Narra Jeilana Ríos
Al llegar a casa decidí no preguntarle nada de lo sucedido, dijo que me diría así que no lo voy a presionar, le di las gracias y más buenas noches y me metí a mi casa, encontré a mi madre sentada en la mesa voló esperándome
— Mamá, ya estoy aquí — le dije cuando entré
— Que bueno hija, en realidad apenas acabo de llegar de trabajar y casi me quedo dormida en la silla — me dice riéndose
— Mama, tengo algo que contarte — y me senté frente a ella
— Claro dime —
— Hoy me encontré a Luciana, mi mejor amiga de la escuela, salí a buscar trabajo y como no encontraba ella me ofreció trabajar en la cafetería que ella trabajar como mesera temporal antes de iniciar la universidad, entro mañana a las 9 de la mañana y salgo a las 5 —
— ¡Me alegro mucho Jeilana! Que bueno que te hayas encontrado a alguien. Y dime ¿a dónde fuiste? —
— A una feria mamá, era hermosa, las luces... nunca había visto algo igual — le dije muy emocionada
— Me alegro mucho que salieras, después de todo ya eres mayor de edad y puedes cuidarte muy bien. Venga, ya es noche, vámonos a dormir porque mañana es tu primer días de trabajo — y nos paramos de la mesa, le di las buenas noches y subí a mi habitación, no pasó menos de 5 minutos cuando yo me quedé profundamente dormida sin antes poner la alarma en mi celular para despertarme temprano y alcanzar a bañarme.
Era de mañana y el despertador sonó exactamente a las 7:00 am, me desperté en cuanto lo hiso y me fui a bañar, me puse un shorth y una simple camisa junto con unos tenis simples, me maquillé muy lijero y me peiné una coleta. Una sensación extraña empezó a recorrer todo mi cuerpo, era un presentimiento, no se si malo o bueno pero sentía un gran hueco en mi estomago. No le dije a mamá para que no empezara a hacer preguntas, después de todo supongo que es solo el presentimiento de el nuevo trabajo. Eran las 8:39 cuando terminé de desayunar y de las recomendaciones de mi madre cuando salí de la casa para ir ya que no estaba tan cerca la cafetería pero tampoco estaba tan lejos, tardó como algunos 10 minutos en llegar y no quiero llegar tarde.
Cuando llevaba dos cuadras caminadas empecé a sentir a alguien detrás de mi, como si me estuviera persiguiendo, el cielo apenas tenía la luz de la mañana, una brisa fría recorrió todo mi cuerpo y seguí caminando. Después de doblar la esquina esa presencia estaba aún detrás de mí, por un instante me detuve y volteé pero... no había nadie ni nada, empecé a pensar que solo era mi imaginación y conforme más caminaba más miedo sentía, el hueco de la mañana aumentaba hasta subir a mi cabeza y suprimir mi pecho, sentía algo.... no se que era, pero era algo extraño.
Un momento, me descuidé un poco volteando a ver para atrás, en ese instante me caí, me tropecé con una una piedra que había en el camino cuando alguien de repente apareció en frente de mi y me estiró su mano para ayudar a levantarme, la acepté con temor y me ayudó a levantarme
— Debería de ser más cuidadosa señorita — me dice su voz quebrada y gruesa. Levante la mirada hacia él y era un chico alto, pelo negro y ojos cafés. Estaba vestido todo de negro, una chamarra de cuero negra, pantalones negros y unas botas negras, y cuerpo como de atleta, fornido, daba el aspecto de ser una persona amable por como sonreía
— Sí, muchas gracias — algo me empezó a arder de repente, miré mis piernas y tenía una leve raspada en la rodilla, estaba sangrando ligeramente
— ¿Está bien? ¿La puedo ayudar en algo? — me pregunta el chico amablemente
— No, no se preocupe, me encuentro bien. Tengo que irme lo siento... — iba a darme la vuelta pero si mano tomó la mía
— ¿Esta segura? Al parecer está sangrando... — y miró mi rodilla
— Sí, gracias, ya me tengo que ir — me soltó de la mano y comencé a caminar hacia la cafetería, miré mi celular y eran las 8:56 cuando llegué, al entrar vi a Luciana fuera de la cafetería, supongo que esperando a que abrieran ya que estaba cerrado
— Luciana... estoy aquí — y volteó a verme
— ¡Jeilana! Yo pensé que ya lo venías... — me dice triste
— Por dios...¿como crees que no hiba a venir a mi primer día de trabajo? — le digo empujándola un poco, en forma de juego
— Tienes razón... pero te libraste, aún no abre la cafetería, en algunos minutos llega la señora — y justo en ese instante llegó para abrir la cafetería, me dio los buenos días y la bienvenida, me pregunto que si que me había pasado en la rodilla, le dije que me había caído y me dio un poco de pomada para que me la pusiera. Después me dio un mandil café y empezó a darme instrucciones sobre como atender, las bebidas y comida que hay. Tiempo después llegó una pareja y me puse a atenderlos, me fue mi bien en el día, no tuve ninguna queja y sentí que estaba haciendo bien mi trabajo, después de todo tenía a Luciana para apoyarme si algo me salía mal o si se me olvidaba algo.
Muy pronto se me hicieron las 5:00 pm, mi hora de salida, así que nos fuimos del lugar Luciana y yo muy conténtas
— ¡Se nota que te fue muy bien hoy Jei! — me dice feliz Luci al doblar la esquina para ir a casa
— Sí, la verdad no fue tan pesado y me gustó mucho, la jefa es una persona muy amable —
— ¡Te dije que lo era!, oye pero... ¿por que te caíste? ¿qué te pasó? —
— Nada... simplemente venia distraída y me tropecé con una piedra en el camino —
— Hay Jeilana ¡Eres muy despistada! — me dice riéndose
— Lo sé — pensé en decirle el presentimiento que tenía en la mañana, pero supuse que solo era algo que estaba en mi cabeza y nada más, por esa razón decidí quedarme callada
Estuve caminando después de separarme de Luciana para que ella se fuera a la suya, empecé a sentir ese presentimiento de nuevo, el hueco empezó a sentirse de nuevo y en un instante, recordé al chico de la mañana, siento algo... no sé que es, espero que no sea nada malo. Tal vez eso solo está en mi cabeza nada más, no tengo que preocuparme tanto por ello, supongo.