Simplemente Nina

Cápitulo 35

  En cuanto llegué a casa, sentí todo el peso del trabajo en cada célula del cuerpo. Asique decidí bañarme y cenar en la cama. Me dormiría en cuanto tocara la almohada, lo sabía. Miré mi celular, y respondí a Baltazar unos mensajes de la tarde. Me vendría bien un abrazo suyo en ese momento, pero estaba ocupado, y yo muy cansada.

  El baño me reconfortó un poco y me insufló ánimos de cenar levantada junto al calefactor. Fuera se había desencadenado una tormenta suave y molesta. Típica de un invierno crudo como aquel. Me acomodé cerca del calor, y me dispuse a saborear la sopa que habíamos hecho por la tarde con Nico, y eso, inevitablemente me condujo de cabeza a mis pensamientos acerca de Baltazar y Tommy. Sobre todo de Tommy. Recordé su imagen en la clínica, su pelo revuelto, la camisa desprendida hasta la altura del pecho, sus mejillas sonrojadas, sus ojos finos y rasgados como los de los gatos, me provocaron cosquillas aún en el recuerdo. Me gustaba más de lo que me imaginaba, y aunque ahora la presencia de Baltazar, me hubiese desenfocado de él, seguía siendo mi amor imposible irremediablemente.

-¡¿Nina estas ahí?! –alguien golpeaba la puerta y yo ni me había percatado.

-¡Tommy! –dije nomás verlo en la entrada todo mojado -¡Pasá!

-Una amiga fue a hacerle compañía a mamá, asique voy a aprovechar a descansar un poco en casa –sacó de debajo de su saco la sopa que le había dado en la clínica – ¿Es muy tarde para que cenemos?

-¡No! ¡Para nada, estaba en eso!

-Espero no molestarte –dijo mirando mi pijama –estabas por dormir.

-No te preocupes Tommy, estoy así porque me acabo de bañar y no iba a salir a ningún lado.

-¿Mañana tenés el turno de la mañana?

-No, el del mediodía. Asique tipo once salgo para allá, más que nada para organizar el almuerzo. Prefiero ir antes y no correr como una loca el resto de la tarde.

-¡Mejor así! ¡Podés dormir toda la mañana!

-Algo así –dije y sonreí.

   Cenamos charlando de un  tema y de otro. Me llamó la atención que en ningún momento hablara de Karem, y si él no lo hacía, yo menos. Menos que menos. En muchas conversaciones me perdí, porque me colgaba de otros pensamientos míos, mientras lo miraba y escuchaba. Debo haber parecido una completa idiota, mirándolo como una perfecta idiota.

-Tengo una nueva película que me regalo Nico ayer –dije – ¿Querés verla? –no quería quedar como una atrevida, pero tampoco que se fuera.

-Dale –aceptó sin dudarlo.

   Asique nos recostamos en mi cama y pusimos la película, que por cierto era malísima. Y seguramente era por eso que Nico me la había regalado. Aún así, mal hecha y todo, me había servido para pasar un rato más con Tommy. Mirábamos y nos reíamos, comentábamos. Por un momento, me imagine una vida así a su lado, y odié más que nunca a Karem por tener esa posibilidad y desaprovecharla. Por haber elegido romperle el corazón. Yo nunca había tenido la posibilidad de que alguien me amara como Tommy a ella, y era de las cosas que más deseaba en el mundo. Parecía que mi único rol, en esta vida, era la de ver los romances ajenos. Ahora que había llegado Baltazar a  mi vida, quizás las cosas cambiasen un poco, pero por el momento no me quería ilusionar. Además, al lado de Tommy, Baltazar era un amigo más.

   No sé en qué momento fue que los nervios y la ansiedad que me carcomían mientras pensaba todo aquello, me abandonaron, y contra todo pronóstico, me quedé dormida.

¡Gracias por leer!

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