12 de abril
Me siento en el suelo de la cocina mientras le quito el envoltorio a un chocolate, miro sobre la heladera donde se encuentra un reloj con números romanos, 03:40 de la mañana, suspiro y mientras como el chocolate me dejo llevar por mi cabeza, imaginando millones de escenas en donde me encuentro en playas junto a una familia donde no le puedo ver el rostro.
—¿Qué haces ahí?— una voz me sobresalta, rápidamente llevo mi vista hasta la puerta de entrada donde se encuentra Lauren con la ropa de trabajo.
—Ey— digo mostrándole una media sonrisa de ojos achinados— no he podido conciliar el sueño— suelto levantando hombros. Lo escucho suspirar y de un momento a otro lo encuentro sentado a mi lado. —¿Cansador?— le pregunto sin siquiera mirarlo.
—Tu tío se complica la vida— suelta junto a otro suspiro, rio y niego, mi tío Marcos, tiene una empresa, una editorial y lo contrato a Lauren de seguridad, resulta que no pudo programar algo y Lauren tuvo que quedarse hasta que pudiera.
—Oye... nunca te lo he preguntado pero ¿porque te pusieron Lauren?—mi cambio de conversación repentino lo hace reír y robando la mitad de mi chocolate habla.
—Mis padres cuando me tuvieron no habían estado mucho tiempo aquí, y buscando por internet encontraron este nombre, pensando que era masculino me registraron con ese, el problema fue cuando escucharon su pronunciación y vieron que era femenino—levanta sus hombros y ríe—me han dicho de cambiármelo pero ya me he acostumbrado.— Rio junto a él, apoyo mi cabeza en su hombro y cierro mis ojos, no por cansancio sino por ardor.— ¿tú te encuentras bien?— pregunta, su voz es un ronquido. Asiento lentamente.
—No te preocupes.— ¿cómo le diré que no duermo hace semanas?, después de todo el problema hace semanas atrás, las cosas empezaron a decaer. mi celular suena y sacándolo de el bolsillo de mi pijama veo un mensaje de mi novio.
"estoy en donde siempre. ¿Vendrás?"
—Oye Lauren, yo iré a mi habitación— hablo mientras me levanto y sacudo mi short de pijama, le doy mi mano y con ayuda él se levanta besa mi cabeza y sonríe.
—Ve, de mi parte es tiempo que duerma o caeré rendido aquí— cuando me giro y comienzo mi camino hacia mi habitación el me agarra de la muñeca haciendo que pare. —¿Desde cuando tienes esto?—habla viendo la parte interna de mi brazo, un tatuaje de números romanos se encuentra en este . ¡Mierda! Me he olvidado de ocultarlo
— ¿Hace dos semanas?— sus cejas están fruncidas. Ya sé que se viene otro regaño
— ¿Que té hemos dicho Helene?— sus brazos cruzados y voz fría me da escalofríos, miro al piso y no respondo. Sé que me han dicho no más tatuajes, en total tengo 7, mas 4 piercings. suspira y rasca su cabeza— mira, se lo tengo que decir a Lena, no puedo ocultárselo.
—Lo siento ¿Bien?— el niega y pasando por mi lado se va a su habitación, mañana la que me espera.
Subo corriendo a mi habitación con una sonrisa clavada en mis labios olvidando que mañana me espera otro castigo, por fin lo podré ver. Al entrar cierro la puerta detrás de mi con traba. Cojo de una de las esquinas de mi habitación mi buzo negro lo sacudo un poco de polvo y me lo pongo.
Salgo por la ventana como muchas veces hice en estos 16 años, se que parezco alguien caprichosa, que no le importa más nadie que ella misma, pero no es así, me importa mucho mi familia , pero me importa mas mi novio.
A Sedrik lo conocí hace 7 meses, yo estaba saliendo del colegio cuando se cruzo en mi camino pareciendo perdido, transpirando en frío, me enamoró en ese instante. La cuestión es que luego de dos mes de estar hablando nos hicimos novios. Es una persona difícil de llevar, tiene cambios de humor repentinos pero es la persona mas linda cuando quiere.
El viento golpea mi rostro, el aire frío hace que la piel de mis piernas se en crispe, me pongo la capucha del buzo y comienzo a caminar por las oscuras calles hasta el lugar indicado.
Cuando estoy llegando a la primera avenida miro a mi al rededor viendo que nadie este y entro al callejón, parado cerca a un contenedor de basura lo encuentro a Sedrik junto a otros mas. sonrio, mis ojos se llenan de lagrimas, hace semanas que no lo veo. Corriendo me tiro a él envolviéndolo en un gran abrazo.
—Hey— lo escucho decir mientras intenta mantener el equilibrio. Lo he tomado por sorpresa.
—No quiero volver a separarme de ti— susurro con voz temblorosa, el besa mi cabeza y me hace alejarme de el para poder verme a los ojos. Comienzo a detallar cada parte de su rostro, labios medianamente gruesos un poco resecos y cortajeado , un tatuaje de lagrima cerca de su ojo izquierdo, números romanos tatuados en su ceja derecha (si, los mismos me tatué yo), ojos oscuros como la noche y pestañas largas.
—Nunca lo harán — habla firme, sonríe de lado y sus labios se pegan a los míos, por unos segundos somos el y yo. Lo he extrañado mucho.
Cuando se separa de mi una de sus manos va a su bolsillo trasero del pantalón y de el saca una bolsita con pastillas dentro, mis labios tiemblan sabiendo que son y asiento cuando me lo tiende
—ya sabes a quién— me dice, ve que comienzo a dudar al momento de agarrarlo, lo he hecho muchas veces pero con el mirándome, pero sola nunca— tranquila, pronto volveremos a ser tu y yo — acaricia mi mejilla y vuelve a besarme, est vez lo tomo con fuerza de su cuello, obligandolo a apretarse a mi, sus manos bajan hasta mis pierns y acaricia. La falta de oxigeno en nuestro beso me obliga a separarme de el. El sonrie y mirando a sus lados,junto a sus acompañantes se va alejando, antes de desaparecer de mi campo de visión, vuelve a girarse y grita— mañana a esta misma hora.
—Si— asiento, temblando me pongo la capucha del buzo y metiendo torpemente la bolsita en el bolsillo vuelvo por donde vine. Se que no entenderán nada de lo que acaba de ocurrir, esto tengo que contarlo desde el principio.