Ciudad de Palo alto
Me levanto de mi siesta, me dirijo al baño a lavarme un poco la cara para que se me pase el sueño, una vez hecho aquello bajo a la sala reparo un poco lugar, veo que no están las cajas, seguro mi madre la guardo las cajas porque viene Juliana o quizás ya están enviando a nuestra nueva vivienda. Noto a mi madre en la cocina, me acerco donde está ella.
—¿Qué haces madre? — le pregunto.
—estoy haciendo el postre para la cena, tu postre favorito, tres leches— me dice y yo sonrío.
—¿papa dónde está? — le pregunto.
—está en la oficina, fue a dejar todo arreglado, estará antes de la cena— me dice y yo asiento.
—¿en qué te puedo ayudar mama? — le pregunto, ya que no tengo nada que hacer y aún faltas unas horas para ir a buscar Juliana, la cena es a la 7 y van siendo la 4.
—me puedes ayudar en acomodar la mesa, colócale otro mantel, cambia los arreglos, después puedes buscar los utensilios de la mesa y los acomodas lo dejas aquí en la cocina, antes de que llegue tu novia se colocan— me dicen y yo asiento, hago lo que me pide, acomodo la mesa y lo otro que ella me dijo que hiciera, durante ese trascurso del tiempo mi padre llego, él empezó ayudar a mi mamá en la cena.
Ya van siendo las 5:30, por lo tanto, mi madre me dijo que fuera alistando, ellos también se iban a alistar, a mí me toca ir a buscarla. Después de bañado, me puse un jean, con una camisa blanca, y unos zapatos negros, me coloque mi cadena y mi reloj, me eche perfume por todo mi cuerpo y sí, ya estoy listo.
Le escribo un mensaje a mi novia a ver si ya estaba lista, a lo que ella me responde que sí, que fuera por ella. Bajo a la sala para ir por mi moto, pero antes de salir me detienen,
—¡hijo, estás hermoso! — me elogia mi madre y yo sonrío.
—gracias mama— le agradezco— ya voy por Juliana, les pido por favor discreción— les pido y ellos asiente.
—ve hijo, los esperamos aquí— me dice mi padre, yo asiento, voy por la moto y salgo para donde mi novia.
Después de cinco minutos me encuentro afuera de su casa, le mandó un mensaje diciéndole que me encuentro al frente y ella me responde que ya sale, así que yo solo hago es esperar.
Sale de su casa y yo me quedo pasmado ante tal monumento, sin duda ella es hermosa, ese vestido rojo ceñido a su cuerpo, hasta su rodilla con un escote en V unos tacones plateados que hacen juego con vestido, con el cabello muy bien recogido y su bolso de mano, es la perfección humana, estoy tan hipnotizado que no me doy cuenta en el momento que llega.
—hola— escucho una voz lejana— ¡amor, que te pasa!— escucho me llama y yo salgo de mi ensimismamiento— que…., que me decía— le pregunto— nada, te estaba saludando— me dice— te ves realmente hermosa— la elogio y ella sonríe, me da un beso ligero en la boca y yo la quiero cerca su colonia embriago mis fosas nasales, el olor tan suave como a flor me pierde, no gustoso con ese beso la tomo por la cintura cuidadosamente y la acerco hacía a mí robándole otro beso más profundo y con ganas, luego de unos minutos nos separamos por falta de aire.
—mejor me hubieses dicho que no te gusto el beso que te di— me dice juguetona.
—no es que no me haya gustado, solo que te quería más cerca de mí, me entiendes— le digo y ella sonríe.
—bueno, vamos, que ya es poco tarde y estoy muriendo de nervios— me dice y yo asiento, enciendo la moto, espero a ella se suba a la moto, se acomode bien, ya que va de lado por el vestido, pasa su mano por mi cintura para agarrarse; me dice que ya y yo arranco para la casa.
Llegamos a mi casa, bajamos de la moto, tomo su mano, puesto que está un poco nerviosa y le quiero dar un poco de seguridad, saco la llave y entro, mis padres se encuentran en el mueble al momento que nos ven entrar, se levanta y se acercan hacia nosotros.
—buenas noches— habla Juliana y ellos responden al unísono.
—adelante— habla mi madre y la guía hasta los muebles, ella toma asiento en unos de los muebles, yo me siento con ella quedando justo al frente de mis padres.
—amor te presento, ella es mi madre Marcela y él es mi padre Fernando— le señalo a cada uno.
—es un gusto conocerlos— les dice con una sonrisa.
—el gusto es nuestro— le responde mi padre.
—yo me llamo Juliana Alcázar— le dice obviando de ellos ya saben.
—háblanos de ti Juliana— le dice mi madre.
—perfecto, yo soy hija única, hija de un ejecutivo y de una abogada, ellos se llaman Gustavo Alcázar y Mónica Frías, tengo 16 años, soy de aquí, estoy en último año, sueño con ser abogada como mi madre y tener mii propio bufete, sé lo que quiero y hago lo imposible para conseguirlo— les dice y ellos asienten.
—¿Cómo conociste a nuestro hijo? — pregunta mi padre.
—lo conocí en una fiesta de un amigo de él, fue una locura, pero sin duda la mejor locura que me ha podido suceder, amo a su hijo— les dice mirándolo y a ellos se le ensancha una sonrisa, si ella supiera que yo también la amo y que me va a doler destrozarle su corazón, seguimos hablando ella se acopló a mis padres tomo confianza y estamos hablando de cualquier tema, el ambiente es muy ameno, cortamos la conversación porque es el momento de cenar.