Silhouettes

No otra vez

Suena la alarma a las 5:59am siempre le pongo un minuto antes para cuando sea las 6am ya esté despierta por completo.

Con la lagañas entumecidas en mis ojos y el mal aspecto mañanero común en el que me encuentro es como diariamente empiezo mi vida de fracazo, mi pelo enmarañado parece un nido vivo de arañas agresivas y sin mencionar mi cara, tengo aspecto de un muerto recién embarnizado de formól. Salí de mi shock mental y como regularmente lo hago me encamino hacia el baño pero un olor particular evita que traspase la puerta del lugar.

—¿Huevos y Bacon?- pregunté casi en un grito que resonó en toda la casa. 

—Buenos días Annie- me responde mi madre terminando de cocinar y se voltea para revisarme de pies a cabeza. — ¡Cielo Santo!—exclamó—¿Vas a llevar esos zapatos así? Están súper sucios Annie, ¿no te da pena? ¡Que dirán las personas!— dijo con sus manos en la cabeza, ella siempre juzga mi vestuario.

—¿Sabes algo mamá? Me importa un pepino el que dirán y más si son de esas muñecas de un peso que lo dicen.

Mi madre me miró con cierta rareza ante mi comentario que escupí a la ligera, ya es de costumbre, ella no respondió y eso me dio a entender de que captó mi mensaje.

Después de haber tenido una mini- batalla de miradas atascadas, mi mamá me sirve el tan esperado desayuno que me traía volando desde mi habitacion y con muchas ganas, aventé el utensilio al Bacon que hacia un crujido exitante en mi boca, más bien satisfactorio para no sonar morbida.

Finalicé plácidamente mi desayuno y de mera costumbre, dejé el plato en el fregadero y recogí mi bolso para ahora si encaminarme hacia la universidad, me despido sin ánimos y tomo la vía principal para llegar a la facultad pero por lo general recojo a mi mejor amiga Danielle, pero su salud está en punto crítico informa su madre, según ella, Danielle intentó suicidarse en horas de la tarde el pasado miercoles de depuracion semestral, o sea, los examenes finales. Aunque no lo demuestre, me siento muy mal por Danielle.

Ella es una persona alegre, siempre que estaba de mal humor me hacía reír con sus chistes estúpidos e incoherentes pero que a la vez eran graciosos, no quiero perderle como pasó con Felian, él era nuestro mejor amigo pero se suicidó por el acoso que sufrió en la universidad, él siempre se notaba alegre, era sincero y muy buen amigo, siempre nos apoyó y defendía, él supo ocultar muy bien su depresión pero eso le costaría la muerte. Para nosotras fue una noticia muy fuerte y con todo el dolor de mi alma, no asistí a su entierro ya que su muerte se volvió muy viral y toda la Universidad fingió estar muy dolida por su partida ¡sabiendo que ellos mismo ocasionaron su muerte!, no podía aceptar esa hipocresía tan abismal que sucedió y si hubiera ido, les habría insultado como nunca, pero no lo hice por respeto a sus familiares que en verdad estaban afectados por su fallecimiento, pero siempre le escribo cartas sobre las cosas que pasan, sabiendo que nunca recibiré respuesta; siempre fuí muy creyente en ese tipo de cosas filosóficas.

Sin darme cuenta ya estaba en la universidad, eché una mirada a mi reloj, eran las 6:40am justo a tiempo, siempre intentaba llegar más temprano que los demás para evitar cualquier tipo de chantaje por parte de esos cretinos y sus barbies de prostíbulo, pero hoy no fue el día. Cuando estaba girando justo para entrar, divisé a las personas que más me cagaban en el mundo; Rutter Mordon con sus mamadores y Bregoli Arniela con las payasas, cerré mis ojos acompañado de un apretón de puños para calmarme, pronunciando las palabras mágicas en mi mente "no hables , no mires, no hables no mires". Caminé derecho con la mirada baja, sujetando mis carpetas de mano fuertemente, pero la cólera llegó a mi cabeza cuando el estúpido de Rutter empieza a llamarme.

—¡Hey Cría desnutrida!- gritó el muy hijo de puta mientras que sus amigos se partían el culo de la risa, apreté mi carpeta a tal punto que se quebró, seguí caminando como si sus palabras valieran estiércol para mi.

—¿Estás sorda o qué? - preguntó acercándose a mi, aceleré el paso para no partirle la cara con mis insultos, además no puedo hacer nada porque la última vez que peleé con ellos casi me expulsan, sólo mis notas me ayudaron a permanecer en esta mierda de universidad comunista.

—¡Deja de joderme la puta vida, consíguete otra nerd que te haga las malditas tareas vago de mierda!- grité, ya estaba harta de hacer sus tareas solo por que me amenazó con decirle al director que yo les hacía daño psicológico.

—Andas muy rebelde mofle, yo de ti calmaría esas hormonas de rabia y haría las cosas que me piden, si no quieres ser expulsada- dijo el largandome el taller de anatomía que claramente no lo iba a recibir.

"No otra vez" pensé, recordé todos los maltratos que me daban él y su banda de imbéciles, tal vez hoy me había levantado con el pie izquierdo porque no estaba de humor para aguantar al maldito de Rutter.



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En el texto hay: asesinatos, violencia, groserias

Editado: 10.11.2019

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