En la oscuridad profunda y lluviosa de la madrugada ya prolongada, el espía esperó a su contacto, no le gustaba las reuniones donde tuviese que estar personalmente; pero el contacto era un personaje cuyas exigencias no se denegaban. El silencio de la pesada noche, hacía la espera eterna; hasta en cierto momento pensó que era una trampa, y ese presentimiento comenzó a contaminar su mente monopolizando cada pensamiento. Jamás debió aceptar esa reunión, no era seguro, y se maldijo por aceptar un encuentro en un lugar tan aislado.
Decidido, giró la llave dentro del contacto, la moto comenzó a vibrar calentando sus frías y mojadas piernas si huir era necesario no había mejor piloto que él.
De repente creyó escuchar el ruido de unas llantas mojadas de un vehículo aproximarse. El auto en cuestión avanzó lentamente con las luces pagadas, hasta que de pronto se paró justo al frente suyo y encendió todas las luces cegándolo por completo. No tuvo ni chance de acelerar que las luces se apagaron, y el conductor salió.
—¡Estás loco! Pensé que me ibas a atropellar —dijo el espía enojado.
—Eso es lo que sucede cuando tomas riesgos innecesarios —se burló Adam.
—No me parece gracioso —contestó el espía furioso—. ¿Por qué tanto misterio explícate de una vez?
—Calma, paciencia. Tranquilízate un poco —aconsejó el Inmortal.
—No lo necesito, sea lo que sea, sabes que te va a costar —contestó el joven con media sonrisa.
—Ni siquiera te he explicado lo que necesito —contestó Adam con calma.
—Tampoco es difícil comprender la urgencia de tu necesidad, nunca nos hemos reunidos personalmente.
—¿Te disgusta?
— ¡No hombre! Me intriga, por eso acepte. Entonces no me dejes en la espera y cuéntame.
—Sé que juegas en las ligas menores —espero un momento antes de continuar— y en las ligas mayores.
Un silencio pesado se instaló entre los dos. Cada uno midiendo en la mirada de su imponente el menor indicio de debilidad.
—Arriesgada es tu afirmación —amenazó el joven.
—No le temo a la muerte —se burló Adam.
—No se confíe, el temor no se liga únicamente con la muerte —desafío el espía—, todos tenemos algún temor, inclusive los-que-nunca-mueren —se burló el joven confiado— ¿Será la ruina? ¿El olvido? ¿La soledad? ¿El amor? Todos tenemos un punto débil ¿cuál es el tuyo?
—Algunos desean lo inalcanzable —afirmó Adam ignorando la pregunta.
—¿Cuál es tu mayor temor? —soltó el espía.
—¿Cuál es tu mayor deseo? — contraatacó el Inmortal.
Nuevamente cada uno midió la mirada de su adversario en busca del menor fallo, del menor indicio que pudiese delatar al otro. Al momento los dos bajaron la mirada, esa noche no habría ganador.
—¿Qué sabes sobre una mujer llamada Nina? —soltó Adam.
—Nina, Nina, nada. Conozco a una mujer, pellirroja, ojos cafés, me llega como por aquí. Si es ella de la que estás hablando soy el encargado de vigilarla. Y por cierto la llaman Valentina.
—¡Qué! ¡Está contigo! ¿Dónde? ¿La vigilas? —Cuestionó Adam visiblemente sorprendido.
—Sí, en el Palacio de Rodas en Grecia; y sí la vigilo —contestó el espía dudando.
— ¿Cuántos son? ¿Por qué?
—Somos cuatro.
— ¡Cuatro, es una vigilancia digna de un presidente!
—O de una princesa bastarda.
—Continua —ordenó secamente Adam.
—Su padre es un Inmortal, y su madre era la hija mayor del Patriarca.
—¿Conoces la identidad de sus padres?
—Realmente te va a costar —se rio el espía—. No, no conozco la identidad del padre.
—¿Quién es la hija mayor del Patriarca?
—La llamaban Diana, dicen que era la más temible de los Sin-Almas. Que su poder ni se comparaba al de su padre.
—¿Diana? ¿Cómo murió? ¿De cuál poder estás hablando? ¿Quiénes son los Sin-Almas? Creí que estábamos hablando de tu gobierno.
—¿De cuál poder? ¿Quiénes son los Sin-Almas? ¡En qué planeta has estado viviendo!
—Explícame de una vez, no tengo tiempo para tus bromas —amenazó Adam perdiendo la paciencia.
—Los Sin-Almas, son tus viejos amigos llamados Los Hospitalarios. No tengo que explicarte quienes son, tu raza los conoce mejor que nadie.
—En efecto los conocemos, ¿pero desde cuándo ellos tienen poderes? ¿Inclusive desde cuándo humanos tienen poderes? ¿Desde cuándo trabajas para ellos?
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Editado: 09.12.2018