Siete Letras

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Toda la noche pensé en lo ocurrido, quedando inmerso en el recuerdo de sus miradas; mi mente estaba inundada con su imagen y mi boca mostraba la más grande sonrisa que había mostrado desde hace mucho tiempo. Tenía en mi pensamiento cincelado su rostro sonriente, su mirada resplandeciente, cada una de las pequitas de sus mejillas tiernas; no pudo haber quedado en mi memoria mejor imagen que aquella que tanto provocaba en mí mil sonrisas y más ganas de besarla que nunca. También su nombre resonaba en mi cabeza, cada una de las letras me parecía más hermosa que la otra, las silabas que dichas letras formaban me parecían melodías dignas de ser escritas y tocadas repetidamente, su nombre en sí era como música para mis oídos.

Traté de conciliar el sueño, pero fue imposible; saber que la volvería a tener frente a mí ahogaba cada intento por dormir que yo hacía, pensar en que de nuevo gozaría de su preciada compañía hacía que quisiera ya estar con ella.

Imaginé en mi desvelo mil modos de decirle lo que sentía por ella, cada uno más cursi que el anterior; sabía que era inútil planear lo que iba a decirle, puesto que el sólo mirarla fijo a sus bellísimos ojos cafés durante algo más de tres segundos, hacía que yo enmudeciera, que quedara estático de inmediato y no supiera qué decir o qué hacer. Decidí que era mejor esperar a ver qué sorpresas me traería el mañana… “R”.



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En el texto hay: soledad, primer amor, decepciones amorosas

Editado: 21.03.2019

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