"Un Mar de emociones"

"Creció sin sus padres” “Su madre la abandonó” “¿Acaso nunca la quiso?” “Escuché que su madre se fue con su amante”   

Esa y mucho más han sido las cosas que dicen sobre mí, ¿Me creo demasiado? No, yo solo me doy el valor que nadie nunca me dará, tampoco estoy esperando por un idiota con palabras lindas que me endulce los oídos, esa chica ya no esta. 

El tiempo hace madurar a las personas, pues el tiempo se burló de mi. 

—¡No puedo creer que sigas fastidiándola!, todo este tiempo pensé que tu relación con ella era buena…

La mujer que tengo frente a mí es mi abuela, una mujer echa y derecha, no necesitó un hombre que la respalde, terminó sus estudios criando a una niña… una niña que luego creció, se embarazo y dejó a ésta falla en el mundo.

¡Hola, me dicen Kenna! 

También la maldita loca o la niña mal criada. 

—¿Llevarnos bien? Eso nunca pasó, ni pasará, no se cuál fue la necesidad de querer mantenerme cerca de ella si siempre supiste cómo nos llevábamos, aunque no quieras admitirlo, tus vagos intentos de que esté cerca de ella solo servían para una cosa—me recuesto aún más en el sillón acolchonado tratando de no arrugar mi uniforme. 

—Lo de aquella ves… ¿tu lo empezaste verdad? —no espera mi respuesta y solo sigue— no digas nada… 

—Sigo sin creer que esa mierda de berrinche aún funcione contigo abuela, actualízate. 

—Solo tienes una cosa que hacer, solo una y espero esta ves lo hagas bien. 

—¿Para cumplir con eso tengo que fingir ser su amiga y que me cae bien? ¿Cuál fue la necesidad de darme esa orden? 

—¿Cuál fue la necesidad? ¿Quieres que te lo recuerde Kenna?

 Okey, enojarla hoy no fue una buena opción. 

—No es necesario, para recordar mis errores tengo toda la noche y parte de la madrugada… se muy bien el favor que debo pagar, pero ten algo muy claro, yo no pedí tú ayuda, ni mucho menos la de ella—me levanto de la comodidad del sillón y recojo mi mochila del suelo para colgarla en mi hombro—llegaré tarde, si quieres cuando regrese puedes seguir con todo este—levanto las manos mientras las muevo señalando el entorno—drama de telenovela barata. 

Salgo sin esperar la respuesta, después de todo siempre la escucharé cuando cierre la puerta. 

“Eres igual que ella”  

Si, ahí está, esa a sido la frase más utilizada por la Directora del orfanato, para dirigirse hacia su nieta. 

La camisa que llevo puesta hace que el calor se sienta aún más agobiante ¿A quién le gusta el calor? ¿Quién inventó el verano? Qué mas da, si en unas horas el sol estará acompañado de la gélida brisa para convertirse en ahora un insoportable frío. Verano o no, el frío sigue gobernando la ciudad y por el momento también mi corazón. 

Estoy a unos pasos de la secundaria cuando en una motocicleta, algo conocida para mí, de pasajera va mi encargo. 

Después de todo no le está yendo tan mal, no entiendo la necesidad de su madre para tener que armar todo este drama, todos sabemos cómo terminarán las cosas. 

Entrando a la secundaria me encuentro con mis dos mejores amigas, Pilar y Berenice, ambas son hermanas y se llevan bastante bien aunque Pilar sea menor con dos años y un poco más. 

—Pero vaya, cuidado y se te corra el maquillaje con esta calor. —dice la castaña mayor con sarcasmo. 

—Ya quisieras tener este cutis bendecido por los mismos ángeles Berenice y no, hoy no me maquille ni un poco, la belleza es natural, es algo que solo logramos tener pocas personas ¿Acaso no tengo razón Pilar? 

—No me gusta alardear, en cualquier momento me saldrán arrugas y necesitaré un bastón para caminar—dice la pequeña pilar mientras toma agua de uno de sus famosos botellones de colores que siempre trae, hoy es marrón, combina con sus ojos. 

—En fin, ¿saben que tenemos todo un colegio para hablar y nos quedamos paradas en medio del patio, justo donde el sol puede darnos una “hermosa” bienvenida? —digo algo fastidiada mientras acomodo mi sedoso cabello— vamos que quiero seguir discutiendo con tu hermana—digo a la castaña menor. 

Engancho mis brazos en los de mis amigas y entramos mostrando nuestras hermosas y perfectas sonrisas… bueno, Berenice y yo, Pilar aún es algo tímida, es lindo en ella. 

—kenni… ¿Lo intentaste arreglar con 

—Cállate— detengo mi caminar y suelto el agarre, me siento encerrada cuando hablamos de él. 

—¿Por qué nunca me cuentan lo que pasa? —la mirada amenazadora que Bere nos da no pasa desapercibida. 

—Porque no te incumbe— Porque no quiero darte algo de qué preocuparte. 

—Las amigas aquí parecen Pilar y Tú, ¿Tan difícil es confiar en mí?  

Mi brazo duele cuando se suelta bruscamente de mí.

 —Hermana… no es eso, solo...

No se porqué ella trata de explicarle algo a su hermana, ambas sabemos que de igual manera hará un drama de todo. 

—¿No confían en mí verdad?

 El ceño de la castaña se frunce hasta el grado de hacernos preocupar. 

Mi cabeza empieza a doler, yo vengo al colegio para olvidarme de mis problemas, olvidar los favores que debo, olvidar un poco mi pasado, olvidar mi vida. 

—Escúchame—interrumpo su parloteo—ni Pilar ni tú valen menos, ambas son mis mejores amigas, si no le cuento algo a alguna de las dos es por algo importante—aparta su mirada para concentrarla en la puerta principal— ahora no vengas a pensar que tú amistad conmigo vale menos que la de tu hermana y la mía. 

Ninguna me responde, Pilar está a punto de decir algo pero la mano de su hermana jalando una esquina su camisa llama su atención y también la mía. 
—Ese es… 

La mirada vacilante de Pilar se encuentra con la mía, es como si nos comunicáramos telepáticamente. 

—Harry. 

—¿Él es el problema, no? 

¿Problema? No hay ningún problema, solo es… no se lo que es. 

—Ya… ya regreso chicas—empiezo a caminar intentando alejarme del lugar—voy a… al baño. 
Cuando tomo conciencia de donde me llevaron mis pasos es al baño, mi pecho duele, mis corazón quiere ser débil pero ya estoy cansada de siempre serlo frente a él.