera modulando y dejando salir su voz, pero sus labios permanecen sellados con fuerza: Estoy leyendo su mente. 

- ¿Quién eres? 

- Mi nombre es Finn. Siento no haberme presentado anoche. A decir verdad, no creí que ibas a volver aquí. Al parecer, mis intentos por intimidarte no dieron resultado. 

Puedo sentir su aliento acariciar mis mejillas.

- Soy Gretel – mi voz se escucha temblorosa y es que, a este punto, sencillamente no puedo disimular el cosquilleo que recorre mi cuerpo. 

- ¿Por qué tiemblas, Gretel?

Mis piernas tiritan como si la temperatura fuera de menos diez grados.

- De repente hace frío aquí.

- Tal vez sea hora de que regreses a casa.

Y así, su mirada se perdió en el bosque sin dejar rastro otra vez. Yo estoy aquí, inmóvil en este lugar, preguntándome si ese hombre está cambiando todo lo que sé sobre mí.

                                                                            ~~~

Con desgano camino por las calles de tierra hasta mi casa. En el camino solo puedo pensar en Finn. Algo en él definitivamente me atrapó.

Estando a una cuadra de la entrada, tomo las llaves con mis manos y me encamino a abrir la puerta sigilosa: nadie puede escucharme llegar a estas horas de la noche. Mis piernas se deslizan hacia adelante, dando pasos cortos y prudentes.

De repente algo detiene mi marcha a medio metro de la puerta.

Mis ojos perplejos miran con asombro hacia la casa: Hay una luz prendida en la habitación gris.

Incrédula me apresuro por entrar: Alguien está en este preciso momento ahí: la habitación que no se abre por años y en la que pasé cada día del verano.

Mis piernas veloces se resbalan por el comedor hasta alcanzar la escalera en espiral. Impaciente flexiono mis rodillas mientras gotas de sudor caen por mi frente: la adrenalina ya corre por mis venas.



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En el texto hay: misterio, intriga, romance adolesente

Editado: 14.08.2020

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