-JAYDEEEN- me reprocha -estoy hablando enserio.
Ruedo los ojos, de las pocas veces que lo hago (porque no es algo que me guste), Fernanda es experta en sacarme de mis propias casillas.
-yo también estoy hablando enserio- con mis dedos peino mi cabello, había olvidado lo frustrante que era.
-pues no lo acepto- sentencia cruzándose de brazos.
-mujer, mujer, mujeeeer- intento aliviarme dando un par de respiros -que acaso no me has escuchado- le pregunto con un aspecto de obviedad.
-no me importa- me vuelve a mirar desafiante -se trata de la vida de Mi hijo, y no me quedaré con los brazos cruzados- se da la vuelta ¿dando por concluida esta discusión?
Pero que se ha creído <Nuestra mujer> me responde con obviedad mi inconsciente. ¿Que se tienen todos ahora contra mí? Estoy indignado.
Voy detrás ella, que le está mostrando su celular al taxista que paró ¿Qué hace?
En cuanto me acerco más, me doy cuenta que le muestra su traductor. Sonrío tiernamente.
La tomo por la cintura con delicadeza alejándola del taxi -aún no hemos terminado- le informo.
Me mira pensando por un instante que hacer, toma su celular y escribe algo, la vuelvo a mirar enarcando una ceja <qué haces>
Se dirige al taxista y le hace escuchar lo que acaba de traducir "disculpe, será en otro momento" lo mira apenada y se va de mal humor sin antes decir unas groserías.
-E ANCHE TUU-
La veo parpadear sin entender nada - ¿qué dijo? - me pregunta incrédula.
Le sonrío divertido por su expresión -nada importante- la guío para llevarla a mi coche, poniendo mi brazo en su espalda.
-espera, qué hora es- se detiene en media camino. Sin protestas veo mi reloj y le contesto.
-9 am. Pasa algo.
-oh, Dios. Debo estar en la clínica- me mira como si yo tuviera la culpa, con enojo -por qué me haces perder el tiempo- se da otra vez la media vuelta.
A quien sea que esté arriba que me dé paciencia porque si me da fuerza juro que me la llevo así tenga que cargarla.
-voy a llegar tarde, cómo puedo estar...- no la dejo continuar.
-si te preocupa tanto, puedes hacer esa dichosa cita aquí mismo- le señalo la clínica, la misma que hace media hora hemos salido y la misma, también, que no deja de darme vueltas.
-me ofendes- se toca el pecho con... pues ofensa.
<Es el karma> me repito mil veces en la mente aceptando esta situación.
-cómo puedes creer que voy a ir a otra clínica, teniendo ya una cita que quien sabe dónde queda- se acerca a mí luego de haberse puesto a pensar.
-qué- espero a que diga algo antes que me mate de la impaciencia.
-tú- me señala con el dedo -donde está tu auto, me vas a llevar- camina en dirección al parking. Por mi parte miro hacia el cielo dando un par de respiraciones - ¡vamooos! - me apura todavía.
-yo debería decir eso- la alcanzo en su caminar. Rueda los ojos -es por aquí- la guío con orgullo y sigo mi camino triunfante al verla queriendo protestar, pero no lo hace.
-por qué tanta prisa a la clínica- rompo el silencio que se formó desde que entramos al auto.
-es personal- ni es capaz de mirarme cuando me dice esas dos palabras llenas de frialdad.
-y me importa, a qué vamos- esta vez hablo con motivos de intimidarla. Nadie hasta ahora me ha tratado como ella lo hace, está bien que la quiera, pero no puede tratarme de esa manera tan indiferente.
-no me importa que te importe, además solo me dejarás en esa clínica y luego te irás- deja de mirar a la ventana para verme a mí –no querías involucrarme en la basura en la que estás ¿no? bueno entonces yo tampoco Quiero involucrarte en Mi vida- sentencia cruzándose de brazos volviendo a mirar por la ventana.
Joder, ya no extraño nada. Que se supone que deba hacer, es por el embarazo o ya olvidé como era de terca.
-tu hijo- llamo su atención.
-que tiene.
-también es mío- juego con mi última carta –y si algo te afecta a ti, también lo hace a tu hijo.
-exacto, Mi hijo- coloca sus manos en su vientre.
<Paciencia> <Paciencia> <Paciencia> <Paciencia>
Es todo lo que pido.
-Aquí bajo- estamos en la esquina de la clínica. Ni loco la dejo sola –dije que aquí bajo- me mira con ira en los ojos. No hago caso a su petición de todas maneras.
-Y yo digo que n…- no me deja terminar cuando abre la puerta mientras conduzco para dar la vuelta –ESTÁS LOCA- grito frenando el carro abruptamente al verla decidida en bajarse.
- ¡idiota! - es lo último que dice antes de darse la vuelta y seguir su camino.
-no que si tienes toda la maldita razón- niego con la cabeza sonriendo –soy un idiota al quererte.
Cierro la puerta del copiloto apurándome en aparcar el auto y buscarla.
-la señorita De Luna- llamo la atención de la recepcionista –donde se encuentra.
-buenos días- con una sonrisa irónica en su saludo teclea algo antes de hablar –está en la sala 13, la atiende el doctor Risso, en…- no espero a que termine para marcharme.
Voy a toda velocidad, al preguntarle a un guardia la ubicación de esa dichosa sala cunado por fin me rindo al tratar de encontrarla yo solo.
En cuanto logro hacerlo, pregunto por ese doctor y me dicen la habitación en la que está. Abro la puerta sin previo aviso.
Pov de Fernanda:
Me está cansando, estoy molesta, quiero gritarle, pero MALDITA SEA no puedo. ¿por qué? Ni yo sé.
Retengo todo lo que siento, la obstetra ya me había advertido de estos cambios de humor en la última sesión que tuvimos, sin embargo, creí poder controlarlos.
CASI PUDE MORIR AL BAJARME DE ESA MANERA TAN REBELDE DEL CARRO, estoy peor que un adolescente.
¿Me pregunto si era así?
En fin, no importa ahora, llego a mi consulta con el doctor, nos saludamos y comenzamos la sesión.