Si tan solo me hubieras querido

Cap. 13. La Llegada de los problemas.

Habían pasado un mes después de que Alejandro había leído la carta que le había llegado a Katerin. La indiferencia y las miradas ya lo tenían totalmente desconcertado. Alejandro ya no sabía que pensar, por lo que decidió que era momento de confrontarla.

En esa mañana, la oficina y sus compañeros de trabajo no paraban de hablar, todos tenían rostros sorprendidos y curiosos.

— ¿Lo viste? 
Preguntó una mujer a otra chica. 
— Sí, se ve que es todo un caballero. Ojalá un día pueda encontrar a alguien como él. 
Respondió suspirando la chica de cabello oscuro.

Alejandro no comprendía de que hablaban, además, no era alguien que se la pasara preguntando los chismes de ese día o que hablara con tanta confianza con los demás. Por otra parte, tenía en claro a que iba esa mañana, él estaba dispuesto a saber la verdad. Así que, tomó rumbo a la oficina.

Sin tocar la puerta, abrió y lo que encontró no fue nada bueno. Al entrar a la oficina de Katerin vió como ella besaba a un hombre alto, de tez clara y cabello negro. Aquel hombre la abrazaba con desesperación. Al ver esto, él sintió un dolor en su corazón. Pero a la vez sintió ira. Así que decidió interrumpir aquella escena.

— Uhmm... ¿Me llamó?— Se aclaró la garganta y preguntó mientras cerraba la puerta.

Katerin y el desconocido se percataron de la presencia de un Alejandro que los miraba con el ceño fruncido, se veía que por dentro se estaba conteniendo. Lo cual a ella le causó gracia. Con una sonrisa descarada lo miró mientras enlazaba su brazo con el de aquel hombre.

— Yo no te llamé pero llegaste en un buen momento— respondió Katerin mirando al hombre que estaba a su lado.
— ¿Ah, sí? ¿Por qué?
Preguntó desconcertado.
— Antes que nada. Te presento al Lic. Michael Jones, él trabajará con nosotros a partir de hoy. — contestó Katerin con una gran sonrisa.

Los dos hombres se miraron fijamente, por un momento hubo una gran tensión entre ambos. Hasta que Alejandro decidió romper aquel incómodo silencio.

— Gusto en conocerlo lic. Michael. Yo soy el lic. Alejandro. — dijo mientras fingía una sonrisa.
— Oh, el gusto es mío. Me han contando mucho sobre usted. Y hasta ahora se me hace conocerlo. — Respondió Michael mientras sonreía.
— Bueno, Alejandro quiero que lleves a Michael a su oficina la cual será la que está aún lado de ésta. — Contestó una animada Katerin.

Estaba claro que quería irritar aún más a Alejandro y sabía que ya lo estaba logrando.

Por otra parte, Alejandro sentía que se le retorcían las tripas de solo recordar que al hombre que tenía en frente había besado a Katerin. A aquella que hace un mes había besado quien también le había confesado que lo amaba, ahora podía comprender porque de pronto ella había cambiado, todo se debía a este sujeto.

— Está bien. Sígame señor Michael.
Respondió tragándose todo el enojo que sentía. Sabía que debía ser profesional.

— Sí. Nos vemos más tarde, Katy— Michael le dijo a Katerin mientras se iba junto con Alejandro.
— De acuerdo, Mike. 
Katerin esbozo una brillante sonrisa y sus ojos sólo miraban a Michael. Alejandro se sintió celoso y excluido.

— Katerin. ¿Puedo hablar contigo más al rato? — preguntó Alejandro antes de salir.
— De acuerdo — respondió Katerin mientras se sentaba en su silla.

Salieron los dos hombres. Alejandro guió a Michael a su oficina.

— ¿Así que ya le habían platicado sobre mí? — preguntó Alejandro con una ceja levantada.
— Sí, Katerin me contó mucho sobre usted.

«Lo sabía, le importo a ella ya que le contó sobre mí. A lo mejor lo habrá querido dejar y él se lo habrá impedido» Pensó Alejandro con esperanzas.

— Oh. Ya veo. Bueno lo dejo en su oficina.
Respondió Alejandro disponiéndose a irse.
— ¿Acaso no me va a preguntar sobre que me platicó Katerin sobre usted?— preguntó Michael con una sonrisa en su rostro.
— No. Supongo que fueron cosas buenas. — respondió Alejandro tranquilo.
— ¿Eso cree usted? — preguntó Michael sorprendido.
— Sí — contestó confiado Alejandro, saliendo de la oficina para dirigirse a la oficina de Katerin.

Tocó la puerta y entró. Ahí se encontraba ella escribiendo en su monitor. La admiro por unos segundos. Se negaba a que ella estuviera saliendo con aquel tipo.

— ¿Podemos hablar? — preguntó atrayendo por un instante la atención de Katerin, la cual no se había percatado de su presencia hasta ahora, luego volvió a observar el monitor con el que estaba trabajando.

— Dime lo que vayas a decir rápido. Porque tendremos una reunión en 10 minutos. — respondió Katerin sin dejar de mirar su monitor.
— Está bien. ¿Quien es Michael? ¿Por qué es muy cercano a tí? — preguntó con una mirada seria y dispuesto a averiguar todo.

Katerin al escuchar esto lo volteó a ver con el ceño fruncido.

Aquello le había parecido molesto. Alejandro estaba siendo muy impertinente con respecto a sus asuntos personales y eso le molesto bastante.

— ¿Quien te crees tú para preguntarme tales cosas? Crees que sólo por habernos dado unos cuantos besos. ¿Crees que ya tienes el derecho de mandar en mi vida? — contestó Katerin mirándolo con una mirada fría.

Él la miró, pero ella desvío la mirada hacia su monitor de nuevo. No quería tener más contacto visual con él, no quería ni verlo.

— Si eso era todo. Retírate que como vez estoy ocupada — dijo indiferente.

Alejandro se quedó sin palabras, no podía creer que esta fuera la misma Katerin que hace unos días lo besaba y le declaraba su amor, ahora parecía que lo detestaba.

«¿Qué te sucedió? ¿Por qué ya no te emocionas como antes? No entiendo porqué de repente eres así, ¿qué malo hice?» pensaba Alejandro con la mirada perdida.

No sabía en qué momento había cambiado y ni por qué lo había hecho. ¿Acaso había hecho algo que le había molestado a ella?

Katerin sólo lo miraba por el rabillo de su ojo derecho, una sonrisa se formó repentinamente, ella ya sabía que Alejandro estaba en sus manos, ya podía disponer de él y cobrarse todo lo que había sufrido.




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