Katerin estaba a punto de irse a su casa cuando de pronto entró Alejandro.
— Necesito hablar contigo — dijo cabizbaja.
— Adelante. Habla.
Respondió Katerin con un tono cansado.
— Quería pedirte perdón por lo que sucedió. No se que me ocurrió. Yo lo siento.
— Está bien. Si eso es todo. Nos vemos mañana.
Dijo Katerin tomando sus cosas y dirigiéndose a la salida.
— Sí. Hasta mañana.
Dijo Alejandro en casi un susurro.
Le había costado mucho tomar aquella decisión, pero si quería que lo amará, él debía hacer las cosas bien.
Todo esto sería perfecto si esto no lo tuviera perdido. Alejandro no sabía que se estaba esforzando por algo que jamás volvería a ser.
Alejandro se dirigió a su solitaria casa con la esperanza de que Katerin cambiará. Mientras tanto, ella conducía su auto.
En el camino a su casa, ella se encontraba muy pensativa y desconcertada a causa de la reacción de Alejandro. Ya que él nunca se disculpaba cuando ofendia o cometía algún error. Él había cambiado. Tal vez la vida lo había hecho cambiar.
Al día siguiente...
Katerin se encontraba en su oficina.
Pensando en que debería hacer si irse y dejar todo lo que había hecho, ya no tenía caso molestar a alguien como Alejandro, quien ahora ya le comenzaba a parecer poca cosa.
Estaba tan sumergida en sus pensamientos cuando...
—Presidenta, tenemos una reunión — anunció Alejandro entrando a su oficina.
Ella aún permanecía pensando, y sin darse cuenta...
— Y si mejor me voy... Total ya me fui una vez que no sea otra vez— dijo Katerin en voz alta.
Luego de unos segundos, se percató de que ahí estaba Alejandro, quien la miraba con el semblante preocupado.
— ¿A donde se irá? ¿Es que dejara la empresa por mi culpa? — preguntó triste.
Alejandro no creía que fuera demasiado el desprecio que le tenía que ahora quería dejarlo y no verlo más. Podía soportar todo, menos que ella se fuera y lo privara de su presencia. Él ya no se imaginaba una empresa sin ella, aunque ya no lo tratará como antes, él se conformaba con el solo hecho de verla.
— No me iré a ningún lado, ya, escuché que dijiste que hay reunión, así que vamos— se apresuró a contestar desesperada mientras se levantaba de su silla y tomaba sus cosas.
Sin decir nada más, se fueron a la sala de reuniones, un espacio grande y equipado tecnológicamente. Donde los inversionistas y demás directivos los esperaban.
En la reunión, los ánimos estaban a su punto, las miradas de todos compadecían a quien aún no se enteraba de lo sucedido.
— Como pueden observar aquí se presentan las ganancias que tenemos y comparando con el año anterior, éstas han subido, sólo falta un poco para que estemos totalmente recuperados.— indicó un ejecutivo con la gráfica que se encontraba proyectada.
— Perfecto, gracias por el análisis. Ahora bien, como ustedes saben llegue aquí porque el señor Alejandro, aquí presente fue por mi ayuda, y yo, accedí e inverti mi dinero y mi tiempo, me da gusto que esto esté dando frutos — dijo Katerin con una gran sonrisa a todos.
Ella sabía que el momento de la culminación de su venganza había llegado, todos lo sabían menos la persona que se encontraba a su lado, aquel que la miraba con admiración. Casi podía asegurar que él creía que ella había sido su salvadora.
— Doy las gracias a la señorita Katerin por ella mi empresa ha mejorado mucho — dijo Alejandro alegremente levantándose y acercándose a ella para ofrecerle un sincero abrazo.
— Esperé... Esta empresa ya no es suya — le informó un ejecutivo.
— ¿Que?— preguntó Alejandro confundido y con el ceño fruncido.
Katerin sonreía de oreja a oreja, la reacción de Alejandro es la misma que había imaginado. Se sorprendía de lo acertada que podía ser con sus predicciones.
— ¿Nadie le había explicado al señor Alejandro sobre la situación? — preguntó Katerin fingiendo sorpresa.
«Ahora es momento de que se acabe tu supuesto amor, vamos Alejandro, muestra de que estás hecho en verdad» pensó mientras miraba con interés a Alejandro.
— No me habían dicho nada, ¿Como es que esta empresa no es mía? — contestó Alejandro más enfadado.
Katerin se dio un momento para admirar los papeles como si se tratarán de lo más hermoso que había visto. Luego, miró a Alejandro con seriedad.
— El dinero que le dí no fue suficiente, su deuda era aún mayor, así que me ví obligada a comprar la mayoría de las acciones de la empresa, así que tengo el 95% de las acciones y usted sólo tiene el 5%, del cual usted me debe el 3%, prácticamente soy la dueña de la empresa ya que tengo la mayoría de las acciones— le explicó Katerin con mucha tranquilidad.
—¿Como es posible? Yo no...— Alejandro estaba listo para contraatacar, sin embargo, fue interrumpido por Katerin quien ahora en sus ojos sólo estaba plasmada la determinación por aplastar lo y humillar lo.
— Usted mal gasto el dinero de la empresa, todo iba bien hasta que usted tomo el control de ésta. Su ex esposa llevaba un buen control, de eso me di cuenta en los libros de contaduría y en sus cálculos, usted perdió a alguien valiosa. Esta claro que esto sucedería, no se porque ahora se sorprende y se siente indignado— contestó con seriedad.
Los demás sólo se dedicaban a darle la razón a ella, ya que todos estaban de acuerdo con sus palabras. El propio Alejandro internamente sabía que todo lo que ella decía era sólo la puritita verdad.
—Pero, es que no es posible...— vaciló diciendo.
Todo estaba perdido para él, este juego lo había perdido. Katerin estaba ganando y él lo sabía.
— Creerlo que es verdad — afirmó Katerin con una gran sonrisa en su rostro.
Todos los que se encontraban ahí miraban a Alejandro con un rostro lleno de compasión, el tirano que una vez los había pisoteado y explotado, ahora se encontraba a punto de quedarse en la vil pobreza. El poder del cual había presumido ahora era cosa del pasado, él ya no era dueño del patrimonio que su difunto padre le había dejado.