Si tan solo me hubieras querido

Cap. 31. ¿Una boda o una tragedia?

Alejandro llevaba a su hija a la boda de Katerin, en ese momento su corazón estaba herido. Iba con un gran pesar, pero, lo soportaba por su hija. Además de que tenía la esperanza de que Katerin se arrepintiera al último momento, se aferraba a esa idea.

Ya casi llegaban al salón cuando un carro se les cerró frente al suyo. Alejandro sabía que algo iba mal, por lo que le dio el celular a Sandy.

— Hija, pase lo que pase, no salgas del coche, ¿de acuerdo? Llama a la policía como te he enseñado, ¿sí? 
— De acuerdo, papi.
Contestó Sandy con un creciente terror.

Alejandro bajó del coche y dos hombres bajaron del otro coche. Los dos altos y robustos, uno de cabello castaño y el otro de cabello negro.

— Entregarnos a la niña.
Le indicó el castaño en tono amenazador.
— No, no se la llevarán.
— ¿Ah, sí?, ¿tú y quién más nos va a detener?
— Solo yo basto, haré cualquier cosa para proteger a mi hija, si es posible hasta con mi propia vida.
— ¡Ay, que conmovedor!
Se mofó el de cabello negro.
— Necesitamos a esa niña, y ni tú ni nadie nos lo impedirá.
Amenazo el castaño enfadado.

Alejandro se interpuso entre ellos dos, aquellos se acercaron peligrosamente a él, el cual los golpeó a cada uno, peleando con uñas y dientes para que no se lleven a su hija. Esto se estaba saliendo de control, si bien Alejandro no tenía un cuerpo tan voluptuoso, pero, peleaba con valentía, además de que cuando era un adolescente practicaba las artes marciales mixtas.

Los sujetos al ver tan fuerte oponente, se resistían a creer que les estaba ganando, ellos necesitaban a la niña para poder pedir dinero por ella, ya que sabían que la madre de ella tenía suficiente dinero para pagar rescate,el secuestro habría sido perfecto, pero, no contaban con que su padre estuviera con ésta.

— Me llevaré a su chiquilla, cueste lo que cueste.
Dijo el castaño, mientras sacaba un arma y le disparaba en el pecho a Alejandro, el cual de inmediato colapso en el suelo.

Sandy grito horrorizada dentro del auto, quería salir pero su padre había asegurado las puertas y le había dicho que no saliera, los sujetos iban sonrientes por ella. Alejandro aún estaba consciente, tomó el pie de uno de ellos y lo hizo caer contra el otro. El castaño arremetió contra él, una patada en las costillas, lo cual hizo que Alejandro se retorciera de dolor.

— Abre la maldita puerta.
Le gritaron a la niña totalmente asustada, la cual sollozaba sin control.

Como Sandy se negaba a abrir la puerta, el hombre de cabello oscuro se preparaba para romper el vidrio cuando escucharon las sirenas. La policía ya venía, intercambiaron miradas, y arremetieron contra el vidrio el cual no se rompía.

Así estuvieron hasta que lo rompieron, estiraron la mano, tomaron a la niña del brazo, la estaban obligando a salir.

— POLICÍA, manos arriba.
Apuntaron tres policías a cada costado de los secuestradores.

— Suelten a la niña.
Dijo uno, con voz firme.

Soltaron a Sandy, los oficiales los desarmaron y los arrestaron, la niña corrió rápido a donde su padre estaba tirado, sangrando y luchando por no quedar inconsciente.

— Papi, por favor no te mueras. 
— Hija... Fuiste muy valiente. 
Dijo esforzándose. 
— Papi, papi. 
— Cuida a tu madre, ¿sí? 
Dijo mientras cerraba los ojos. 

La niña comenzó a llorar desesperadamente junto al cuerpo de su padre. La idea de perderlo la aterraba, apenas había encontrado a su padre a quien por mucho tiempo había esperado. Y ahora, estaba a punto de perderlo.

Llegaron los paramédicos y ayudaron a Alejandro, le dieron los primeros auxilios, la niña subió a la ambulancia, se negaba a despegarse de su padre.

Por otro lado, Katerin estaba vestida con su vestido, su cabello estaba perfectamente arreglado en un hermoso recogido y estaban terminando los toques de su maquillaje.

Los invitados ya habían llegado al salón. Samuel había llegado esa mañana junto a la madre de ella. Ellos la esperaban pacientemente mientras terminaban de arreglarla.

Katerin se comenzaba a angustiar porque su hija no llegaba, hacía una media hora que le habían llamado para avisarle que ya venían llegando.

«Seguro que Alejandro se la habrá llevado a comprar alguna chuchería de camino para acá y se habrán entretenido, ah, pero me va a escuchar» pensó un poco molesta.

— Samuel, mi vida, pásame mi teléfono.
— Sí, Mami.
Dijo el pequeño mientras le pasaba su celular.

Marco el número de Alejandro, sonó y sonó, no contestaba hasta que volvió a llamar una vez más.

—Alejandro es mejor que ya vengas en camino con...
Se quedo en silencio cuando escucho los sollozos de su pequeña.
—¿Sandy? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Los nervios y la angustia comenzaron a atormentarla, algo malo había sucedido, de eso estaba segura.

—Mami, él... Papá...
Dijo entre sollozos.
— ¿Qué sucede mi vida?
— Mi papá... Está muriendo.
Dijo rompiendo en llanto.
— Hija, ¿dónde estás?
Preguntó totalmente preocupada. La niña no contestaba y cada segundo que pasaba Katerin se desesperaba.
— ¿Usted es la mamá de esta niña? Está en el hospital de la avenida 45.
— Gracias, iré de inmediato por ella.
Respondió agradecida porque le dijeran dónde se encontraba su nena.

Katerin no sabía que hacer, la boda sería en una hora y tenía que ir por su niña, además que Alejandro estaba en el hospital gravemente herido. Ella no sabía que hacer, le angustiaba bastante.

Se levantó y se dirigió a donde Michael estaba. Él al verla se sorprendió bastante. Le gustó ver lo bella que se miraba en ese vestido, se lo quería decir pero al ver su rostro preocupado supo que las cosas no iban bien.

— Michael, debemos ir al hospital. Sandy está ahí junto a su padre.
— ¿Qué? ¿Qué le sucedió a Alejandro?
— No lo sé, por lo que Sandy me dijo es que él está gravemente herido.
— Bueno, pues no hay tiempo que perder, vamos para allá.
Contestó Michael con determinación.




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