El olor a desinfectante se introducía por mi nariz tanto que hacía que mi cabeza doliera.
Hasta el momento podía confirmar, o al menos intuir, que me encontraba en un hospital o centro médico. ¿Acaso había tenido un accidente?
¿Cuánto tiempo llevaba allí?
Y lo más importante.... ¿Qué estaba pasando?
Hice todo el esfuerzo que pude por saber el por qué de la situación. Pero solo conseguía saber que estaba en un trance entre el sueño y la consciencia.
¿Qué había ocurrido?
Las diferentes imágenes difusas se movían con libre albedrío por mi memoria aturdiéndome y confundiéndome más y más.
- ¿Es necesario? – escuché una voz.
- Sí – alguien me tocó el cuerpo – Si sigue así, se le puede gangrenar una pierna.
¿Qué...? ¿Dijo gangrenar? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
- De acuerdo. Vamos a hacer varios ejercicios con sus piernas y brazos para que la circulación fluya adecuadamente. – habló una tercera persona.
Tal y como dijo, podía notar como mis extremidades se movían solas. Aunque quisiera, por mucho que me esforzara, no era capaz de controlar ninguna parte de mi cuerpo.
Y aquello comenzaba a asustarme.
<<¡Estoy aquí!>>, <<Estoy despierta>>...miles de frases como esas era lo que quería gritar pero, a mi pesar, mi voz tampoco salía.
No sé cuanto pasó desde ese momento en el que mi consciencia despertó. Tal vez solo fueron unas horas, o tal vez fueron unos días. Lo que sí se es que conseguí ordenar mis recuerdos sobre lo pasado.
Y solo se me venía un nombre a la mente: Minho.
Todo lo sucedido aquel día en el parque de atracciones fue lo que me hizo llegar a eso. Escuchar a Seungmin gritar, la cara de susto de Chan....y, sobre todo, ver a Minho en aquella situación...agarrando la navaja y pegándola contra su piel. Las lágrimas que no dejaban de inundar su cara, la sangre manchando su brazo...
No sé si mi cuerpo estaría representando esto con lágrimas desde la inconsciencia, pero si que podía llegar a sentir el dolor que los recuerdos me estaban ocasionando.
***
Esto era como una pesadilla, una pesadilla de la que no conseguía despertar.
Durante este tiempo – el cuál sigo sin saber cuánto fue – los médicos venían a tratarme, movían mis extremidades para no tener problemas de circulación y...Chan y Seungmin vinieron cada día a verme.
Minho...Minho nunca venía.
Por otra parte, tanto a Chan como a Seungmin los escuchaba, a duras penas, hablar conmigo o entre ellos. Incluso, en algunas ocasiones, se quedaban, simplemente, en completo silencio. Lo que más me rompía el corazón era escucharlos llorar...sollozar, llamarme entre lágrimas pidiéndome que despertara... Quería, deseaba con todas mis fuerzas, despertarme y abrazarles, decirles que estoy bien....pero, por alguna razón, me era imposible.
Un día, la rutina cambió.
- Hola, Songi – aquella voz... - Ha pasado tiempo, ¿verdad? – después de soltar un pesado suspiro, se sentó a mi lado. – Tu pelo está más largo. El de Minho también. Minho necesita que le cortes el pelo.
Esta vez...esta vez notaba como mi cuerpo físico lloraba.
Nunca le había escuchado hablar tanto y tan bien. Aunque seguía hablando de sí mismo en tercera persona, no hablaba en susurros y no lo hacía lentamente. Hablaba como si siempre lo hubiera hecho, como si le hubiera perdido el miedo.
- Han pasado cuatro meses desde... - su voz se silenció.
Lo escuché sollozar.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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