“SOY DE ESAS PERSONA, QUE PASAN DE ESTAR FELICES, A UNA CRISIS EXISTENCIAL EN SEGUNDOS”
-Señorita… - Llamo mi atención el conductor – Ya llegamos. – Me avisa.
-Bien… - Tomo mi mochila con unas cuantas cosas dentro, bajo del taxi y voy a recoger mi maleta de la cajuela, pero el señor se me adelanta, la saca y me la pasa, asiento con la cabeza en modo de agradecimiento. – Muchas Gracias. – Le agradezco.
-No hay de qué. ¡Que tenga un buen día! – Dice mientras sube de nuevo al auto y arranca, yo me doy la vuelta y veo en donde me dejo, desde aquí tendré que caminar como unas veinte cuadras para llegar a mí destino, sostengo bien mi maleta y comienzo a caminar.
Unos treinta minutos después estoy a una casa de mí destino y a lo lejos puedo ver al pequeño Pedro jugar junto con Evelin, el pequeño llevaba mi sudadera, le quedaba enorme, sus padres sentados a un costado mirando a otro lado, me acerco con sumo cuidado y me detengo en frente de la reja y sonrió al verlos jugar.
Me quedo un tiempo mirándolos hasta que el pequeño logra verme.
-¡¡JEMISHA!! – Grita fuerte y se levanta del suelo y viene corriendo hacía a mí, sonrisa se hace más grande, corre y abre la reja y salta hacía a mí, hace que casi me caiga, me abraza fuerte y to igual.
- ¡Hola mi pequeño! – Lo abrazo más fuerte y él me rodea con su piernas y brazos, siento gotas de agua en mi espalda, separe un poco al pequeño de mí preocupada y lo veo llorando. - ¿Qué sucede cariño?, ¿Por qué lloras? – Dije sobando la parte trasera de su cabeza y movía sus cabellitos.
-Te… estañel musho – Hablo tierno en medio del llanto sobando uno de sus ojos.
-ay, mi pequeño… yo también te extrañe mucho… - Lo volví a abrazar. – Pero ya no llores. –
-Ok – dijo y se separó de mí y limpio sus ojos rápido y me sonrió a lo que yo correspondí de igual manera.
- ¡Hola Jemisha! – Se acercó a nosotros Evelin y la mire.
- ¡Hola Evelin! ¿Cómo has estado? – pregunte con una sonrisa.
-Como siempre – empezó a reír despacio - ¿Y tú? ¿Cómo has estado? –
-um, Normal… - Reí con ella.
- ¡Ven!, pasa… - Hiso un ademan de mano para que la siga.
-Está bien – Hable y tome mi maleta con una mano y con la otra sostenía al pequeño, entre dentro del patio y los padres de Evelin se acercaron a mí. – Buenos días señores – Los salude.
-Deja las formalidades, ven te ayudare con eso. – Se acercó el padre de Evelin y tomo mi maleta.
-Está bien, gracias –
-Vamos, entra… - Hablo la madre de Evelin.
-Con permiso – Hable y entre siguiendo a Evelin que me esperaba en frente de la puerta, y sus padres me siguieron, mientras que el pequeño no me soltaba si no que me agarraba más fuerte. Entramos a la casa y Evelin me pidió que la siga mientras que agarraba mi maleta.
- ¡Oh!, no te preocupes, buscare un lugar para quedarme. – Hablé antes de que subiera por las escaleras y ahí fue cuando el pequeño Pedro se aferró mucho más fuerte a mí y escondía su cabeza entre mi cuello y hombro.
-No te preocupes, tenemos suficiente espacio para que te quedes y… - Miro al pequeño – creo que alguien no quiere que vallas – empezó a reír de nuevo y mire al pequeño.
-Bien… no me iré… me quedare… - escuche una pequeña risita por parte del pequeño.
- ¡Bien!, ahora sígueme! Prepararemos un lugar para que puedas dormir. – Hablo mientras subía por las escaleras.
-Acomódense, nosotros estaremos afuera – Aviso su madre.
- ¡Ok, mamá! – Grito Evelin para que la pudiera escuchar, luego de eso sus padres salieron de nuevo afuera y Evelin subió y yo la seguí con el pequeño Pedro en mis brazos.
Subí rápido y vi a Evelin entrar a su habitación, la seguí y entre, todo era de color rosa y crema, olía mucho a ella, ¡supongo!, es su habitación ¿no?, pensé.
Dejo la maleta en una esquina y empezaba a limpiar su cama en donde estaban unos montones de libros y otras cosas.
-Pequeño…? – le hable despacio.
-Um…? – respondió haciendo un pequeño sonido
-Bajete un momento… ayudare a tu hermana a ordenar y luego pasare el resto del tiempo contigo. –
- ¿Lo pometez? –
-Sí… lo prometo – Afirme.
-Ok… - hablo y de a poco se fue bajando hasta llegar al suelo.
-Espérame… ¿Sí?, Terminare lo más pronto posible. – Solo asintió con la cabeza y se sentó en el suelo cruzando los pies junto a la puerta.
Fui al lado de Evelin y comencé a limpiar la cama de Evelin junto con ella, me dedico a alzar los libros que están en la cama y en el piso, y así me pase limpiando la habitación de Evelin junto con ella mientras que el pequeño Pedro estaba sentado mirándonos.
(…)
-Bajen a comer!! – se escuchó como nos llamaba la mamá de Evelin; aún no sabía cómo se llamaba; estábamos medio acostados en la cama de Evelin mirando una película, Yo me encontraba junto a la pared, Evelin a mi lado, pero un poco separadas y el pequeño Pedro estaba encima de mí.
-Ok, mamá, ya bajamos. – Hablo Evelin, coloco en pausa la película y bajamos de la cama, bajamos y entramos a la cocina y todo ya estaba servido, nos sentamos cada uno en una silla y por alguna razón mi lugar estaba al lado del pequeño, reí en mi interior, seguro que fue su madre quién lo coloco ahí, se notaba muy feliz el pequeño por sentarse a mí lado. Comimos en silencio hasta que todos comimos ya todo y la madre de Evelin se levantó y empezó a recoger la mesa.
- ¡Oh!... Déjeme ayudarla. – Me levanté y recogí los platos que estaban a mis costados y el mío.
-No te preocupes… yo puedo hacerlo… - Habló, pero negué con la cabeza.
-Es lo menos que puedo hacer por dejarme quedarme aquí, déjeme ayudarla. – Hable rápido.
-Está bien. – Y así recogí toda la mesa junto con ella y luego los lavé y coloqué cada uno en su respectivo lugar.