Narra Jeilana Ríos
Estuve esperando a mamá todo el día... sin embargo no llegó, le mandé un mensaje para preguntarle que a que hora venía y me dijo que se tardaría, que no la esperara y que mañana a la hora en que despertara, ella hiba a estar ahí, así que le hice caso, me metí a bañar, después lavé mis dientes y me metí a mi cama.
Por la mañana...
¿Qué es ese olor? Son... son... ¡Hot cakes! ¡Mis favoritos! ¡Wow, mamá si sabe recompensarme!. Bajé rápidamente para confirmar y si... mamá estaba en la cocina haciendo mi desayuno favorito.
— Buenos días hija ¿Cómo amanesiste? — me dijo una vez que me vió
— Muy bien mamá ¿Y tú? —
— Bien. Tuve que levantarme temprano para hacerte este desayuno. ¿Sigue siendo tu desayuno favorito? —
— ¡Claro que si mamá! ¡Gracias gracias gracias! — le dije cuando la abracé
— Bien, bien. Tenia entendido que eres muy perezosa, ahora ya sé como despertarte. Pero antes, ve cambiate y mejor... ve a ponerte zapatos — ups, miré mis pies y no tenía zapatos, soy demasiado despistada y no me di cuenta que ni zapatos me puse
— Ups, bien ahora vuelvo — y subí. Me cambié, una vez que bajé encontré a mi madre acomodando la mesa
— Siéntate hija — las dos nos sentamos
— Cuéntame, ¿Cómo ha sido tu vida viviendo con tu padre? —
— Estaba bien, apropósito... te mandó a saludar —
— ¿Encerio? — vi a mi madre sonrojada
— Sí, mamá ¿Ya me van a decir por qué se separaron? Llevo toda mi vida preguntándoles eso y ninguno de los dos me quiere decir ¿Por qué? —
— Es una situación complicada hija, nisiquiera él o yo lo podemos comprender — ¿Pues que será que es tan complicado? Pero bueno... esperaré hasta que estén listos para decirme. Terminamos de comer y mi mamá me dijo
— ¿Cómo te pareció la comida hija? — me dijo con una sonrisa
— ¡Estuvo muy buena mamá, gracias! Yo te ayudo a recoger los platos y a lavarlos, sé que tienes que irte a trabajar no te preocupes —
— Muchas gracias hija, mañana será mi día libre así que podremos ir a donde tu quieras. ¿Qué te parece si vamos a ese parque al que tanto te gustaba ir de pequeña? — madre... si supieras que tengo tantos recuerdos tristes en ese parque, si no lloraba aquí en mi casa, me hiba a ese parque a llorar y a desahogarme como alguien miserable... bueno, así era como me sentía
— Bien, iremos ahí — madre nunca supo de todo lo que pasaba con Taylor... talvez hice mal en no decirle.
— Muy bien hija, bueno... ya me voy a trabajar. Que tengas un lindo dia hija —
— Tu igual, ve con cuidado —
— De acuerdo hija, te quiero mucho — dijo antes de salirse y cerrar la puerta
— Yo también — dije susurrando, sabiendo que no me escucharía
Bien, ahora ¿Qué es lo que vamos a hacer?, tal vez salga a correr... o por un helado, pero no quiero quedarme en casa sin hacer nada. He decidido salir a correr así que subí para ponerme un pants deportivo y unos tenis, al salir.
Estaba el mismo chico de ayer, el hermano de Alex... sentado afuera de la casa en la que se habían mudado unos nuevos vecinos en una silla con las manos cruzadas, parecía como si estuviera esperando a alguien porque parecía nervioso, decidí ignorarlo y seguir caminando pero me detuvo
— ¡Jeilana, espera! — se paró y vino en mi dirección, me detuve para ver que era lo que necesitaba. Pero esa voz... yo la conozco, ¿De dónde?
— ¿Qué necesita? — le pregunte amablemente
— Este... — se empezó a agarrar el pelo desesperadamente junto con la nuca — Primeramente hola —
— Hola — le dije confundida, me estaba empezando a confundir su comportamiento
— ¿Cómo has estado? —
— Bien, bien ¿Y tú? — seguía confundida
— También muy bien. Este... ¿Me recuerdas? — pregunto nervioso
– Sí, supongo que si... ¿No eres el hermano de Alex? — pst, este también es García
— Sí, lo soy. Pero aparte —
— No, no lo creo. Disculpe ¿Cuál es su nombre? — casi me desmayo al escuchar la respuesta... no puede ser, el mundo es muy grande, ¿Por qué tu? ¿Por qué ahora?
— Mi nombre es Taylor... Taylor García. ¿Me recuerdas Jeilana? — No... tu no, ahora no, aún no estoy preparada, aún no
— Sí. Lo recuerdo muy bien... ¿¡Qué es lo que quiere!? — no pude evitarlo... no pude evitar derramar lágrimas, sigo siendo débil... no soy capaz aún de superarlo — ¿¡Quiere deguir burlándose de mi por mi debilidad!? —
— Jeilana yo... — empezó a acercarse más a mi, su cercanía me provoca asco, asco de persona que es
— ¡No se me acerque! Matengace alejado de mi, no lo necesito cerca, su presencia y cercanía me asquea — me empecé a sentir muy mal, necesitaba aire... no podía respirar, quise salir irme de ahí lo más rápido posible, pero cuando me di la vuelta casi para irme de hay lo más rápido posible, su mano tomó mi brazo, lo jalo y me abrazó por detrás con fuerza, enrredó sus manos de mi cintura con fuerza mientras yo estaba destrozada, seguía llorando como la cobarde que fui siempre... en estos momentos solo quiero llegar a mi casa y llorar, desahogarme más que nunca
— ¡No te vayas Jeilana! Por favor... solo déjame explicarte — me decía cerca de mi oído mientras intentaba escapar
— ¡No, déjeme suelteme! No tenemos nada de que hablar — y con todas mis fuerzas logré safarme de su agarre. En cuanto salí de sus manos le di una cachetada, como nunca la había dado.
— Perdóname... — dijo susurrando después de que le pegara. Me tomó el cuello a la fuerza, y... me besó.