Siempre Fuiste Mía ... te lo aseguro

Capitulo 9

Como siempre he dicho, el bosque me hace pensar mejor. Y, ya que, estas semanas no saqué a pasear a los animales, justo hoy se ocurrió por fin hacerlo.

Son las 5 a.m.  apenas está saliendo el sol, el momento justo en alguien morirá. ¿Cómo sé? Ayer acordaron eso en una de las reuniones que se tienen. Un poco aburrido para mi gusto, prefiero adrenalina que silencio antes de hacerlo. Recuerdo que me encargaban a mí las misiones riesgosas. No es que eran difíciles, pero tampoco fáciles, no para alguien como yo.

Estoy aquí por una simple razón: acuerdo. Mientras esté “retirado” no puedo ni debo matar nadie. Eso implica a personas pertenecientes de esta u otras familias. Y como ya lo hice con Bryan y (en cierta forma) con Lorenzo que al final Bryan lo mató. Los rumores dicen que fue por mi culpa, no hay pruebas que indiquen lo contrario, no me preocupa. Solo que al inicio estar acá fue en contra de mi voluntad. No quería hacerlo. Debía estar cerca de Fernanda.

<Fernanda> mis puños exigen golpear algo cuando escucho su nombre.

Ella fue la causa por la que cambie muchas cosas, como, por ejemplo: mi moral.

Me negué a entrar completamente a los asuntos de esta familia.

Hasta ahora. Ya no hay nadie quien me esté esperando fuera. Mis padres piensan que estoy en un nuevo negocio, mi hermano sabe lo que le conviene saber y… Rayden, con el no tengo problemas, me está ayudando a manejar todo desde allá. Mis empresas están en buenas manos. Ya lo volví socio, no es que no confíe en él. Solo que por naturaleza las personas somos egoístas. Si volvía un porcentaje suyo, el trabajo que haría sería el doble de exitoso. Uno cuida sus propios bienes.

En fin, cuando hablé con la persona que estaba ayudándome a sobre llevar todo esto, lo que ya no hago porque hace un momento le di a entender que ya no necesito más de sus terapias, me dijo que era mejor decirle toda la verdad a la chica. Por obviedad no di nombre, la expondría, y como funcionó todo un éxito… de la mierda, se asustó con lo que le conté ¡y quien no lo haría! No es fácil procesar que la persona con la que estabas es mafioso y tiene un historial largo en conto tiempo de asesinatos.

Como ya decía, no hay nadie allí afuera, nadie quien me motive a ser mejor persona. Así que, qué más da si hago un pequeño desastre.
Hay que ser claros, Fernanda tiene un hijo, el cual por alguna razón es… también… mí-o

Aun no logro entender cómo pasó esto. Pero merece tener un padre… y ese no puede ser alguien como yo. Le conseguiré al mejor de los hombres. PERO PARA EL NIÑO, no para la madre.

Ella es mía.

¿Cómo haré eso? Aun no tengo ni puta idea de cómo lo haré. Solo estoy seguro que nadie más que yo puede tocar y mirar de la manera que yo… lo hacía... (mierda como duele decirlo)

No sé en qué momento el sol entró en su máximo esplendor. En cuanto me doy cuenta Caeli se acerca caminando con tranquilidad y fingiendo seguridad. Jamás le diré que sé que finge, la asustaría más.

-que conseguiste- soy directo.

-aceptó- su tono de voz es neutro –solo conseguí que pudieras hablar con él por unos minutos, 5 para ser exacta.

-no necesito más.

-que le dirás- la miro sin expresión <quien se cree que es para darse esa confianza>

No le digo nada alejándome con pasos firmes.

-traes de regreso a los animales.

-pero… DONDE ESTÁN- su grito apenas lo escucho, pues estoy lo suficientemente lejos de ella.

No hay tiempo que perder. Voy al ala oeste, ahí se encuentra mi siguiente víctima.

Y como era de esperarse, dos guardias, posicionados en la entrada la sala, no me dejan pasar.

-Jayden Clark, tengo el permiso- le hablo a uno de esos sacos de grasa gigantes. Dudo que puedan atacar a alguien. Solo intimidan, pero olvidan que eso no tiene efecto en mí.

Dice algo por su radio y al recibir una respuesta me indica que puedo entrar.

No digo nada siguiendo mi camino. Toco la puerta del despacho –adelante- ingreso.

-miren quien está aquí- es una persona muy irritante cuando anda de buen humor –si es el señor Clark- hace una reverencia en forma de broma –me siento alagado. A qué debo tu visita.

-Necesitas ayuda no es así- su rostro cambia de burla a uno interesado por el tema.

- ¿tú ayudar sin nada a cambio?

-eres nuestro líder ¿no? – ahora que recuerdo, una de las razones por las que deje esta vida fue por él. Un niño de 21 años, sin experiencia, un mimado iba a comenzar a liderar una familia tras la muerte de su padre. Un señor, todo lo contrario, a él, honorable y respetado por todos, hasta por mí. Con su hijo al mando todo caería de cabeza. Es más, está entrando en decadencia, hace un mes cometió el peor de sus errores, ahora está a punto de morir si no hacen nada para cambiar su destino.

<Ese era yo>

-ya enserio, que querrás a cambio- al menos no era tan tonto.

-ser tu mano derecha- me acomodo en el asiento frente a él.

Su carcajada me hace saber que está emocionado por la idea. Quien no, yo protegiendo de su vida, era algo prestigioso… y peligroso a la vez. Como decían por ahí “no confíes en Jayden Clark” no era por gusto.

-quien me asegura que serás fiel con tu cargo- no deja de lado su sonrisa.

-ambos sabemos que no saldré de aquí. Y no es que me conviene estar en una batalla de guerra cuando todo este imperio, fundado por tu padre- sonrío mentalmente cuando su expresión cambia <ya lo atrapé> -caiga. Ambos tenemos los mismos intereses, no es así.

-me estás diciendo que lo haces por mi padre.

-en cierta forma. Mentiría si te dijera que no llegué a admirar el gran trabajo que logró.

-somos dos- baja la mirada.

Aun le afecta –síii…- trato de hablar con calma para llegar a él –por el respeto que le tengo a tu padre y… por ende, a ti- lo señalo –es que estoy aquí, para ayudar.




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