Chocolate y pastel
Parte Dos
Lucas
Sentada frente a mi estaba Daniela, cuando comía un trocito de su pedazo de pastel hacia una mueca de satisfacción y cuando tomaba un poco de chocolate hacia una mueca de lo caliente que estaba, pero lo que me llamo la atención fue que cada que su vista se dirigía hacia la ventana el sol hacía que sus ojos brillaran como un lucero.
Después dirigía su vista a mí y yo le daba una sonrisa de boca cerrada. Aquí estaba la chica con la que fui débil después de haber dejado atrás a Mía. Aquella niña tonta como la recuerdo, lamentablemente no he sabido de ella nada en todo este tiempo.
Tal vez fui muy impulsivo por contarle mi vida a Daniela mi vida, pero es la única persona que tengo para desahogarme, mi Antonio en definitiva no es una persona para hacerlo, el solo diría vamos por unos tragos hasta caer rendidos y estar tirados en la banqueta. En cambio, Daniela, a pesar de que llegue a pensar que me diría que me fuera, solo me dio un abrazo y no me permitió irme. Quizás al principio si me cree una perspectiva mala de ella, pero resulto ser todo lo contrario.
Su voz me saco de mi transe.
-Llamando a Lucas a la tierra.
-¿Qué pasa?
-Es que no estas comiendo tu pastel, ¿no te gusta?
-Claro que sí, está muy rico -dije cortando un trocito de pastel para meterlo a mi boca-. Lo vez delicioso.
-Es que te veías como si estuvieras en todas partes menos aquí.
-Estaba pensando algo.
-Vaya… ¿qué cosa?
-Nada importante
-Valeee…¿Cómo te sientes ahora?
-Me siento más relajado. Después de todo… comer pastel con chocolate si ayuda.
-Por supuesto, con papá siempre venia, aunque a escondidas porque si mamá se enteraba que comía algo dulce no me dejaría ver la tele.
-¿por qué?
-Me ponía a brincar y a gritar.
-Y hasta ahora se te ocurre decirlo. Que tal si te pones a gritar despues de ese trozo de pastel
Dio una carcajada y negó con la cabeza -Ya he superado esa etapa y a decir verdad no era tan relevante -dijo alzando los hombros-. Mejor date prisa y vamos a jugar.
-Está bien, ya voy.
Ya no dijo nada y siguió comiendo su trozo de pastel y yo simplemente la admiraba y podía ver cada pequeño detalle de su rostro, como que tenía un pequeñísimo lunar en su cachete y se le hacia un pequeño hoyuelo en una de sus mejillas. No es la típica chica curvilínea como su amiga Coral, ella es todo lo contrario, tiene sus cachetes que me dan ganas de pellizcar y es llenita sin llegar a verse mal, la verdad es muy bonita o por lo menos para mí sí que lo es.
Despues de un rato más terminamos y llamo al chico que atendía para que nos diera la cuenta. Quise pagarlo yo, pero ella se negó y termino pagando.
Después salimos y fuimos al parque.
-¿A qué quieres subirte primero? ¿columpios o tobogán? o ¿sube y baja?
-Al que tú quieras.
-mmm bueno… vamos al tobogán.
-¿Y si nos regañan?
-No creo, no se ve ningún policía cerca y acaso no recuerdas que los adultos tienen a un niño interno, no somos adultos, pero también tenemos a un niño dentro y no haremos nada malo solo jugar.
-Claro, como tu digas, pero si viene un policía me voy.
-Vale, ya verás que no viene ninguno -dijo enseñándome la lengua y se fue corriendo al tobogán.
Se subió y se lanzó alzando los brazos y gritando de emoción, era una imagen digna de capturar y si, eso hice, saque mi celular y tome una foto justo cuando venía bajando.
Cuando llego al final se cayó de nalgas, pero se levantó haciendo como si no hubiese pasado nada.
-Venga lucas, no seas aburrido.
No se dio cuenta de que le había tomado la foto y que bueno que fue así, ese será mi secreto.
-Voy
Me acerque a las escaleras del tobogán esperando que ella se deslizara para subir y despues deslizarme yo. No tardo mucho, así que subí corriendo y me deslicé con una sonrisa, aunque el tobogán de estaba dando toques.
No era tan raro después de todo. Cuando ella se iba a volver a deslizarse, me pare al final para atraparla, como si fuera una niña pequeña.
Cuando llego al final la abracé, le devolví el abrazo que me dio hace rato y la alce para poder abrazarla mucho mejor. Aunque hace rato le dije que me soltará me hizo bien devolvérselo y no me causo miedo ni nada de ello.
-Gracias por esto -susurre en su oído.
No dijo nada y solo me envolvió en sus brazos.
Así estuvimos un ratito hasta que se safo de mi abrazo y se fue a los columpios.
-me puedes empujar, por favor -Me dijo después de unos minutos y yo me acerque para darle un pequeño empujón.