Ashton sintió las cadenas desaparecer.
—Así que lo mató o lo llevó al infierno —digo moviéndome—. No avisaré a los cielos sobre un ser llevado en vida al infierno, igual no lo notarán entre tantos muertos.
Camino e ignoro los cadáveres, ¿aire tóxico? No importaba, gracias a los cielos él era inmune a cualquier poder oscuro o demoniaco, pero no a los divinos o a los de Lucifer. Escucho pasos y por la esquina se asoma Envidia.
—¿Lysandra?
—Claramente soy hombre, pero entiendo el parecido —respondo encogiendo mis hombros—. ¿Quieres ir a buscar a los demás? Yo voy a buscar a Kaly ¿Te llevó?
—¿Por qué te ofreces? —pregunta desconfiada— Eres el líder de los guardianes y claramente eres quién planeo esto, por no decir que sigues vivo después de la exposición a mi aire tóxico.
—Soy un protegido por el cielo, me quieren vivo y soy inmune a toda magia demoniaca, de ustedes sólo Lujuria puede hacer algo contra mí —respondo con aburrimiento—. Y soy el líder de un puñado de muertos, pero la única razón por la que los quería muertos es porque creí que mataron a Kaly.
—Pero ella es Ira y la mató un guardián. —responde confundida y un poco ofendida.
—Mi mejor amigo, Luke —aclaro sintiendo la patada en el estómago de la tristeza y traición—. Deseaba librarse de ustedes a cualquier precio aun si eso significaba matar a Kaly, traicionarme dos veces y matar a tu hermana.
—¿Está bien, Dría? —pregunta agarrándome del collar de la camisa y se tranquiliza cuando asiento— ¿Puedo confiar en ti?
—Probablemente no y tus compañeros te odiarían si lo hicieras, así que tómame prisionero y no menciones nada, sólo trátame como ser humano —pido con resignación.
—No te entiendo. —confiesa con confusión.
—Sólo quiero estar tiempo con Ira incluso si eso significa estar preso y que no le digas nada, mis condiciones son simples, mantenme en un ambiente medianamente limpio, comida los tres tiempos y que Ira se encargue de mí —propongo—. Con eso te llevaré a ellos.
Envidia se queda callada, balanceando los pros y los contras parece ser que mi propuesta la convence y asiente.
—Llévame ahí.
En cuanto ella dice eso se escuchan gritos masculinos y lo que pareciera una pared siendo tirada. Salgo corriendo al identificar que viene del laboratorio, cuando llegamos hay un esqueleto en llamas rojas, cadáveres a los lados y cenizas. Es de al menos cinco metros de altura y ha roto el techo
En cuanto me ven me lanzan todo, el esqueleto que supongo es Ira me lanza llamas, Codicia chasquea los dedos y uno de los demonios que pasaba volando se deshace en la nada. Interesante.
—Paren, es mi prisionero —alza la voz Envidia, los tres bajan la guardia, Codicia corre hacia Envidia y la estrecha en sus brazos—. ¡Codicia! ¡Te extrañé tanto!
Ira vuelve a su forma humana y se acerca a Envidia.
—¿Dijiste que Ashton es tu prisionero, pero lo mantienes libre, sin cadenas? —pregunta Ira fulminándome con la mirada.
—Dría me pidió dejarlo vivo —responde y sonrío. Así que le debo mi vida a la sacerdotisa. Le agradecería luego—. Dijo que va a cooperar y como ven, nuestros poderes no funcionan en él.
Le sonrío cínicamente a Ira y esta gruñe.
—Creo que deberíamos irnos —propone Orgullo aterrizando mientras carga a Gula y Pereza bañados en sangre—. Creo que entre Ira y yo podemos bajar a todos de la montaña para ir a la camioneta.
—¿Ya no hay ningún guardián? —pregunta Gula tímidamente desentonando con su cuerpo entero bañado en sangre.
Envidia me mira y entiendo su pregunta.
—No, para esta misión recolectamos a todos los guardianes disponibles incluso a los novatos y los que estaban en etapa de aprendizaje. —respondo.
—Sí, claro ¡Y yo puedo volar! —responde Orgullo con sarcasmo, el silencio se instala en lo que Orgullo recuerda que, efectivamente puede volar.—. En fin, ¿Tengo que creer que no escondes a tu hijo para que él reconstruya todo de las cenizas?
—No tengo hijos, era una apuesta de todo o nada —respondo encogiéndome de hombros, más calmado de lo que creería que podía estar con los demonios que siempre quise matar—. El cofre está en mi oficina pueden quemarlo o guardarlo, es suyo, acepto que perdí.
—¿Es de fiar? —pregunta Orgullo sorprendido.
—Sí —responde Ira sorprendiéndome—. Ashton sabe perder.
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Ash se acomoda en el colchón que arreglaron en el calabozo, quien diría que los demonios vivían a unos kilómetros de su propia mansión, sería fácil escaparse, pero eso no lo acercaría a Ira y Envidia había sido lo suficientemente amable de limpiar el calabozo, colocar un colchón, mantas y almohadas.
Ahora solo quedaba que Ira se ocupara de él y él se ocupara de restaurar la relación.
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Orgullo intenta sentarse y gruñe de frustración.
—¿Cómo guardo estas alas? ¡No puedo sentarme, acostarme ni cambiarme!
Todos se ríen de mí.
—¿No te gusta ser el único con alas Orgullo? —molesta Lujuria acariciando mis alas mientras un escalofrío recorre mi espalda. Oh, señor, estas cosas eran sensibles y ahora lo estaban prendiendo.