Siempre Cerca Nunca Juntos

Un deseo.

-Este no está tan malo –Comentó Iker mientras miraba un libro de portada negra –Si quieres lo puedes llevar.

Me acerqué a él para mirar de qué libro se trataba. Llevábamos más de dos horas buscando libros y tenía que decir que había tenido resultado, Iker me había comprado más de siete libros y algunos para él. Había tratado de pagar varios pero él había insistido de que se haría cargo de la cuenta.

-Déjame ver –Tomé el libro de sus manos y lo giré para leerlo. Me regaló una mirada pícara que no pasé por alto –El kamasutra –Leí en voz alta al mismo tiempo que me sonrojaba –Dios, eres un asqueroso –Solté en un susurro mientras le tiraba el libro y él sonreía.

-¿Qué tiene de malo? –Preguntó divertido, mientras colocaba el libro en su sitio –Deja de mirarme así –Murmuró, sin dejar de sonreír mientras me tomaba de la mano y me jalaba hacia él para después depositar un suave beso en mi cabello –Vamos a pagar y a buscar algo de comer, muero de hambre –Dijo mientras tomaba mi mano, entrelazaba sus dedos con los míos y me guiaba entre la multitud para llegar a la caja.

Todo el rato habíamos estado caminando de esa forma, como si fuéramos una pareja de enamorados que no pudiese estar separada. Pero yo sabía que no era así, apenas llegáramos a nuestras casas todo cambiaría de nuevo y por alguna extraña razón eso me daba nostalgia. Me gustaba estar junto a él y hacer este tipo de cosas, pero me convencí que igual podríamos seguir haciendo las mismas cosas siendo amigos, nada tenía porque cambiar.

-Te pago estos –Dijo él mientras entregaba varios libros que habíamos tomado. La chica de la caja, una rubia de ojos azules y cuerpo tonificado, le sonrió de manera coqueta mientras tomaba los libros y rosaba la mano de él a propósito.

-Buena elección, me gustan estos libros –Ronroneó ella –Tú y tu hermana tienen buen gusto – Las últimas palabras las dijo dulcemente mientras miraba a Iker de una madera que me hizo sentir incomoda y para el colmo me había llamado su hermana ¿Qué le pasa a la tipa? ¿Porque rápidamente me había clasificado como pariente de él? El pensamiento me hizo enojar y,  para completar, Iker le devolvió la sonrisa de la misma forma dejando que sus hoyuelos aparecieran.

-Gracias –Las palabras de él eran lentas, haciendo que su voz ronca sonara sensual. Estaba a punto de retirarme de su lado, lo último que quería era ver como coqueteaba con la rubia pero sus siguientes palabras me detuvieron –A nosotros también nos gustan esos libros ¿Verdad, cariño? –Me preguntó sonriendo suavemente.

-Hmm –Fue lo único que salió de mi boca. Estaba impactada.

La chica aún seguía sonriendo. Pero la sonrisa se borró de su boca cuando Iker se inclinó y susurró en mi oído, lo bastante alto para que la rubia escuchara, "Ya quiero llegar a casa" para después dejar un beso en mis labios. Mi cara se calentó y me maldije. Su mirada traviesa recorrió mi cuerpo lentamente y no pude evitar suspirar, este chico me iba a matar.

-Su cambio –Murmuró la rubia que ahora estaba de un mal humor notable.

-Gracias –Contestó el castaño mientras le guiñaba el ojo y me tomaba de la mano para después alejarnos.

-¿Viste su cara? –Preguntó él, mientras soltaba una fuerte carcajada – estas chicas no saben darse su propio lugar –Lo último lo dijo frunciendo el ceño.

-Me avergonzaste –Dije mientras me cruzaba de brazos y lo fulminaba con la mirada.

-Ha, pero si eres un quejona –La sonrisa no había abandonado su cara –Solo te tomaba del pelo.

-¿En serio? –Cuestioné sarcásticamente –De verdad pensé que querías llegar rápido a casa, cariño.

-Porque sea una broma no significa que sea mentira – Sus ojos ahora parecían más oscuros de lo normal –Vamos a comer ahí –Dijo mientras se aclaraba la garganta.

Nos acercábamos a una pequeña tienda de comida chatarra. El olor a carne frita y a papas asadas inundaron mi nariz y hicieron a mi estómago gruñir. No había comido nada en todo el día y no sabía de nuevo como había sobrevivido, eso no era normal en mí.

Iker me hizo una seña para que nos sentáramos en una mesa metálica que estaba situada al lado de un gran árbol.

Genelly era muy diferente a nuestro pueblo. Aquí las calles siempre estaban llenas de personas que hablaban fuertemente unas con otras y, más que hablar, lo que parecía que hacían era gritar. Aunque todo era muy bonito aquí pero a diferencia de Suvermant este pueblo era mucho más grande y estaba menos decorado. Su gran lago,el reisvel, era de un agua menos azul que la de nuestro lago y sus parques estaban...

-¿Escuchaste lo que dije? –Iker interrumpió mis pensamientos -¿Ya sabes qué quieres?

Miré la carta mientras repasaba las comidas de un lado a otro.



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Editado: 10.06.2018

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