Si quieres a alguien se lo dices, y lo dices de inmediato, en voz alta… porque de lo contrario ese momento pasa de largo… y se va.
Frase de la película “La boda de mi mejor amigo”
Cuenta una antigua leyenda, que existió una hermosa doncella, hija del más temido Cacique guaraní, su belleza y encanto eran tan notables que la fama de la doncella se esparció por todo el bosque. Guerreros de todos los rincones del mundo conocido venían a cortejar a la doncella, quien los desdeñaba sin el más mínimo remordimiento; el Cacique preocupado con la actitud de su hija imploró a Tupã Dios que lo ayudase con la actitud de su hija.
Tupã apiadándose de aquel padre preocupado mandó a un hermoso joven de cabellos dorados y ojos azules a la tribu del Cacique, al verlo la doncella no pudo resistirse ante el atractivo joven; y fue así como el Cacique aprobó el enlace de ambos. Pero, había algo que afligía el corazón enamorado de la doncella, su esposo partía antes del alba y llegaba ya entrada la noche, en su preocupación consultó a su esposo el porqué de ese comportamiento.
Éste accedió a revelarle la verdad, con la condición de que no debía exponer dicha verdad a nadie, si lo hacía, él ya no podría regresar a la tribu y ésta lo perdería para siempre. La doncella acepto los términos de su esposo, entonces, éste le reveló que él era el Sol, enviado del cielo por Tupã para convertirse en su esposo, por eso partía antes del alba y llegaba ya entrada la noche, ya que él debía iluminar el cielo.
La doncella emocionada por la historia de su esposo se pasaba los días contemplando al sol, su madre deseosa de saber el entusiasmo de su hija, la interrogó y ésta olvidando completamente las palabras de su esposo accedió al interrogatorio. Avanzada la tarde, la doncella comenzaba a inquietarse, en su mente escuchaba la voz de su esposo “me perderás para siempre” y así llego la noche sin su esposo.
La doncella sumergida en un profundo dolor se adentró al bosque, trepó el árbol más alto para implorar al cielo perdón, sin embrago, sus plegarias no fueron respondidas.
Cuenta la leyenda que aquella doncella se convirtió en un pájaro, al cual se lo ve posado en la copa más alta de los árboles, se pasa los días admirando al sol y las noches lamentando la partida de éste. A este pájaro se lo conoce como Urutau.
Entonces Arami me miró fijamente a los ojos y añadió: “Hay verdades que deben permanecer ocultas, para alivianar una carga, para alivianar la vida”.