CAPITULO 7: LA LLAMADA
Salgo de mis recuerdos cuando me llega una llamada.
Número desconocido
Debe de ser una equivocación, pocas personas tienen mi número. Rechazo la llamada, no pasa ni un minuto que vuelven a llamar. Capaz sea una emergencia o no lo se, así que decido atender.
-Hola...-digo limpiando las lágrimas de mis ojos.
-Hola, soy yo- dice la otra persona susurrando.
A decir verdad no reconozco la voz, tampoco se si es un hombre o una mujer, ha hablado muy bajito, no lo he podido identificar.
-¿Quien habla?- pregunto confusa.
-Soy...- y la llamada se cortó.
¿Es una broma?
Trato de llamar a ese número pero nadie contesta.
Ok... seguro fue una broma de mal gusto. Que necesidad de hacer eso, no lo comprendo.
Junto las fotos y las guardo en la caja.
Ok... necesito tranquilizarme un poco, creo que mamá por algún lado tiene guardados sobres de té de tilo.
Bajo a la cocina y comienzo a buscarlos. Donde los habrá guardado...
- Alexandra, ¿Qué haces despierta a esta hora?- Pregunta mi madre con la voz adormilada.
Ella es una mujer bajita, de ojos grises, y el mismo tono de cabello que el mío, la única diferencia es que ella lo lleva largo y yo no, un tiempo lo tuve hasta la cintura, pero cuando estaba embarazada me lo corte por los hombros. Hasta el día de hoy sigo manteniendo el mismo corte de cabello.
-Oh, ¿te he despertado? Lo lamento- Digo rápidamente.
Mi madre me mira confusa, nota que algo no va bien.
-Alex... ¿qué sucede? Te conozco, hija.- mi madre se acerca, me rodea con sus brazos y me estrecha fuertemente.
-Nada... solo estaba buscando Los té de tilo, lamento haberte despertado.- digo limpiándome un par de lágrimas que se me escaparon.
-Entiendo si no quieres hablar, pero sabes que puedes contar conmigo, ahora ven, vamos a buscar esos té.- dice sobándome la espalda.- Ya se dónde están.
Se dirige al último cajón de la mesada y al abrirlo se ve la caja de té.
¿A quién se le ocurre guardar Los té ahí? Solo a mi madre.
-Ve a tu cuarto que yo te preparo el té- dice agarrando una taza del mueble.
-Ok.- digo subiendo las escaleras para ir a mi habitación. Al entrar agarro mi celular, me figo si han vuelto a llamar...
Pero no hay nada, claramente fue una broma.
La imagen de mi bebe recién nacido vuelve a mi cabeza. Desearía tenerlo aquí, junto a mi. Mis manos tiemblan y un sudor frío me recorre la espalda.
No... por favor, devuelta no.
Como puedo me siento en mi cama. Siento que el aire no llega a mis pulmones, no, no devuelta.
No quiero esto, quiero estar bien, pero no puedo.
Vamos Alex, respira, tú puedes.
No, no puedo, yo no pudo, soy una inútil, No sirvo para nada, no pude proteger a mi hijo, se lo llevaron, se llevaron a mi bebe.
-Hija...- Mi madre entra y deja el té en la mesa de luz para tratar de ayudarme. - Alex, respira tu puedes, yo se que tu puedes, inhala y exhala.
-No...- apenas puedo hablar, siento que mi corazón va a salirse de mi pecho. una fuerte presión se apodera de ese lugar. - No puedo... yo no sirvo para nada, no pude protegerlo...
Tan solo con lo que le dije se dio cuenta a que me refería.
-No sirvo, mamá... estoy rota, no quiero esto.- siento como mis lagrimas me mojan las mejillas.
- No digas eso hija, tú eres una de las personas más fuertes que conozco.- Yo solo niego con la cabeza. - Sí, sí lo eres, no digas que no sirves, has lidiado con muchas cosas, eres una gran madre, él estaría muy orgulloso de ti.
Cada vez me cuesta más respirar, siento un hormigo por toda mi cara, siento todo mi cuerpo temblar.
No es cierto, el estaría muy decepcionado.
-No... no es cierto- digo y el dolor en el pecho se hace cada vez más grande.
-¿Qué sucede?- pregunta Marcos cuando entra en mi habitación, con su voz adormilada.
-Marcos, las pastillas de tu tía- suplica mi madre. -Están en el baño, tráelas.
Marcos entra a mi baño rápidamente y las trae. mi madre me da una para que la tome.
-Vamos hija, por favor tómala.- me suplica ella dándome el té para que tome la pastilla.
Con mi temblorosa mano llevo la pastilla a la boca y la tomo con un sorbo de té.
Marcos se acerca y me acomoda en la cama, mi madre me tapa y se acurruca a mi lado.
Unos minutos más tarde todo se vuelve negro, lo ultimo que siento es a mi madre acariciándome el cabello y a marcos depositando un beso en mi frente.
-Descansa tía.- escucho que dice él, para luego perder el conocimiento y sumergirme en la oscuridad.
Editado: 09.09.2021