Silencio Cariño

—3•

— NARRA SERGIO — 

— gracias — 

Dijo una vez que salimos de hay. 

— de nada — 

Sonreí levemente. 

La vi y sonreí. 

— mil disculpas, no sabía cómo decirle que no quiero ser su novia, es que somos amigos — 

Estaba avergonzada. 

— entonces tú y yo ya somos novios, ¿No? — 

Sus mejillas ardían. 

— ah... No lo creo, pero de todas maneras gracias por ayudarme, me tengo que ir — 

Estaba por irse, pero la jale de su brazo. 

Hice que su cuerpo se pegará al mío. 

— ¿Qué pasa? —

Pregunto dudosa. 

— nada, solamente me agrada ver tu rostro de cerca — 

Puse mis labios en los de ella. 

Solo fue un movimiento. 

— que te pasa —

Sentí mi mejilla arder. 

Recibí un golpe en la mejilla. 

— perdón, no sabía que no te gusta — 

— pues ahora lo descubriste, no lo vuelvas a hacer, ¿Vale? — 

Se fue dejándome solo. 

Una sonrisa tonta se dibujo en mi rostro. 

[<>] 

Llegué a mi casa. 

Estos días serán agotadores, unos empresarios vendrán y se quedarán en mi casa. 

Uno de ellos trae una jovencita de esas de la alta sociedad. 

No podré ver a Jenny muy seguido, por lo cual le escribiré cartas, si, suena muy “acosador“, pero es amor. 

[<>] 

— NARRA JENNY — 

¡Me beso! 

Al entrar a mi casa solo pensaba en sus labios, y en ese beso tan repentino. 

— hija... — 

— ¡Si, si! — 

Llegué a mi habitación y me encerré. 

Me he enamorado de un completo desconocido. 

— Sergio... — 

Por mi mente solo pasa esa escena. 

— ¡Ahh! — 

Grite debajo de la almohada. 

[<>]

Entre al salón y vi a mis amigas consolando a Salomón. 

— ¿Qué pasa? —

Pregunté. 

Pero yo sé muy bien que pasa, está así porque le di un no por respuesta. 

— como fuiste capaz Jenny — 

Se levantó enojada Aranza. 

— de que — 

— nos dijiste mentiras, habías dicho que cuando tuvieras novio nos dirías, y vas y se lo restriegas en la cara a Salomón el mero día que el te pide ser su novia — 

Solté un suspiro. 

— pensé que nos tenías confianza — 

Ahora hablo Anny. 

— si, si les tengo, pero déjenme explicarles — 

Me senté a un costado de Salomón. 

— Salomón, perdón, pero sabes muy bien que nuestra amistad es más bonita si seguimos siendo amigos, tenía miedo a que esa bonita relación se acabará con un noviazgo que tal vez no funcione, y Sergio no es mi novio,... en realidad el es un desconocido que lo había visto estos días y pues solo le hable ya que me lo encontraba en todos lados — 

Lo vi, sus ojos están rojos. 

— pero porque no me das una oportunidad — 

Solté un suspiro. 

— no se — 

— yo también soy hombre, lo se, soy muy tonto y de todos el más nerd — 

Sonrió. 

— pero puedo asegurarte que te aré muy feliz — 

Sonreí. 

Le daré una oportunidad. 

— okey, salgamos, ¿Vale? — 

Puse mi dedo pequeño, y el lo entrelazó con el suyo. 

— gracias — 

Me sonrió. 

Mis amigas son las más felices. 

— vámonos Aranza — 

Dijo Anny, por lo cual se fueron. 

Me acerque a Salomón y le di un pequeño beso en la mejilla, para después irme a mi asiento. 

[<>] 

Las primeras clases terminaron y me toca ir a desayunar. 

Salomón no es mucho de mostrar afecto, el prefiere que se lo demuestren a el. 

— se me olvidó mi almuerzo — 

— vamos te comprare uno — 

Asentí y sonreí. 

Pensé que sería raro tener a Salomón de novio, pero es lo más normal que hay. 

[<>] 

Fuimos a un lugar que no conocía, tal vez el recorre mucho este lugar porque tiene dinero. 

— deme dos sándwich — 

La señora los fue a preparar. 

Empecé a ver mu teléfono y una publicación me llegó. 

Soy yo besando a Sergio, ¿Pero como la tomaron? 

—/ sales tan hermosa 

Me asusté por un momento. 

¿Cómo obtuvo mi número? 

No alcance a responder. 

— vámonos — 

Asentí. 

[<>] 

Entre al salón y vi una carta. 

Recordé aquel día, y es en el mismo sobre. 

Fui a dónde ella y la abrí. 

{ Nos vemos en la salida, recuerda que eres hermosa y perfecta, muy pronto serás solo mía } 

— ¿Qué? — 

Que miedo. 

Me senté en mi lugar. 

[<>] 

Salí de la preparatoria y está vez me lleva Salomón ya que somos novios, lógico no. 

Sentí como un auto nos empezaba a seguir. 

Y unas miradas sobre nosotros. 

Se está volviendo más intenso. 

Solo abracé el brazo de Salomón. 

— ¿Todo bien? — 

Pregunto confundido. 

— si, es solo que me sentí mareada — 

Sonreí levemente. 

— estás mejor o quieres detenerte — 

Negué. 

— no, vamonos mejor — 

Sonrió. 

Tengo mucho nervio, ya que ese auto va cada vez más cerca. 

— ¿Y te vas a regresar solo? — 

Le di una mirada rápida al auto. 

— si, siempre lo hago — 

Un mensaje llegó. 

-/ suelta el brazo de ese imbecil o yo mismo me desago de el está noche 

Carajo. 

— Salomón, quedate a dormir en mi casa — 

Mi miedo incrementa ya que mis padres llegan a la una de la mañana, es que trabajan en turno nocturno. 

— ¿Por qué? — 

— es que no se, me siento un poco mareada — 

Mentí. 

Otro mensaje. 

-/ que sueltes a ese tarado 

¡Quién es! 

Le di una mirada al auto y vi la ventana bajar.

— Salomón, quedate conmigo por favor — 

Rogué. 

— okey, lo aré, solo le avisaré a mis padres —

Asentí. 

Después de unos minutos llegamos a mi casa. 




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