— Mel, te necesito —había dicho su amigo, así había empezado todo.
Melina estaba locamente enamorada de su confidente y mejor amigo, Daniel. Habían crecido juntos, habían jugados los mismo juegos, habían estudiado en la misma escuela,en él mismo colegio y ahora en la misma universidad. Y joder, hasta vivían juntos. Incluso la molestaba con sus lentes.
Les gustaba KFC, el helado de fresa y las películas de terror. Todo él que los mirase diría que serian hermanos, él lo creía así. Ella no tanto.
Pensaba que se le pasaría. A los 15 se lo dijo frente el espejo « se me pasará, ya me gustará otro chico »
A los 16 se lo repitió
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Y ahora a sus 20 años.
No se lo podía sacar del sistema, ni siquiera después de su confesión.
Al parecer otra de las cosas que compartía con él era: que a él también,en ese entonces, le gustaba el buenorro del instituto y ahora de la facultad, y si, también le gustaban las pollas.
Si.
Él era gay. Su mejor amigo y confidente , del cual se había enamorada perdidamente era gay.
Se lo había confesado cuando tenían 17, en realidad le cayo como balde de agua fría.
Él antes de eso había tenido novias, cierto era que no duraba mucho,pero las tenias.
Recordó cuando le contó de su primera vez con la porrista y popular del colegio, casi se había echado a llorar.
— La verdad no se sintió como lo pensaba pero ya esta hecho— había dicho y después le había invitado a comer al KFC.
Incluso después de decirle eso ella seguía sintiendo los mismo sentimientos.
Y aún así, estaba jodida.
Mas jodida que nunca.
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Editado: 01.10.2019