Cuando conocí a Caín supe enseguida el papel que tendría en mi vida. Mucho antes de que se diera cuenta , ya estaba enamorada. Se que una relación era nueva para el y supe que no seria fácil pero ambos lo logramos. Últimamente lo nuestro no esta bien. El me engañó y en los meses que estuvimos juntos mientras yo le abrí mi corazón, el hizo lo contrario. Me ocultó su verdadero oficio y quién sabe que más oculta. No puedo negar que en ese momento lo odié pero no para que le pasara esto.
Es una locura.
Me siento calentita donde estoy. No abro los ojos pero soy consiente de que hay personas a mi alrededor.
Puede que estés teniendo un aborto.
Puede que estés teniendo un aborto.
Puede que estés teniendo un aborto.
Recuerdo una y otra vez lo que me dijo Vanessa y siento un dolor en mi pecho. Caín en una ocasión me hizo saber que no quería tener hijos. Así que era algo de lo que no me había hecho idea.
Alguien toma mi mano y esta vez no es suave como la de Vanessa. Abro los ojos y me encuentro con un Roberto de ojos cansados. El me mira y una media sonrisa se asoma en sus labios.
-Hola.
-El....¿Está? No contesto a su saludo y me apresuro a saber sobre Caín.
-La operación salió bien. Está en Cuidados intensivos. Me hace saber y suspiro.
La operación salió bien.
-¿Puedo verlo? Digo y hago ademan de levantarme pero el me detiene.
-Tienes que descansar un poco.
-Estoy bien. Contesto pero en ese momento Vanesa hace acto de presencia.
-Tienes que cumplir un tratamiento por algunas horas y podrás verlo.
-Estoy bien. ¿Qué hora és? Pregunto para desviar el tema.
-Son las 7 de la mañana. Cuento mentalmente y hace 9 horas de que ocurrió todo.
-¿Te encuentras bien? Pregunta Roberto.
-Amor no creo que...
-¿Estas bien Elisa? Repite.
-Si.
-Necesito saber que pasó anoche en tu casa. Arroja sin ningún preámbulo.
-¿Fueron ellos? ¿Los Lievanov?.
Miro a Roberto y me doy cuenta que a pesar de todo muy en el fondo también me pregunto lo mismo. Se que Hugo odia a Caín pero no se si es capaz de entrar a mi casa y atacarlo.
-Si fueron ellos. Juro que voy a matarlos a todos y no me importa que por tu cuerpo corra su misma sangre.
-(...) Se metieron con mi hermano y esto no se quedará como si nada.
-No lo sé.
-¿El estaba contigo?
-El llegó y entró a la casa después que Lorenzo se fuera. Hablamos unos minutos y después hubo... hubo un apagón. Recuerdo todo lo que paso y no puedo evitar llorar.
-Tranquila. Dice Vanessa mientras me abraza y deposita un beso en mi cabeza.
-Te dije que esperaras. Le reprocha a su marido.
-Disculpa Elisa pero necesito saber todo para actuar. Esto no se puede quedar así.
-Tengo a 50 hombres afuera esperando mis órdenes para comenzar la búsqueda de quienes le hicieron daño. Y al igual que yo, no se quedaran de brazos cruzados.
-No se. No vi nada. Quizás... quizás Lorenzo... sepa algo.
-Bien. Comenzaré con el... y tú no te preocupes por nada. Estarás protegida aquí. Pondré seguridad en este piso y en todo el hospital mientras los dos estén aquí. Asiento sin decir nada, mientras lo veo depositar un beso en mi mejilla.
-Gracias. Digo tan bajo que no se si me oyó.
-No tienes porqué. Ahora tú también eres de mi familia.
Antes de salir llama a su esposa y tomados de la mano ambos hablan en voz baja, de vez en cuando dirigen la vista hacia mí y continúan con su conversación por algunos minutos más. Después de eso, se despiden con un beso en los labios y Roberto sale dejándome solo con Vanessa.
-¿Cuánto tiempo tengo que cumplir el tratamiento?
-Un día. Te tocan cada 8 horas.
-¿Luego podré irme?
-Si es tu decisión si.
-Deberías de estar aquí mucho más tiempo. Aún no se sabe porque fueron a tu casa y...
-¿Cuándo podré ver a Caín? Interrumpo.
-Puedo llevarte después de terminar este tratamiento. Dice Vanesa y ambas dirigimos la mirada al pequeño recipiente de antibiótico que esta siendo administrado vía endovenosa.
-¿10 minutos?
-10 minutos. Corrobora.
Y es así, como transcurren los 10 minutos más largos de mi vida. Las dos estamos sola en la habitación sin decir ni una palabra. La veo sacar su teléfono y sé en el fondo que lo hace para no ponerme mas nerviosa de lo que ya estoy. Observo una y otra vez el recipiente mientras cuento cada gota que cae y con cada una de ellas siento el momento en que podre ver a Caín.
-Listo por aquí. Me interrumpe Vanesa cerrando un pequeño pasador y quitando la aguja de mi brazo.