Siempre Cerca Nunca Juntos

El Green'day.

Las ojeras que adornaban mis ojos eran realmente aterradoras, ni siquiera había soportado verme al espejo.

La noche anterior había besado a Iker Adams, el sueño de cualquier otra chica del instituto, y mientras lo había hecho, se había sentido bien, pero luego se sentía como...

Era algo difícil de explicar, pero ahí estaba ese constante martilleo en mi corazón que me indicaba que algo estaba mal, y quizás, se debía a que, después de ese beso, mi corazón ya no me pertenecía, no totalmente. Pertenecía a otra persona.

Después del magnífico beso que me había dejado sin aire y con ganas de más, tenía que aceptarlo.

Iker y yo habíamos caído en un sustancioso silencio. No me había atrevido a decir nada por más de dos minutos, sabía que él me diría algo como:

-"Fue un accidente" o –"Esto no debía haber sucedido".

Y sin saber qué hacer, huí del auto, y eso era exactamente lo que había estado haciendo en las últimas semanas en las que estaba cerca de él.

Huir.

-¿Me vas a contar que pasó anoche? –Gaia no se daba por vencida.

Había escuchado cuando había salido de su habitación y me había estado esperando despierta, pero por alguna razón, no me sentía bien al contarle que me había dejado besar por Iker y lo peor, le había devuelto el beso.

-Vamos a llegar tarde- Le murmuré. Nos habíamos despertado muy temprano para llegar a tiempo a la plaza. La cosecha daría inicio en poco tiempo.

Gaia suspiró y dejó a un lado las preguntas para atarse sus zapatos. Se había despertado hacia menos de media hora y estaba molesta, la verdad, ambas nos habíamos desvelado toda la noche.

Ella tratando de sacarme respuesta y yo tratando de olvidar el beso que me había hecho olvidar todo.

¿Qué ironía no?

Cada una tomamos nuestro cafés, y salimos tan rápido como pudimos. Llevábamos más de diez minutos de retraso y no queríamos que nos tocara con otras personas.

Mientras caminábamos deprisa hacia la plaza, trataba de pensar en algo coherente que no fuera en el chico de ojos cálidos y sonrisa traviesa.

-Tenemos que tratar de colocar a Glenn en nuestro grupo –Dijo Gaia, quien tomaba su café.

- Si le das un beso a señor Morris, tal vez nos haga el favor. –Bromeé.

Gaia casi se atraganta con su bebida, mientras hacía una cara de asco.

-Qué asco, no –Contestó mientras me miraba mal –Aunque admito que sus labios todos gordos y grasosos son apetecibles.

Solté una estruendosa carcajada mientras me lo imaginaba. Era cierto que el señor Morris tenía unos grandes labios que siempre estaban por alguna extraña razón, grasosos.

La temperatura estaba estable. Por suerte no estaba nevado, pero tras la pequeña tormenta del día anterior, las calles estaban mojadas. No entendía muy bien como haríamos para limpiar algunas zonas si todo estaba mojado, pero ese era el reto.

Al final de la avenía visualicé la plaza, la cual estaba llena de varias personas, quienes ya se estaban agrupando al extremo de los andenes esperando que les asignaran sus lugares correspondientes.

Caminamos lentamente hasta que estuvimos cerca del señor Morris, quien estaba jugueteando con un bolígrafo, y junto a él, Gleen estaba de pie sonriendo y hablando rápidamente. Nos hizo una seña para que nos mantuviéramos alejadas. Cosa que hicimos. De seguro el rubio estaba tratando de convencer al representante para que nos pusiera a todos en el mismo grupo.

-Muy bien- La voz del señor Morris embarco toda la zona.

Miré a mi alrededor y todas las caras eran conocidas, como lo había esperado, y por una razón muy obvia busqué al castaño que había hecho de mi vida un lío, pero no lo vislumbré.

-Voy a comenzar a llamar y hacer los grupos –La potente voz del señor Morris seguía invadiendo mis tímpanos – y de seguido les daré su espacio. Así que todos silencio –Ordenó, mientras yo me acercaba más a mi mejor amiga.

-Sara Ciyer, Antonio Shebyl, Esteban Piiar, Susan ferre y Camilo Living – Leyó el señor Morris, y sentía un gran alivio al saber que no estaría en el grupo con la mojigata. – Ustedes irán al lago. – Se escucharon varios quejidos que el señor Morris desistió con la mano. – Ustedes solos se inscribieron, así que dejen sus lloriqueos.

Así pasó más de media hora, hasta que por fin escuchamos nuestro nombres.

-Gaia Tree, Iker Adams, Martina Hill, Kay Wenng, Gleen Downi –Mi Corazón se detuvo cuando escuché su nombre.

¿En serio? ¿Justo en el mismo grupo? Tenía que ser una broma. Ni siquiera había notado cuando había llegado, pero con solo escuchar su nombre, mi corazón ya estaba a mil.

-Ustedes irán al "Sendero Killer" –Comentó el señor Morris, mientras seguía llamando a más personas.

Y pensé en lo demalas que éramos. Justo, de todos los condenados lugares del pueblo, nos tocaba el sendero. El cual debería estar empapado con agua y totalmente lleno de barro y hielo.



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Editado: 10.06.2018

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